«Estoy enferma, no puedo ir a clases hoy. Te extraño.» Escribió Yellow. Cuando te acostumbras a estar todo el tiempo con una persona, ignoras el hecho de que dejas de lado a tus amigos. Y que cuando esa persona no puede estar contigo te sientes más solo que Anakin Skywalker cuando despierta convertido en Darth Vader.
Ese día estaba solo, Pink no se acercaba a mí porque sabía bien que los imbéciles de la clase le inventarían cualquier cosa a Yellow y el resto de mis amigos, pues descubrí que no lo éramos tanto. Un escenario patético, lo sé.
La campana sonó indicando el primer descanso. Me limité a salir hasta el pasillo. Hacía sol, un día precioso. ¿Y qué hacía? Leía un libro, no era muy interesante pues hacía pausas cada nada. Estaba aburrido, era absurdo el panorama de encontrarse solo por el simple hecho de no tener a tu novia al lado. Ese pasillo se convirtió en mi «Fortress of Solitude» .
A mitad del descanso White se acercó a mi. A ella le daba igual lo que la gente pudiera inventar, todos sabían que ella era la novia de J' y aún así eso no le impidió el hacerme compañía.
—¿Por qué tan solo mi Al? —Saludó White quitándome el libro de las manos.
—Yellow se quedó en casa, está enferma.
—¿Es grave?
—No lo creo. —Afirmé. —No deberías hablar conmigo, no quiero causarte problemas.
—Mi Al, ¿Cuándo será el día en que me creas que J' ha cambiado? —Inquirió sonriente.
—«Soldado advertido no muere en guerra». —Repuse con frialdad.
—¿Quieres estar solo? —Preguntó White.
—¿Me dejarás solo si te digo que sí?
—Aunque me suplicaras jamás te dejaría solo —Sentenció risueña.
—Vous c'est a solei. —White probablemente no tenía idea de lo que le había dicho y aún así sonrió ruborizando sus mejillas.
—¿Qué dijiste?
—Que eres un chicle. —Respondí riendo.
—¿En serio qué dijiste? No es justo que me hables en francés y no me digas lo que significa.
—Mon cherrie, je ne parle espagnol. —White puso los ojos en blanco. —Es una lengua romance, no es tan difícil de hablar. —Repuse sonriendo.
—Extrañaba esto. Pasar tiempo contigo. —Suscitó White con su dulce voz. —Te alejaste de mí desde la noche en que salimos juntos. ¿Por qué no me volviste a hablar como solías hacerlo?
—No te hagas White, tú conoces bien la razón por la que me alejé de ti.
—No pasó nada entre los dos.
—Pero los dos deseábamos que sucediera.
—De no ser por el collar me habrías besado ¿Verdad? —Inquirió nerviosa.
—Probablemente. —Admití en un gran suspiro.
Nos quedamos un rato en silencio, viéndonos mutuamente a los ojos. El silencio no era incómodo, se sentía bien estar callado y tener a alguien para compartir el sonido del silencio. Al cabo de un rato White se recostó sobre mi pecho.
—Siempre me ha encantado tu perfume. —Señaló ella hundiendo su rostro en mi pecho. —Llegamos tarde a la vida del otro. —Asentí solamente. —¿Te imaginas a nosotros dos de novios?
—No tientes tu suerte. —Respondí con severidad. —Nos están mirando, esto no va a terminar bien. —Señalé a los amigos de J' con la mirada.
—Todos ellos intentaron golpearte y tú saliste de una pieza. De seguro te temen más de lo que tú a ellos. —Echamos a reír. —Desde ese día te guardan más respeto, incluso J', le había costado pero con el tiempo comprendió que tú no eras el tipo de persona que deba hacer enojar. —Calló un instante —El quiere pedirte perdón ¿Sabes? —Concluyó.
—Olvídalo White, no lograrás que yo crea que él está cambiando. —Refuté.
—Estar alejada de ti me hizo olvidar lo testarudo que sueles ser.
—¿Por eso te acercaste a mi? ¿Para convencerme de que por tu causa él es alguien completamente diferente? —Inquirí algo molesto.
—En parte sí y en parte porque te extrañaba y quería comprobar algo.
—¿Comprobar qué?
—Que a pesar de todo seguías siendo mi amigo. —Respondió con una sonrisa. —Eres bastante cómodo, ojalá... —Hizo una pausa advirtiendo que aquello que iba decir no era prudente. White se revolvió una vez sobre mi pecho y con pereza se apartó de mí. —¿Prometes no alejarte de mí?—Agregó finalmente.
Me quedé pensando en la frase a medio acabar. «¿Ojalá qué? ¿Por qué no había terminado la oración?» Me pregunté hasta perderme en mis pensamientos.
—Al ¿Lo prometes? —Insistió White.
—No puedo prometer nada. —Dije finalmente.
—¿Y por qué no? —No respondí, callé limitándome a mirarla.
«¿Debo ser sincero? Confesarle que mientras más estoy con ella, más atraído me siento, que dentro de mi crece un sentimiento que poco a poco mataba el amor que sentía por Yellow» medité por largo rato.
—Al ¿Responde? —Insistió White, había callado por tanto tiempo que no advertí en el hecho de que White seguía allí.
—Lo siento pero lo mejor es que estemos lejos el uno del otro. No quiero que todo se complique nuevamente. No volveré a pasar por todo lo de J' de nuevo. —Contesté finalmente, White se desilusionó al instante.
Supongo White comprendió que «No volveré a pasar por todo lo de J' de nuevo» hacía referencia a las riñas y disputas que tuve con él, lo cual era cierto pero era una verdad a medias. «Pasar por todo de nuevo» Significaba que White se estaba convirtiendo en la Yellow del año anterior y que si seguía siendo su amigo tarde o temprano mi historia con Yellow se repetiría con la excepción de que la protagonista sería White.
—Okay —Dijo con una voz apagada desprovista de felicidad. —Te quiero, no lo olvides. —Agregó besándome la mejilla. —Estaré para ti cuando sea que lo necesites.
Me sabía mal perder una amiga pero ya no la veía como tal. Había hecho lo correcto.
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Sigamos Caminando: ¿Usas Converse?
Roman pour Adolescents¿Qué tienen que ver un par de Chucks color negro con mi primer amor? Año 2009, tenía catorce años de edad y odiaba usar los zapatos formales del uniforme estudiantil, así que en un acto de rebeldía ante las directivas del colegio en que estudié, de...