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Si Lucho amaneció con la idea de que aquel viaje había valido la pena y que la noche anterior vivió la experiencia más excitante que podría recordar, todo se desvaneció a media mañana. Lissandro, lejos de añadir aquel suceso como algo anecdótico, lo consideró lo peor que pudo haber pasado. Y lejos de reaccionar con tranquildad y analizar la situación, se dirigió hacia el cuarto triple y amenazó a Xavi a los gritos.

- ¡Eres un hijo de puta! - le dijo.

Lucho intentó interponerse pero fue empujado con violencia. Xavi estaba paralizado del terror y Tadeo no comprendía lo que sucedía. Ernesto no se encontraba en la habitación.

- Tú dijiste... - quiso explicar Xavi.

- ¡Estaba borracho! - exclamó Lissandro, con una ira que Lucho jamás lo vio. - ¡Ustedes dos abusaron de mí!

- ¿Qué? - preguntó Tadeo, mirando a Lucho a la espera de una explicación.

Lucho tenía deseos de llorar.

- Lissandro, lo siento mucho... - quiso decir.

- ¡No me hables! - le gritó. - ¡Voy a denunciarlos! ¡A ambos! Van a ir presos. Ahí van a mamar todas las que quieran.

Xavi, entonces, comenzó a llorar. Lissandro, tuvo un dejo de compasión y se giró sobre sus talones para salir de la habitación, tan enojado que parecía desprender humo de sus fosas nasales.

- ¡Lissandro! - exclamó Lucho.

Lo único coherente que podía hacer era ir detrás de él. No le importaba si lo denunciaba o no, pero la idea de verlo alejarse de aquella manera le despertó un brote de vértigo. No iba a quedarse sentado esperando que se le pasara.

Lissandro no esperó a que él tomara el asensor en su compañía, así que Lucho tuvo que descender por las escaleras.

Salió del hotel y, como si se necesitara más dramatismo a la situación, otra lluvia veraniega caía sobre ellos. Lo buscó entre las personas y lo vio a la distancia, dando zancadas. Optó por ir corriendo detrás de él.

- Diablos, diablos, diablos - murmuró Lucho.

Fue entonces cuando sintió que su corazón se iba a salir del pecho.

Lissandro estaba entrando en la zona prohibida.

- No, no, no, no - gritó Lucho, mientras continuó corriendo detrás. - ¡No entres allí! 

La Zona Prohibida en la PlayaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora