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Debimos parar cuando tuvimos oportunidad, decir adiós, tomar caminos separados. Los dos éramos una bomba de tiempo, no había quién la desarmara y cada vez que intentábamos desactivarla cortábamos el cable equivocado. La amaba pero el cuerpo y el alma se cansan.

«Quiero estar sola» ese era el deseo de Yellow, quise cumplirlo a cabalidad pero era algo matemáticamente imposible dado que a) «Estar sola» Significaba que ella estaría con sus amigos b) puesto que los dos nos alejamos mutuamente de nuestros viejos amigos, eso hacía que c) los nuevos amigos de ella y los míos fuesen los mismos, así que d) tarde o temprano Yellow y yo terminaríamos juntos sin desear estarlo.

—¡Un solo recreo! ¡Te pedí que me dejaras sola y aquí estás de nuevo! —Bramó Yellow en el instante en que me vió.

—También me da gusto verte —Espeté con sarcasmo. Yellow puso los ojos en blanco, su mirada era hostigadora y llena de hastío. —No es mi culpa que tu idea de «estar sola» sea la de pasar tiempo con nuestros amigos. —Sobra decir que quienes nos rodeaban se fueron antes de siquiera empezar a pelear.

—¡Quiero estar sola! —Gritó Yellow enojada.

—Como desees. —Dije haciendo una reverencia. —Pero antes de irme «Su majestad», quisiera decirle que si tanto fastidio le doy, puede terminar conmigo cuando guste. Total para nadie es un secreto que solo uno de los dos siente amor por el otro. —Agregué antes de darle la espalda.

—Te lo tienes muy creído ¿No? ¿Crees que estoy así por tí? ¿Acaso no cabe en tu narcisista cabeza la más mínima posibilidad de que esté a punto de llorar por el hecho de haber discutido con mis padres? —Sus ojos se tornaron rojizos sin embargo de alguna manera Yellow no rompió a llorar.

—Yellow yo... —Quise decir algo pero ella me interrumpió.

—Hoy necesitaba de un amigo.

Me quedé perplejo. En blanco. ¿Si Yellow no me consideraba su amigo, cómo podía yo ostentar el «Título» de novio? Sus palabras fueron rápidas, en ese instante sentí un punzante e incomprensible dolor que dudo mucho pueda describir.

—Pensé que antes de ser tu novio, era tu amigo. —Expresé con la voz apagada.

—No quise decir eso. —Alegó Yellow aún sin quebrarse.

—Lo que digas. Te cumpliré tu deseo, te dejaré sola. —Me acerqué a ella.

—¡¿No te vas a ir?! —Preguntó Yellow con voz quebrada e intranquila. No le dije nada y seguí caminando hasta ella. —¿Qué haces? No quiero estar cerca de ti. Quiero que estes lejos de mí —Insistió.

No le presté atención, un par de pasos más y estaba frente a ella. A sus ojos hinchados y rojizos les costaba mantenerme la mirada. Nos quedamos en silencio un instante, solo nos mirábamos y nada más.

—¿Por qué no me dejas sola? ¿Por qué eres tan terco?

—Siempre querré estar cerca de ti, y lo más lejos que puedo estar de ti es aquí a tu lado.

Yellow me abrazó, se tumbó de lleno en mis brazos y echó a llorar. All cabo de un rato la aparté de mí la tomé de la mano y la llevé hasta El Rincón; Yellow no merecía que nadie la viese así, quebrada y rota.

Estando allí, los dos nos sentamos en la hierba. Estábamos uno al lado del otro y sin embargo había un abismo entre nosotros imposible de cruzar.

—¿Qué hacemos aquí? —Preguntó Yellow.

—Nadie merece verte llorar. No sé si estás así por mi, dudo que lo estés, las cosas no van bien y los dos lo sabemos. Desconozco la razón de tu llanto y odio que todo esté tan jodido entre los dos que no puedas decirme palabra alguna sobre lo que te sucede.

Yellow no dijo nada.

—Me quedaré en silencio, estaré aquí a tu lado, no tienes porqué darme explicaciones; si quieres llorar, llora, si quieres gritar, grita. Estaré aquí hasta que te alivies de todo el dolor que sientes.

—Discutí con mamá. —Dijo con la voz quebrada. Yellow se arremangó el jersey y la blusa de su uniforme, sus desnudas muñecas mostraban algo que desde hacía tiempo no veía: Eran cicatrices de un impulso autodestructivo, ella se había hecho daño y yo no sabía la razón de su flagelo. —Ella lo es todo en mi vida, odio pelear con ella —Continuó diciendo. —Y soy tan tonta que me hice esto a mi misma.

Me quedé en silencio. Mis ojos solo enfocaban sus cortadas muñecas, odiaba que ella se hiciera daño y me odiaba a mi por no haber estado allí con ella para haberlo evitado.

—Lamento no haber estado contigo. Lamento no haber estado allí para evitar que te lastimaras. —Sé que era tonto sentir culpa por algo que ella se había hecho así misma, pero la amaba, y cada problema de ella lo tomaba como uno propio, sin saberlo le había fallado.

—No estabas allí mas no es tu culpa.

—En parte lo és, no ha sido fácil esto de ser tu novio. Creo que soy un pésimo compañero.

—Pero excelente en la cama. —Bromeó Yellow. Yo sonreí.

—Es bueno verte haciendo bromas. Pero hablando en serio, sé que a veces puedo parecer distante, egoísta. Solo desearía que todo volviera a ser como en un principio, cuando todo era de cuento de hadas, en donde todo era color de rosa ¿Sabes?

—Te sigo amando Al. —Repuso ella.

—Pero no de la misma manera y mentiría si te digo que yo si lo hago. —La miré de cerca, unos escasos centímetros nos separaban.

—¿Ya no me amas? —Inquirió Yellow susurrando.

—No dije eso. hay que ser franco ya no sentimos lo mismo que unos meses atrás. Hemos crecido, hemos dejado atrás todo lo que nos hacía inocentes. Nos hemos entregado en cuerpo y en alma, y quizá nos hemos entregado tanto al otro hasta el punto de hacernos daño. —Yellow guardó silencio. —Lo que trato de decir es que los dos ahora somos dos armas cargadas dispuestas a matar al otro, te quiero besar y eso significa que disparé, no tienes porqué corresponderme. Si no lo haces entenderé que has tenido suficiente de mi. Pero si lo haces sé que has tomado la misma decisión de seguir adelante y me alegraré de que lo hagas porque sabré que estaremos dispuestos a soportar todo y que sin importar el resultado al final estaremos satisfechos de por lo menos haberlo intentado.

Yellow abrió su boca en señal de que la besara. Nuestros labios se encontraron a mitad de camino, los dos éramos un arma y los dos le habíamos dado el poder al otro de asesinarnos lentamente.

Sigamos Caminando: ¿Usas Converse?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora