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Por fin estábamos juntos, éramos novios, sin embargo no estaba del todo satisfecho, no todo era perfecto pues si bien yo amaba a Yellow yo no tenía idea alguna de lo que ella sentía. Solo una cosa era segura y es que fuese lo que fuese, no era amor.

Era el fin del calendario escolar, tiempo de la limpieza anual, preparativos para los que se recibían de ese año y decirle adiós a la instituto por un tiempo. Por todo lo sucedido con J' me asignaron a mis amigos y a mi, el reparar una valla metálicas de la cancha de fútbol.

Bogotá tiene un clima en constante cambio, por lo general es invierno en la mañana, verano al mediodía, otoño antes de caer el sol e invierno por las noches. O a veces hace el clima que se le da la gana. Ese día hacía un calor infernal, el trajín de acarrear los pesados materiales, empezar a reparar la valla y demás cosas nos obligaron a trabajar sin nada de ropa que nos cubriera el torso. Mientras mis amigos y yo trabajabamos, Yellow sin que yo tuviera idea de lo que hacía (después me contaron) se había encargado de limpiar mi escritorio. Supongo que cuando Yellow terminó de limpiar fue entonces que decidió hacerme compañía con sus amigas.

De todos mis amigos yo era el que mejor estado físico tenía. Y para variar, solo Yellow y Purple me habían visto sin nada de ropa sobre mi torso, así que el cotilleo entre Yellow y sus amigas no demoró en hacerse sentir. Estaba seguro de que bromeaban pero el hecho de que me gritaran cosas tipo: "¡Uy! ¡Todo eso es de Yellow!" "Así es como me gustan los regalos, sin nada que los envuelva!" y un sin fin de cosas más, no le hicieron tanta gracia a mi novia. Y yo estaba en el limbo de sentirme halagado e incómodo.

—¿Amor, se puede saber por qué no tienes la camisa puesta? Vístete.—Demandó Yellow al acercarse a mi.

—¿Estás loca? Está haciendo un calor infernal.

—Todas te están viendo y no me gusta. —Alegó.

—¿Celos?—Bromee

—No son celos.—Replicó nerviosa, frunciendo el ceño de paso.

—Y yo aún tengo dientes de leche.—Refuté con cierto sarcasmo —¿Te sentirías mejor si me hiciera un tatuaje con tu nombre? —Dije bromeando —Hace demasiado calor, no me pondré mi ropa. Además ¿Qué más quieres que haga para demostrar que yo soy tuyo?, que vivo ocupado siendo solo para ti y que en mi vida no existe lugar para alguien más. Pídeme cualquier cosa menos que me ponga mi camisa y mi jersey.

—Mañana mismo te haces ese tatuaje. —Demandó con la seriedad con la que Hitler impartía sus órdenes.

Mis amigos y yo reímos. Fue un arduo trabajo que logramos terminar antes de que la jornada culminara.

—¡Perfecto! Terminaste, ahora ponte la ropa.—Insistió Yellow al acercarse de nuevo hacia mi,

—Hey, estoy asqueroso, ni siquiera te acerques.

—No hueles mal ¿Sabes?

—Si lo sé, pero estoy bañado en sudor y no quiero que me toques así. Estoy asqueroso.—Repetí.

—Ese es un problema porque quiero abrazarte y besarte y sentirte como si fueras solo mío.—Suscitó ella de manera coqueta.

—La única forma sería bañarme o bañarnos. —Obvio sabía que me diría que no, pero era divertido ver como reaccionaría ante mi sugerencia de estar bajo la ducha.

—Por esta vez te puedes bañar tú solo, yo estoy bien.

—Era broma, en fin ¿Me acompañas hasta mi casa?

—¿En serio?

—Pues si tanto quieres estar conmigo debo bañarme y ya que estás celosa hasta de tus amigas pues no me arriesgaré a ver que les haces si ellas me ven bañándome aquí al aire libre..

—Báñate aquí si quieres. Tú verás lo que haces señor don cuerpo perfecto y lavado de sudor. —Eché a reír y ella se limitó a hacer pucheros.

—Yellow, venga va, vamos a mi casa. —Le dije sonriendo.

No hablamos mucho de camino a casa, era la primera vez que llevaba a una chica a mi hogar. Mi casa constaba de tres plantas y por fortuna se podría decir, se encontraba totalmente sola. Vivía con mi familia en la planta superior, mientras Yellow subía los escalones, intenté no mirar pero a la larga me quedé en trance por sus piernas, más específicamente por la piel desnuda de sus muslos que empezaban dónde acaban sus medias blancas y terminaba al inicio de su falda. Nunca había reparado en apreciar de pies a cabeza el cuerpo de Yellow. Su estatura de no más de 1,67m, contextura delgada, largas piernas, senos pequeños, tez blanca, de ojos y cabello castaño. La sola idea de ver lo que su ropa ocultaba me volvió loco en un instante. Me quedé mirándola tanto tiempo que no advertí en el hecho de que ella seguía subiendo y yo me había quedado detrás observándola.

—¿Te gusta lo que ves?— Suscitó coqueta. Desvié la mirada hacia cualquier dirección.

—El color de las paredes es bonito. —Respondí nervioso tratando de ocultar mis actos. Solo conseguí hacer más evidente que la miraba con lujuria y deseo.

—Típico de los hombres— Agregó después de un rato y siguió avanzando.

Me sentía avergonzado pero al menos sabía que no le molestaba que yo la mirara de esa manera. Ya en mi piso le indiqué a Yellow dónde estaba mi habitación para que estuviese cómoda mientras yo me bañaba. Media hora o quizá un poco más salí de la ducha, pude haberme vestido por completo sin embargo solo llevé un bóxer negro y un jean, el resto me lo pondría en mi habitación. Tenía la mala maña de no secarme bien, además que el cabello largo no ayudaba mucho a eso del secado; el caso es que entré aún con el torso mojado, no era intencional pero las gotas de agua acentuaban aún más mis músculos.

—Te ves... Yellow hizo una pausa para pasar saliva —Te ves lindo, digo limpio.— Reparó nerviosa.

—¿Te gusta lo que ves? —Pregunté en venganza por lo de la escalera.

—Me gusta el color de las paredes de tu habitación. —Respondió con la respiración alterada, me limité a acercarme a ella. —Aún estás algo mojado, te falto secarte aquí y aquí. —Yellow pasó sus manos sobre mi torso desnudo, era la primera vez que lo tocaba. Mientras más deslizaba sus manos, su respiración se alteraba más.

Yellow trató de librarse de mí pero se lo impedí tomándola de la cintura, aferrándome a ella y besándola. Nos besamos con tal intensidad que poco a poco nos acercamos a mi cama hasta trastabillar contra ella y tumbarnos. La caída no nos interrumpió, por treinta minutos no hicimos nada más que besarnos, nuestras respiraciones se aceleraban, el vaho de nuestros alientos se mezclaban. Debíamos parar antes de que fuese demasiado tarde.

Nos alejamos mutuamente para recuperar el aliento quedándonos un buen rato solo mirándonos a los ojos.

—Te amo. —Susurré y la volví a besar con la misma intensidad que antes.

—No estoy lista para hacerlo. —Susurró entre besos.

Me aparté de ella, «¿En verdad ella cree que estoy pensando en tener sexo con ella?» pensé. Sé que ella y yo éramos un mar de hormonas a punto de convertirse en un tsunami pero me molestaba el hecho de que ella pensara así de mi.

—¿En serio piensas eso de mi? —Pregunté sentándome al borde de la cama y dándole la espalda. Yellow trató de responder pero se lo impedía al preguntarle. —¿Qué sientes tú por mi?

—No lo sé. —Respondió dudosa.

—Ese es el punto, si alguna vez lo hacemos será cuando tú estés enamorada de mi. —Dije sin voltear a mirarla. Me sentía molesto por no poder escuchar de su boca las palabras que yo quería oír. No dije más y el silencio reinó unos segundos entre nosotros.

Al cabo de un rato sentí como sus labios besaban mi espalda, sus brazos se deslizaban por debajo de mis axilas y abrazaban mi pecho. Yellow posó su rostro en lo alto de mi espalda.

—Te amo. —Me susurró al oído.

—No vomites palabras que no son verdad. No te sientas obligada a decir algo que no quieres ni sientes. Déjalo así, yo siento lo que siento y tú no.—Expresé enojado.

—No lo dije porque tú me lo pidieras, lo dije porque lo siento de verdad.— Murmuró besándome el hombro —Te amo con toda mi alma.

Sigamos Caminando: ¿Usas Converse?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora