Sintió las caricias en sus nalgas, que no era más que el preámbulo de algo más duro y venoso que entraría en él. El cuerpo de Lissandro estaba pegado a su espalda y los pelos de su pecho le hicieron cosquillas, pero no le importó. Cuando estaba con él, todo el mal desaparecía de alrededor, así que disfrutó de esa sesión de sexo y volvió a pensar en los problemas una vez que ambos culminaron.
- Me aburrí demasiado anoche - le contó Lissandro. - La chica era agradable, no lo niego. Pero cuando entendió que nada iba a suceder entre nosotros, se ofendió y pasó un largo rato haciendo resoplidos. Finalmente se fue y, cuando se marchó, me pude volver también. Dormías plácidamente cuando llegué y no te quise despertar.
Lucho sintió que la buena noticia del día, era saber que no había sucedido nada entre Magda y Lissandro.
- Fuimos atacados por una sirena que quería matarnos - le contó Lucho. - Mientras su madre, que es una adorable anciana, miraba.
- Fue más entretenido que lo mío - comentó Lissandro.
- Fue de verdad, Lissandro - insistió Lucho, sabiendo la ridículo que sonaba. - No puedo explicártelo sin mostrártelo y no puedo mostrártelo sin poner en riesgo tu vida, pero en el sector prohibido de la playa, hay un monstruo.
Lissandro lo estudió como si le estuviera haciendo una especie de broma.
- ¿Qué consumieron anoche? - le preguntó.
- Olvídalo - se lamentó Lucho.
No podía acusarlo de no creerle y Lissandro no se molestó en disimular que, efectivamente, no le creía. Bajaron a desayunar y se encontraron con el resto del grupo. Tadeo continuaba con la piel roja y su mirada confundida. Ernesto estaba de más buen humor que nunca, si es que eso era posible. Y Xavi, esta vez, se mostró intrigado cuando los vio llegar.
- ¿Se divirtieron anoche? - les preguntó.
- Fue increíble - dijo Ernesto.
- No te lo preguntaba a ti - repuso Xavi. - Ya me lo dijiste esta mañana, cuando me despertaste a los gritos. Se lo preguntaba a Lissandro.
- La pasamos bien - mintió Lissandro.
- ¿Engañaste a tu mujer finalmente? - preguntó Xavi, ante la sorpresa de todos. - Con una mujer, quiero decir.
A Lucho no se le pasó por alto la intención, como tampoco a Lissandro que lo lapidó con la mirada. Si Tadeo lo notó, no dio muestra de ello y Ernesto parecía estar muy interesado en las mariposas que pasaban por la ventana como para prestar atención a la tensión de la mesa.
- No hice nada - murmuró Lissandro.
- Esta noche tenemos que emborracharnos juntos - dijo Ernesto, de repente. - Así compensamos a Xavi por haberlo abandonado anoche.
- ¿Necesita compensación? - disparó Lucho. - Se quedó solo por voluntad propia.
<<Realmente me hubiera encantado que la sirena lo asesine. Así tendríamos pruebas>>.
- Ninguna opción era interesante - respondió Xavi.
- A una no estuviste invitado - le recordó Lucho, con maldad.
- Prefería quedarme en el hotel que caminar por la playa contigo - disparó Xavi, viéndose cercado.
- Entonces no tenemos que compensarte - definió Lucho.
- ¡Basta ya! - exclamó Lissandro. - Son insoportables.
- Lo siento - se disculpó Lucho, no con Xavi sino con el resto de los chicos.
- ¿Podemos hablar del alchol? - preguntó Ernesto, ajeno, nuevamente, a todo el drama.

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La Zona Prohibida en la Playa
ParanormalLucho acepta con gusto la invitación de Lissandro, ese hombre casado con el que se está acostando, para ir de vacaciones a las playas de Bahía Ausente. En el viaje también irán sus graciosos amigos, con los que tiene una buena relación (bueno, con...