La mañana siguiente los recibió con una lluvia veraniega y un leve descenso de la temperatura, lo que truncaba los planes de Tadeo de dorar la otra parte de su cuerpo. Cuando descendieron los cinco a desayunar, se encontraron que el chico estaba realmente monstruoso y había dejado su mal humor para dar paso a la tristeza.
Ernesto, por su parte, tenía su característico buen humor. Según Lucho pudo deducir, se había burlado de Tadeo durante toda la noche. Xavi, en cambio, volvió a su usual cara de enfado.
- Localicé a dos chicas de Campo Azul - comentó Ernesto, nuevamente dos tonos más alto de los que un humano promedio necesita para interactuar. - Quedé en que nos encontraríamos con ella para almorzar.
- ¿Están buenas? - preguntó Tadeo.
- Las vas a ver tú mismo - respondió Ernesto.
- ¿Todos tenemos que ir contigo? - preguntó Tadeo, asustado. - Pero mira cómo estoy. ¿Cómo pretendes que me gane a una muchacha estando así? Soy un monstruo.
- Y lo serás por las siguientes semanas - confirmó Ernesto. - Y yo necesito tener sexo en estos días. ¿Qué dices, Xavi? ¿Me acompañas?
- Mientras no me toque la gorda - respondió Xavi, tomando su jugo de naranja.
- Yo puedo aceptar la gorda - dijo Tadeo, levantando la mano con desesperación.
- Tal vez la gorda no te acepte a ti - convino Lissandro.
- No hay ninguna gorda - sentenció Ernesto.
- Qué pena - se lamentó Tadeo, a punto de echarse a llorar.
Efectivamente, Lucrecia y Magda estaban cerca de ser las chicas de una publicidad en la playa. Ambas eran delgadas y andaban con remeras y pantalones cortos, que probablemente dejarían tirados para dejar ver su bikini, si ese día pudieran acceder a las playas. Lucrecia era rubia, tan pálida como Ernesto y parecía interesada en él. Juntos podrían formar una hermosa pareja de vampiros. Por otro lado, Magda tenía el cabello negro y enmarañado, y no apartó los ojos de Lissandro en ningún momento. En lo único que coincidían ambas, era en mostrarse horrorizadas (que no es lo mismo que compasivas) con Tadeo y su quemadura.
A Lucho le cayeron bien al instante. En especial porque ponían incómodo a Xavi, quien lejos de mostrarse más simpático, cada vez se volvía más hermitaño y antisocial. Se quedaron con ellos después del almuerzo y, como la lluvia había dejado un clima fresco decidieron que no irían a nadar, pero sí se pondrían a tomar algo de alcohol para pasar la tarde en la arena.
Lucho y Magda fueron los encargados de ir hasta el kiosco a comprar las bebidas, siendo el momento oportuno en donde la chica morocha decidió ir al punto que le interesaba.
- ¿Qué me dices de Lissandro? - le preguntó.
<<Que la tiene grande>>, pensó en responder pero se contuvo.
- No puedo decirte mucho, excepto que está casado.
- ¿Su esposa está aquí?
- No.
- Bien, entonces - concluyó ella, satisfecha con la encuesta.
Llegaron al kiosco y Lucho se sorprendió de volver a encontrarse con los carteles de los turistas desaparecidos. Eran rostros de personas de distintas edades y sólo una mujer entre todos los hombres que se los hacía desaparecidos en distintas fechas de aquel verano.
- Me preocupa un poco esto - le dijo a Magda, señalando el cartel.
- No es extraño que la gente elija Bahía Ausente para desaparecer - comentó la chica. - El pueblo no tiene una aduana que vigile las embarcaciones. Puedes salir del país si es que estás siendo buscado por un crimen.
- Uno de los chicos desaparecidos tiene 17 años - comentó Lucho. - ¿Crees que se fue del país porque era un mafioso poderoso?
Magda se rió, aunque Lucho estaba realmente asustado por lo que significaba.
- Entonces tal vez son las sirenas - contestó la chica.
Lucho sintió un escalofrío recorrer su espalda. Finalmente alguien no lo trataba de loco.
- ¿También escuchaste sobre las sirenas? - preguntó.
- ¿Y sobre no acercarse a la parte prohibida de la playa? - continuó Magda. - Claro que lo escuché.
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La Zona Prohibida en la Playa
ÜbernatürlichesLucho acepta con gusto la invitación de Lissandro, ese hombre casado con el que se está acostando, para ir de vacaciones a las playas de Bahía Ausente. En el viaje también irán sus graciosos amigos, con los que tiene una buena relación (bueno, con...