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Todo volvió a la normalidad, casi todo, Pink y yo tomamos distancia; ninguno de los dos deseábamos que por rumores, suposiciones o invenciones de algún tipo mi relación con Yellow se arruinara. Y aunque todo estuviera en perfecta normalidad, la tormenta se acercaba sin que yo me percatara de ella. Las manecillas del reloj del juicio final indicaban la medianoche, había llegado la hora de conocer a los padres de Yellow.

Okay, sí, exagero un poco pero tenía quince años y saben, pensé que tardaría mucho tiempo más en conocerlos. La razón de que la presentación fuese apresurada se debió a que la mamá de Yellow vio una foto de los dos, «sorpresa, tengo un novio desde hace casi cuatro meses o más y no te había contado», algo así me imagino que fue la escena.

—¿No crees que es demasiado pronto para conocerla? —Rechisté

—Tus padres saben de lo nuestro. —Refutó ella.

—Bueno a ellos los conociste de manera casual, en cambio me estás invitando que vaya deliberadamente al matadero.

—Mi mamá no te hará nada malo, no si le caes bien. —Bromeo.

—Yellow ¿En serio tengo que hacerlo?

—Algún día tendría que pasar, mejor salir de eso ¿No crees?

—Un poco más de tres meses juntos, la pasamos bien ¿Verdad? Espero que hagas un discurso bonito cuando asistas a mi funeral.

—No digas eso, todo va a salir bien. Y si no pues mi mamá tendrá que resignarse a que yo esté contigo. Solo sé tú mismo, así ganaste mi corazón. —Agregó entre besos y mimos. Me había convencido.

Maldita sea, un par de besos y uno de idiota hace lo que ellas quieren. Acepté la petición de Yellow de que su madre me conociera; en el fondo sabía que cualquier intento de evadir dicha presentación habría sido inútil.

El chico tímido debía ahora actuar como un hombre seguro de sí mismo, no es como que no lo fuese pero todos tenemos nuestras inseguridades y lidiar con este tipo de cosas no era mi punto fuerte. Era más nervios que carne y hueso, un sin fin de dudas e incertidumbres no dejaban mi cabeza en paz; temeroso y a la vez valeroso, debía entrar a las fauces de la muerte y salir victorioso de ellas.

(Una pequeña aclaración, los padres de Yellow hasta donde sé, hoy en día siguen separados. En esa época Yellow vivía sola con su mamá)

Llegué a la casa de Yellow. Me había puesto una camisa azul que había tenido la dedicación de planchar, el mejor jean que tenía y creo que había lavado mis Converse negras para ese día; estaba elegante y a la vez casual se podría decir.

—Hola. —Saludé nervioso, la mirada de la mamá de Yellow era intimidante. Y mi novia, solo estaba de pie al lado mío, tomándome con fuerza de la mano (como si eso me hiciera sentir más aliviado)

—Yellow, espera afuera mientras hablo con él. —Le ordenó su mamá.

"No me dejes solo por favor" supliqué a través de mis ojos. «Buena suerte» fue lo que Yellow dijo antes de salir del living y dejarme a solas con su mamá.

—¿Así que eres su novio? —Asentí. El interrogatorio había comenzado. —¿No eres el chico por el que hace un año mi niña no paraba de llorar? —No respondí, solo pensaba «bien hecho Yellow, tenías que decirle a tu madre lo hijo de puta que fui contigo» —¿Lo eres o no?. —Insistió.

—Si, si lo soy. —Respondí como si fuese un soldado y ella alguien de los altos mandos.

—¿Por ti fue que ella se involucró con ese chico llamado J'?

—Si. —Admití con vergüenza.

—¿Y supongo que tú también fuiste la razón de que ella se alejara de él?

—Si. —La mamá de Yellow guardó silencio sin quitarme los ojos de encima.

—Gracias. —Dijo rompiendo el silencio. Yo no supe cómo reaccionar. A qué se refería con ese «gracias». —J' nunca me agradó en cambio tú pareces un buen muchacho, apuesto, te vistes bien y eres educado. Eso sí, eres muy nervioso pero entiendo que esto no debe ser fácil para un niño de tu edad.

Sus palabras se sintieron como si me hubieran quitado la condena de cargar una cruz. Aunque eso de tratarme de niño no me agradó mucho que digamos, o sea lo era pero no sé, son cosas de adolescentes de creer que te deben tratar como adulto o algo así.

—Tranquilo. Solo te quiero recordar que ella y su hermano son mi mayor tesoro. (Si Yellow tiene un hermano menor) Los amo y no dejaría que nada ni nadie les hiciera daño. Como te has dado cuenta no somos lo que se diría una familia normal.—Asentí más por instinto que de manera deliberada. —No fue fácil criar sola a Yellow pero he hecho lo mejor que he podido. —Continuó diciendo. —Sé que la lastimaste pero si hoy ella quiere estar contigo debe ser porque reconoces lo valiosa que es. Además escuché que hiciste un montón de hazañas para poder estar con ella y eso prueba lo que vales. Mi niña no ha dejado de sentirse feliz desde que está contigo. ¿Me prometes que nunca la lastimaras?

—Lo prometo.

—Confío en ti. —Expresó sonriendo. —¡Yellow! Ya puedes dejar de estar pegada a la puerta y entrar.

—¿Entonces? —Le preguntó a su madre.

—Por ahora me cae bien. —Respondió sonriendo.

Yellow saltó de alegría, abalanzándose sobre su mamá y abrazándola.

—¿Ves? No era tan difícil. —Me reprochó Yellow besándome.

—Yellow no te emociones tanto.—Regañó su mamá por el beso que me había dado.

Mitad de la guerra ganada, solo restaba una batalla: Conocer a su padre.

¿Qué les puedo decir del día que conocí al papá de Yellow? Que la blusa de ella me distrajo mientras su padre me hablaba. Lo siento pero no lo siento. Ese día Yellow tenía una blusa ajustada a su delgado cuerpo, su esbelta figura había sido más importante que las advertencias y consejos de su papá.

Sigamos Caminando: ¿Usas Converse?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora