Pink:
Ardías, nada te quemaba.
¿Por qué dejaste que
apagaran tu llama?
¿Les había contado que los compañeros de mi clase eran unos idiotas?, no mis amigos, sino ese cúmulo de personas con las que uno está obligado a convivir. Era evidente que a esos imbéciles no les gustaba que yo estuviera con Yellow, por muchos meses reprimí mis ganas de reventarle la cara a alguno de ellos y si no lo hice fue porque con J' tenía los problemas que no quería.
Era el primer tiempo de descanso, estábamos los dos acostados sobre el césped. Yellow descansaba abrazada a mi con su cabeza sobre mi pecho, era día de uniforme formal por lo que mi jersey le cubría las piernas, evitando que algún fisgón la devorara con la mirada.
Un día tranquilo y los imbéciles de mi clase lo tenían que arruinar.
El aula que nos habían asignado al inicio del año escolar estaba en una de las esquinas superiores del edificio de salones. Asomados por el pasillo, hincando sus manos sobre la barra los de mi clase empezaron a fastidiarnos con bromas de mal gusto, ya saben las típicas de "Vayan a un motel" "Consigan una habitación" y toda esa clase de estupideces. Yo no les presté mucha atención pero no puedo decir lo mismo de Yellow, entre los imbéciles que nos fastidiaban estaban algunas chicas que ella había considerado amigas.
La campana sonó, el primer recreo había terminado. «No vale la pena» pensé mientras caminábamos tomados de la mano hacia el salón. Cuando estuvimos a unos pasos de llegar, las comentarios malsonantes volvieron, Yellow no lo pensó dos veces, furiosa, soltó mi mano y encaró a las payasas que no supieron advertir que nunca debieron hacer enfadar a mi novia.
Gritos y groserías por doquier. Ahora era Yellow la que defendía nuestra relación, sin embargo yo intervine en el momento en el que todo parecía pasar de las malas palabras a los golpes.
El estado de tensión y estrés le pasó factura a Yellow. Cuando la tomé entre mis brazos para separarla de la chica a la que estaba a punto de golpear, se desplomó en el suelo. Tuve que levantarla entre mis brazos y llevarla hasta su asiento. Yellow se sentía mal y aun así, las malditas ofensas siguieron, entre ellas escuché a un chico decir «Yellow es una puta» , mala suerte para él, no me caía bien y el tratar mal a mi novia era algo que él jamás debió hacer.
Me aparté de Yellow, tomé a ese chico por el cuello y lo estrellé contra la baranda del pasillo, medio cuerpo le sobresalía a la altura de cuatro pisos. No lo solté hasta que rogó e imploró perdón por lo que había dicho. Al soltarlo le di de golpes hasta que Pink me detuvo avisándome que Yellow estaba por desmayarse y que me necesitaba.
—¿Estás bien? —Inquirí preocupado. Yellow negó con la cabeza. —Ven, vamos a la enfermería. Intenté poner a Yellow de pie pero al intentarlo gritó de dolor.
—No puedo levantarme. —Expresó dolorida.
—Haz un esfuerzo. —Insistí.
—¡Amor no puedo! —Gritó de dolor.
Me arrodillé dándole la espalda.
—Aférrate a mi. —Le indiqué. —Te llevaré a cuestas hasta la enfermería.
Yellow me rodeó con sus extremidades, antes de ponerme de pie, me aseguré que ella estuviera bien sujeta a mi. Me puse en camino, los pasillos se habían atestado de personas curiosas por el altercado entre mi compañero de clase y yo. Estábamos en una difícil situación, todos tenían preguntas y a su vez demandaban respuestas, poco o nada les importaba que la chica que amaba estaba enferma y que necesitaba ayuda. «Déjenme pasar» gritaba pero nadie hacía caso. Éramos Yellow y yo nadando contra la corriente.
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Sigamos Caminando: ¿Usas Converse?
Teen Fiction¿Qué tienen que ver un par de Chucks color negro con mi primer amor? Año 2009, tenía catorce años de edad y odiaba usar los zapatos formales del uniforme estudiantil, así que en un acto de rebeldía ante las directivas del colegio en que estudié, de...