La fuga

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Que poco duran los findes de semana, mis padres me han llevado a la estación, me despido con mucha pena de ellos, la siguiente vez que vuelva a verlos ya será para navidad, lo cierto es que queda menos de un mes, pero yo soy una persona muy familiar y aunque en Madrid esté muy bien y tenga a Blanca y Alba, y a mis amigos de la universidad, echo mucho de menos a mi gente.
Entro al portal de mi piso y me doy un susto horrible, un chico sentado en las escaleras de la entrada con una capucha puesta, no puedo verle la cara, agarro la maleta fuerte y voy hacia el ascensor.
— Alexia, ¿Pero es que no me conoces?— Me giro y no me lo puedo creer.
— Que haces aquí, tú no deberías estar aquí.—
— Te estuve esperando el martes y no viniste, tampoco miércoles, jueves, etcétera ¿Ya te has cansado de ir a visitar a un asqueroso drogadicto?—
— Rodrigo, ¿Has vuelto a consumir?— No se porque le hago esa pregunta, su cara lo dice todo, mis lagrimas empiezan a caer.
— No hagas que te importa que me haya vuelto a drogar, el único jodido aquí soy yo, tú tienes tú feliz vida, con tus amigas, tu familia. Yo solo te tenia a ti, y ahora ya no tengo a nadie.
— Eso no es así, esta semana no he podido ir, pero yo llame a la clínica para que te avisaran de que no podía ir, Rodrigo claro que me importas.—  Se va acercando cada más a mi y yo voy retrocediendo para atrás, no se que intenciones tiene aquí, además lo encuentro alterado.
— ¿Me tienes miedo?, huyes de mi.—
— No te tengo miedo, me pones a mí de excusa para volver a consumir, eres un cobarde. Desde la clínica te avisaron de que yo no iba a ir esta semana y tu padre también lo sabía, Rodrigo siento ser así y si es cierto tu vida se paro, pero la mía no, y aún así he estado contigo preocupándome por ti y a la mínima vuelves a caer, eres un egoísta, he sido la única que estado contigo y me lo pagas así.— No puedo parar de llorar y lo peor de todo es que si, si me siento responsable que Rodrigo haya vuelto a consumir, él sigue caminando hacia mi, me sujeta la cara me quita las lagrimas y comienza a besarme, yo me aparto.
— Rodrigo no, no te equivoques tú y yo somos amigos, si algún día fuimos algo, eso ya paso.— Rodrigo y yo nunca hemos sido novios, ni tampoco un rollo, simplemente teníamos encuentros esporádicos, en los que los dos disfrutábamos de la compañía, y si tenía que pasar algo entre nosotros pasaba, sin ningún tipo de compromiso, tal vez se sienta confundido piense que al ser yo la que siempre voy a verlo y estoy aquí con el, podamos ser otra cosa, pero no, por mi parte están muy claros mis sentimientos.
— Eres igual que todas y yo creía que eras diferente, ahora te doy asco.— Me agarra del brazo muy fuerte.—
— Suéltame, me estás haciendo daño.— Consigo que me suelte, pero me empuja muy fuerte contra la puerta de hierro de la entrada, haciendo que me dé un golpe en un lado y cayéndome al suelo.
— No quiero volver a verte.— Sale del edificio, yo me quedo tirada en el suelo, no puedo dejar que se valla solo, tengo que pararlo. Me levanto salgo al telefonillo y llamo a mi piso espero que estén Blanca y Alba me tiene que ayudar. Oigo como descuelgan me pongo delante de la cámara.
— Chicas por favor ayudarme, Blanca saca el coche por favor.—
— Ale, ¿Que pasa?, espera bajamos.—
Descuelga y en menos de tres segundos Alba ya está abajo y Blanca tras ella.
—¿Que ha pasado Ale?— Están asustadas.
— Ha venido Rodrigo, se ha escapado del centro, me estaba esperando aquí, a vuelto a caer se ha vuelto a drogar, se ha ido, tenemos que buscarlo, puede hacer una locura, por favor Blanca saca tu coche.— Al moverme hago una mueca de dolor, en el costado.—
— ¿Que te pasa?, no me digas que te ha pegado, porque lo mato.—
— Blanca estaba fuera de si, me ha empujado y me he golpeado con la puerta, luego os cuento bien, vamos hay que buscarlo.—
— No, dame el teléfono yo llamo a su padre y a la clínica y que lo busquen ellos, nosotras nos vamos ahora mismo al hospital a que te miren. Vamos a subir tus cosas y nos vamos.—
— No voy a ir al hospital hasta que encuentren a Rodrigo, si queréis acompañarme lo hacéis y si no me voy yo sola.

Estamos buscando por todas las calles, hemos avisado al padre de Rodrigo todavía no sabía nada, en el centro se acababan de dar cuenta que se había fugado. Vamos a un par de sitios donde pensaba que podía estar, pero ni rastro de él.
—Ale lo está buscando todo el mundo, tranquila al final aparecerá.— Me dice Alba.
— Nosotras nos vamos ahora mismo al hospital, me da igual que te cabrees y que me dejas de hablar, eso te lo tienen que mirar ya, que crees que no nos damos cuenta de que te estás haciendo la dura, pero te ha hecho algo y te duele aunque intentes disimularlo. Y otra cosa te ha empujado, pegado o como lo quieras llamar, a mi eso no se me olvida y algo tendremos que hacer, esto no se puede quedar así.— Si es cierto me está doliendo mucho, por lo que no pongo resistencia para que me lleven a un hospital.
— No voy a denunciarlo Blanca.—

Prohibido hacer ecoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora