Adios.

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Un disparo.

-¿Alberto? -pregunto Marina.

El, Alberto, era el Oso.

Por eso tuvo miedo con lo de Marina. Por que la quería. Me lo había dicho.

Se metió la mano dentro de la camisa y saco un relleno. Por eso jamas sospeche que fuera alguien de mi edad. Fingía aquella voz, se tapaba la cara y se ponía relleno para parecer mas gordo.

-Marina, no te voy a hacer nada... Solo quería presionar a Cass.

Se acerco a ella.

-No des un paso mas -le advertí.

Me acerque a Marina y la desate. Ella se aferro a mi sin dejar de mirar con recelo a Alberto y mi mano armada alternativamente.

-Cassandra no sabes en donde te metes -me advirtió.

-Sientate en la silla -dije apuntándole al pecho-. Tu te quedas aquí -se sentó y le di la pistola a Marina-. Si hace algo raro disparale -ella cogió con entereza la pistola y fruncio el ceño sin dejar de mirar a Alberto.

-Me pidió salir... Le dije que si... -dijo ella con voz queda.

-Marina... -la llamo el-. Te quiero.

-¡Me has secuestrado!

-No... No lo entiendes, necesito que Cassandra me ayude.

-Estas loco...

-Marina... Por favor.

Me quite mi chaqueta y rasgue la manga para atársela en la boca.

-Estas mejor calladito -dije.

-¿Ahora que? -pregunto Marina.

Yago...Yago... ¿Serian suyos los disparos?

Tenia que llamarle...

Espere. Un tono... Dos tonos...

-Cassandra. ¿Estáis bien las dos?

-Si...¿Como sabes que no estoy sola?

-Os veo por los cristales.

Mire como una pava hacia el ventanal y frunci los ojos.

-Vamos a entrar... Oh mierda... Esto no estaba planeado...

-¿Mierda que? ¿Que pasa?

-El tigre esta aquí. Sal de allí  Cass. Tenéis que salir ya. Vamos ha cazarles a los dos.

-¡No! No puedes coger al tigre.

-Cassandra es una gran oportunidad.

Marina me miraba desconcertada. Y Alberto tenía su mirada fija en mi, deseoso de saber con quien hablaba.

-No puedes...

-Cassandra no depende de mi.

-Hugo -dije en un susurro -. El tigre es Hugo... No puedes...

-¿Que? No... Eso no... Mierda, mierda -bufo y resopló-. Tengo que...mierda... Cassandra salid de allí y... ¡No, no, no! Sal ya y venid hacia el bosque. Corred.

¿Que estaba pasando?  Hugo estaba allí... ¿Como?

No podía salir por la puerta... La ventana... Solo la ventana.

-Vamos Marina, tenemos que saltar por la ventana.

Ella me siguió. Enrolle lo que quedaba de mi chaqueta al rededor de mi mano y rompí el cristal. Note como algunos cristales me saltaban a la cara pero no me importo. El miedo era mas fuerte que el dolor.

Salvada.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora