Los momentos malos que tenía con Yellow se veían compensados por los pocos o escasos instantes de paz, recuerdo una noche en especial en la que los dos vimos "Beauty And The Beast". Nunca la había visto esa película así que no me opuse al momento en el que Yellow sugirió que la viéramos.
—¿Sabes? Es mi película preferida. Siempre me gustó el vestido de Bella y toda la historia de ellos dos.—Mencionó Yellow a los pocos segundos que inició la película. Me limité a sonreír. —Además la historia se parece mucho a la de nosotros.
—¿Me estás diciendo que soy una bestia?
—Tú siempre tan receptivo. —Dijo Yellow entre risas. Puse los ojos en blanco. —Amor, es broma, cuando termine la película verás porqué te digo que me recuerda a los dos.
Vimos el metraje sin ninguna otra interrupción que besarnos de cuando en cuando. La historia era preciosa y a medida que la miraba comprendía lo que Yellow decía sobre lo similar que que era con nuestra historia de amor. Eso y el hecho de que definitivamente ella me consideraba una "bestia".
—Entonces soy una "Bestia" —Mencioné una vez se hubiera acabado el film.
—Eres mi "bestita" —Afirmó Yellow.
—Es lindo saber que lo sigo siendo. —Espeté sarcástico.
—Lo eras amor, lo eras. —Repuso besándome. —¿Ves que su historia y la nuestra es casi la misma?
—Si claro, sobretodo porque yo mido tres metros y tengo un problema de pelo por todo el cuerpo.
—No hablo de lo físico tonto. —Alegó Yellow poniendo los ojos en blanco.
—No me digas Sherlock. —Bromee. Yellow se apartó de mis brazos, se giró hasta quedar cara a cara.
—Tú siempre eres el de las analogías, no deberías burlarte de cuando yo trato de hacer estas cosas.
—No me estoy burlando. —Yellow hizo una mueca tratando de remedarme. —Es solo que soy tan "bestia" que no sé cuando parar. —Ella río. —Venga va, ¿En qué se parece nuestra historia a la de ellos?
—¿Prometes no burlarte? —Inquirió tímida Yellow.
—¿Cómo crees que me voy a burlar?
—Pues porque sé que tú eres hábil con esto de las palabras y yo no tanto.
—Y aún así, osas decir que eres igualita a Bella. —Exclamé entre risas. Yellow me dio la espalda y no dijo nada. —Ay amor, venga tenía que aprovechar la oportunidad y lo sabes.
—¡No es lindo que creas que soy tonta! —Renegó sin girar a verme.
—Nunca he pensado que lo eres, que a veces cometas tonterías no es lo mismo a que seas tonta, al menos una de tiempo completo. —Ella guardó silencio. —Okay, lo siento, ¿Ves? Tampoco soy un experto en palabras como tú crees. Amor, dale, quiero escuchar lo que ibas a decir.
Yellow seguía dándome la espalda. Me levanté de la cama y puse mis manos a lado y lado de Yellow. Ella se giró.
—¡¿Qué?! —Cuestionó al instante.
—Te ves linda cuando te enojas.
—¿Lo ves? Eres igualito a La Bestia. Eres ruin, egoísta y haces daño, incluso si esa no es tu intención.
—¿Crees que soy así? —Inquirí con miedo al solo imaginar la respuesta de Yellow.
—A veces creo que lo eres. —No pude seguir mirándola a los ojos. —Pero has cambiado, en el pasado lo eras mucho más. Eras de lo peor. Si hoy fuese la chica a la que lastimaste tanto se sorprendería del hombre que eres hoy. Al igual que el protagonista te empeñaste en dar lo mejor de ti, nunca te diste por vencido. Eres mi bestita:
—Bueno, lograste domarme. —Yellow sonrió. —Toda bestia necesita de una fuerte razón para cambiar. Hemos pasado por tanto que solo puedo pensar en que tú eres ese motivo, esa excusa para salir adelante por mi, por ti, por los dos.
—No te he domado, nunca he podido con tu mal humor. —Suscitó haciendo pucheros. —Te amo Al, así como eres, malhumorado.
—Gracias por lo que me toca. —Bromeé.
—Ven acá tonto. —Yellow me tomó del rostro y me besó. —No importa los malos momentos que tengamos, siempre tendremos esto para compensarlo. Los dos haremos que nuestro amor funcione.
No dije nada.
—Haremos que funcione ¿Verdad? —Insistió ella. Asentí y nos volvimos a besar hasta hacer el amor y finalmente quedarnos dormidos.
Le dije a Yellow lo que deseaba oír más por lástima que por creer que lo nuestro tenía solución. Tenía esperanza de que todo se solucionara pero con el paso de los días todo fue a peor.
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Sigamos Caminando: ¿Usas Converse?
Teen Fiction¿Qué tienen que ver un par de Chucks color negro con mi primer amor? Año 2009, tenía catorce años de edad y odiaba usar los zapatos formales del uniforme estudiantil, así que en un acto de rebeldía ante las directivas del colegio en que estudié, de...