No hay mucho que decir de los días que pasaron después de terminar con Yellow, la vida no se detendría por la ruptura de algo que ni siquiera era un «algo».
Con el tiempo todo se volvió rutina, me sentía aburrido y aunque no me siento orgulloso de admitirlo, pasar el tiempo con Yellow era una buena forma de «entretenimiento»; no es que ella fuese un juguete o una arlequín de circo, era el hecho de que «pasar el tiempo» con ella era mejor que nada, besarla se había convertido en una forma de desperdiciar el tiempo y de soportar el tedioso instituto.
Así que decidí volver con Yellow, otra vez por mi parte hormonal y esta vez para quitarme el aburrimiento, sé que no eran razones, que me comportaba como un niño caprichoso y a decir verdad era una putada que la utilizara para complacerme.
En fin, solo bastó que dijera un par de cosas, pensar en voz alta mis supuestos deseos de querer tener algo en serio con Yellow para que ella Infortunadamente cayera en la trampa.
—¿Es verdad que quieres intentarlo de nuevo? —Preguntó Yellow sin siquiera dar lugar a saludos.
Asentí con la cabeza pero no dije nada más. Me quedé en silencio viendo como Yellow sonreía como si fuese una niña que descubre lo que le habían regalado para navidad.
—¡Sí!— Gritó eufórica, aquellos que nos rodeaban nos clavaron la mirada. Nos sonrojamos.
Vaya mierda de conciencia la que tenía, esta vez sí que la había liado. Me aproveché de su ingenuidad, Yellow ahora estaba sin saberlo dispuesta a ser mi objeto de entretenimiento. Era de lo peor. ¿La cereza del pastel? Al cabo de dos semanas me aburrí.
—¡Ughh ya no lo soporto!— Le espeté de la nada.
—¿De qué hablas?— Inquirió Yellow.
—De ti, pensé que funcionaría pero veo que no, esto no va a funcionar, lo siento. —En realidad no lo sentía, sabía que no funcionaría desde un principio pero debía fingir como si de verdad me importara.
—No me hagas esto otra vez.—Alegó desilusionada.
—Yellow, no hagas esto más grande de lo que es, se veía venir. —Puntualicé con desdén.
—Pero yo... —Yellow no pudo terminar la frase.
—Solo falta que me digas que sientes algo por mi ¡Por favor eso es ridículo! —Proseguí lastimándola más.
—Sí, lo es. —Yellow fingió una sonrisa, se tragó el llanto y se alejó de mi.
Sé que dirán «Venga, ya hiciste lo que hiciste no podías ser más cabrón y joderle aún más la vida a la pobre». Déjenme demostrar que no hay límites para ser un cretino.
Con el tiempo surgieron rumores acerca de haber engañado a Yellow. Al principio no le di importancia pero vi una oportunidad de ser un completo hijo de puta; me aproveché una vez más de la ingenuidad de Yellow, cada vez que me miraba yo me mofaba de ella mostrándole una seña de cuernos con mis manos.
No lo sé, lo consideré divertido en su momento, no reparé en las consecuencias de mis estúpida actitud frente a ella. Pasé de ser un villano mediocre a ser «EL VILLANO». Mis acciones hicieron que el rumor pasara a ser una verdad, mi juego infantil le había pisoteado el orgullo a la primer chica que se había fijado en mi. Y con ello comprendí el asco de hombre que había sido para ella, las risas cesaron más pronto de lo pensado, había sido un idiota.
Herida, Yellow no se quedaría cruzada de brazos, al poco tiempo empezó a salir con un tipo llamado J', era de la misma clase que ella. Me fastidiaba verlos juntos, odiaba ver a Yellow aparentemente feliz con J'. «No sabes lo que tienes hasta que lo pierdes» no existe mejor explicación para lo que me sucedía.
Sabía bien que no tenía derecho alguno de reclamar o decir algo al respecto, sin embargo el dolor y la culpa me eran insoportables. «Ese idiota no merece a una chica como Yellow» «Ella merece a alguien mejor» «Yellow debería estar conmigo y no con él» «¿Por qué me importa ella? Total, se supone que yo no la quiero, no debería de afectarme tanto al verla siendo feliz", eran los pensamientos que me volvieron loco por días, no me concentraba en clases y no podía evitar el sentirme mal al oír su nombre.
¡Dios! Odiaba verla de lejos y que ella (no sé si lo hacía por venganza) cuando notaba mi mirada besara a J'. Detestaba ver que esos labios terminaran en boca de otra persona que no fuese yo.
Mis calificaciones bajaron y me convertí en un dolor de cabeza para mis amigos ya que solo les hablaba de Yellow. Cada día me era eterno, como si hubieran hecho un muñeco mío de voodoo y lo hubieran atado a un reloj de arena a la espera de que este me cubriera y me asfixiara con el último grano de arena.
Mi corazón, por aquel entonces nunca había sentido un remordimiento de tal magnitud, ese órgano que bombea sangre no podía soportar la carga, no podía con la cruz de haber lastimado a Yellow.
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Sigamos Caminando: ¿Usas Converse?
Teen Fiction¿Qué tienen que ver un par de Chucks color negro con mi primer amor? Año 2009, tenía catorce años de edad y odiaba usar los zapatos formales del uniforme estudiantil, así que en un acto de rebeldía ante las directivas del colegio en que estudié, de...