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Un par de días de reposo le dieron fuerzas a Yellow para volver al club de teatro. En esos días, el maestro de artes nos asignó los papeles protagonistas de «Romeo y Julieta», éramos los únicos enamorados, los ideales para actuar en la obra que días después se presentaría en un pequeño teatro para amateurs.

Ensayar nos obligaba a pasar más tiempo juntos, éramos inseparables y no de la forma poética y romántica, sino de la forma en que te provoca hastío. Practicábamos en mi casa todos los días, era pésimo pero me esforzaba por Yellow, día tras día, hasta que anochecía ensayabamos hasta el cansancio. Esto provocó que la mamá de ella se disgustara con los dos, en especial con su hija y cada vez que Yellow discutía con su mamá, en últimas terminaba desquitandose conmigo. Era una putada.

Y mientras Yellow sacabamos «Romeo y Julieta" adelante, de la otra cara de la moneda, para mala suerte de White a J' le habían expulsado del instituto, las razones aún siguen siendo desconocidas para mi. Eso era quizá lo único bueno de todos esos días de infierno.

Okay, volviendo con la historia, había llegado el día de la presentación. Yellow estaba nerviosa, en un estado de intranquilidad que rayaba en lo absurdo; sabía lo importante que era el teatro para ella pero ese día, estaba llevando las cosas al extremo. «Esto no es Broadway, relájate» pensaba mientras ella caminaba de un lado a otro. Hay que ser sincero, era una obra escolar y como sucede en casi todas las veces, todo iba a terminar de una forma ridícula.

—Yellow, todo saldrá bien. —Suscité desesperado de verla caminar en círculos.

—¡Para mi esto no es un juego! ¿Cómo puedes estar tan tranquilo? —Bramó molesta.

—Tampoco es un juego para mi. Y estoy tranquilo porque al final las cosas saldrán como deben.

—No mientas, a ti no te importa nada de esto. —Alegó altanera.

—¿Te puedes calmar de una buena vez? —Insistí casi al borde de perder la cabeza.

—¡A mi no me dices que hacer y mucho menos me hablas así! ¿Por qué no te vas y me dejas en paz? No te quiero ver.

—Yellow por favor...

—¡Por favor qué, no fastidies!

—¿Sabes? Estás imposible hoy. —Hice una pausa. —Si quieres que me vaya, está bien. Te dejaré sola, tú verás cómo te las arreglas para presentarte sola. —Alegué antes de irme al camerino de hombres.

—No te necesito— Gritó Yellow detrás de la puerta. —Estoy mejor sin ti.

«Mejor sin mi», vaya forma de herir a quien amas. Me afligí al escuchar esas palabras pero no le di el gusto de quebrarme. Tras la puerta pude escuchar a una de las chicas del club hablando con Yellow, le decía que se calmara y que me pidiera disculpas pues no estaba bien que se comportara de esa manera sabiendo bien lo mucho que me había esforzado.

Al cabo de unos minutos entró en el camerino.

—No pierdas tu tiempo. —Demandé antes de que Yellow dijera palabra alguna.

—Amor. —Musitó acercándose a mi. —Esto es muy importante para mi. Lo siento.

—Yellow, pasé días ensayando contigo, aprendiendo el maldito libreto y ahora me vienes con que a mi no me importa la obra. —Hice una pausa para tomar aire. —Además eres grosera y por lo que sé puedes presentar esta obra sin mi. «Estás mejor sin mi». —Espeté

—Amor yo...

—Amor nada ¿Qué te pasa? —Inquirí molesto. —*Estoy vestido como un punk de Inglaterra de los años 70, durante días he dado lo mejor de mi. Y ahora resulta que puedes hacerlo todo tú sola. Déjame solo.

*La obra estaba adaptada a la relación de Sid Vicious y Nancy Spungen.

—Lo siento ¿Si? Es que hoy soy una completa «punk» . —Dijo sonriente y de paso me robo una ligera risa. —No sigamos discutiendo, no quiero pelear contigo.

—Meterte en el personaje no es excusa para tu actitud.

—Lo sé ¿Me perdonas?

—¿Para qué quieres que te perdone si todo va a seguir igual? Déjame solo, estoy harto de pelear por estupideces, de perdonarnos prometiéndonos que no va a volver a suceder y que a los quince minutos volvamos a discutir. ¿Qué nos está pasando?

—No lo sé. No sé qué pasa. —Expresó Yellow con la voz quebrada. —Yo también estoy cansada de pelear. —Suspiró desalentada. —Pero sé que siempre logramos salir de cada pelea.

—Y sin embargo seguimos peleando. Ya todo esto no es lo mismo.

—Las cosas cambian.

—Yellow ¿Tú me amas? —Pregunté temeroso de la respuesta.

—Por supuesto que te amo. Sé que te amo pero...

—¿Pero? —Interrumpí. —Hace unos meses no existía un pero sobre el amor que nos tenemos. Las cosas han cambiado pero no para bien.

—Tengo miedo. Hemos peleado tanto en estos días que solo puedo pensar en todo lo que dijimos sobre nuestro futuro y lo veo tan lejano y borroso que el miedo me consume. Y soy tan tonta que a veces me pregunto si en verdad me amaras para siempre.

—Deja de tener miedo. Sé que este no es nuestro mejor momento pero si no me rendí en el pasado, no me voy a rendir ahora. —Yellow sonrió.

—¿No me vas a besar?

—Tendrás que esperar hasta la obra, no estoy de humor.

—¡Amor, ven aquí y dame un beso! —Insistió implacable.

—No lo haré.

Yellow empezó a caminar de espaldas hasta llegar a la puerta, sin quitarme los ojos de encima puso el seguro de la puerta. Se quitó la chaqueta de cuero negro y a desabotonarse la blusa dejando al descubierto su corpiño de color celeste.

—¿Me vas a ayudar o tendré que desnudarme sola? —Expresó coqueta.

—¿Estás loca? ¿Qué haces?

—Probando cosas nuevas. —Dijo abalanzándose sobre mi.

Nos besamos de manera intensa, robándonos el aliento.

—No podemos hacerlo aquí.—Advertí.

—¡Shhhh! —Acalló poniendo un dedo sobre mis labios. —Falta una hora para que nuestra obra empiece. Ahora ven y déjate llevar. —Demandó con lujuria. Yellow tiró de las solapas de mi chaqueta hasta volver a besarme.

La amenaza de ser descubiertos en vez de persuadirnos, nos excitó aún más. Hacer el amor allí, fue una buena forma de liberar la tensión, sin embargo era evidente que todo empezaba a ir de mal en peor.

Y la obra salió como lo había predicho, no éramos Broadway, éramos estudiantes en un teatro amateur.

Sigamos Caminando: ¿Usas Converse?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora