Prohibido hacer eco

A otro dia

Me despierto, subo la persiana de mi habitación, los rayos de sol me ciegan, deben de ser las 3 o las 4 de la tarde, me siento con una sensación tan rara, parece que todo lo que viví anoche fue soñado, que no era yo la que estaba viviendo toda esa situación,me duele la cabeza eso son los efectos de la resaca.
Miro hacia la silla de mi habitación, donde tengo puesta la ropa que llevaba anoche, cuando llegue no tenía ganas de nada y la deje hay, arriba del todo veo la chaqueta de Pablo, me levanto y la cojo, me parece tan surrealista, me comporté fatal pagué toda mi frustración con el. Alba entra a mi habitación, ha oído la persiana y sabía que estaba despierta, ahora me tocará soportar el interrogatorio de preguntas sobre anoche.
— Ale, ¿Que tal como estás? Blanca me ha estado contando todo lo que os paso anoche, que fuerte tía lo de Rodri pero es que lo de Pablo también es muy fuerte, valla cara que tenéis las dos de meteros al reservado. Y por lo de Rodri te lo he dicho ya unas cuantas veces, no te merece es un niño mimado, que no sabe lo que quiere.— Mientras que Alba no para de hablar me siento en el borde de la cama y espero a que termine.
— Alba me acabo de levantar, no he pasado una buena noche lo que menos me apetece ahora es estar de charla.— Cuando estoy terminando mi frase entra Blanca a la habitación y se me queda mirando con una sonrisa y la boca abierta.
— No me digas que has dormido con la chaqueta de Pablo Alborán.— No me había dado cuenta pero estoy sentada en la cama con la chaqueta de Pablo todavía en la mano.
— No, Blanca no, de verdad, no es lo que estás pensando.— Estoy sintiendo una vergüenza horrible.
—¿Que? Pablo te regalo su chaqueta, déjamela porfa que la huela.—Me interrumpe Alba cuando iba a explicarme y me quita la chaqueta de la mano y empiezan las dos a olerla.
— No he dormido con ella, iba a empezar a organizar toda esta ropa que tenía aquí y esto era lo que más arriba está, ¿Os estáis viendo?, queréis parar y dejar de comportaros como unas estúpidas.—
— Venga hazte la dura y di que no la has olido, porque huele de maravilla, si lo vuelves a ver pregúntale que perfume lleva para que se lo compre a Jorge.—
—No creo que lo vuelva a ver nunca y si así lo fuese no creo que me dirigiese la palabra, no me comporté muy bien con el.—
— Ale la verdad, es que fuiste muy borde, pero él entendió tu situación.
— ¿Oye habéis mirado los bolsillos? Tal vez te dejo su numero de teléfono.—
— Que dices...— Empiezan a rebuscar por los bolsillos y lo único que encuentran es una pua de la guitarra.
— Joder que pena, si hubiese sido verdad habría sido tan romántico.— Alba y sus mundos de corazones, yo pongo cara de resignación pero no puedo aguantarme y empezar a reírme, lo cierto es que este par de dos siempre me hacen reír.
— Ya ves, más que Titanic.— Le digo con ironía.—Bueno ya, dejarme ir a comer algo, pesadas.—