Cuando regresaron al hotel, estaban tan agitados que parecía que habían corrido una maratón olímpica.
Recién cuando pudieron relacionarse con otras personas, llegó el turno de debatir la experiencia extraña que habían vivido. Lucho no creyó haber estado más asustado en toda su vida.
Como asumieron que Lissandro y Ernesto no volvían de su cita doble, se dirigieron hacia la habitación de Lucho. Xavi estaría en la habitación triple y no era un tema para hablar delante de él todavía.
- ¿Acaso fue real lo que vimos? - preguntó Lucho, sintiéndose un poco más seguro en su cuarto.
- Todo esto me parece sacado de una película de terror - afirmó Tadeo. - La anciana adorable debería tener un canario amarillo, no una sirena como mascota.
- Era la hija.
- Lo que fuera - respondió Tadeo.
- ¿Qué vamos a hacer? - preguntó Lucho, intentando encontrar una solución. - Nos han atacado. Tenemos que dar aviso a la policía.
- ¿Y qué le diremos? - preguntó Tadeo. - Ni siquiera podemos hacer una descripción de nuestro atacante, porque tú viste un chico y yo vi una chica. ¿Acusaremos a la anciana adorable de homicidio? No, Lucho, no podemos ir a denunciar sin una prueba como para que nos tomen en serio.
- ¿Cómo quieres que consigamos una prueba? - se alarmó Lucho. - ¿Quieres que volvamos allí, hagamos que nos ataquen de nuevo y sacamos una foto mientras uno de los dos esté siendo asesinado por "eso"?
Tadeo negó con la cabeza. También estaba desorientado y sin encontrar una solución a aquel conflicto. Lucho jamás lo había visto así. En el poco trato que tenían, siempre era un hombre que tenía un abanico de pasos a seguir. Esta vez, parece que el abanico dejó de funcionar.
- Tienen una sola cama - dijo, entonces, cambiando radicalmente el rumbo de la conversación.
Lucho volvió a sentir miedo. Esta vez, por haber sido tan descuidado de ofrecerle a Tadeo ir al cuarto cuando solamente tenían una cama para él y Lissandro.
- Tadeo...
- No importa, Lucho - afirmó Tadeo. - Es el misterio que menos me llama la atención en este momento. Aunque ahora sostengo que si Xavi hubiera venido con nosotros, hubiera perdido la razón por completo y te hubiera arrojado por la ventana.
- No le des ideas - suplicó Lucho.
- Bien - dijo Tadeo. - Mañana volveremos a hablar del tema y veremos qué podemos decidir estando un poco más calmados. Ahora, dominados por el pánico, no vamos a ser capaces de pensar demasiado.
Aceptó la indicación.
Esperaba que Lissandro apareciera de un momento a otro, pero parecía estar divirtiéndose en su cita doble. En ese momento, se puso a pensar en él y en si debería no haberlo entregado tan fácilmente a una mujer que lo deseaba, pero no tuvo tiempo de concentrarse en aquel error.
Se sintió seguro en el hotel y, al sentirse seguro, también pudo sentirse cansado. Cuando menos se dio cuenta, se quedó dormido.

ESTÁS LEYENDO
La Zona Prohibida en la Playa
ParanormalLucho acepta con gusto la invitación de Lissandro, ese hombre casado con el que se está acostando, para ir de vacaciones a las playas de Bahía Ausente. En el viaje también irán sus graciosos amigos, con los que tiene una buena relación (bueno, con...