Capítulo 5# - Reencuentro

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Capítulo 5#— Reencuentro

Hanna PDV

—Jerome, creo que escucharon, ya puedes parar de tocar el timbre como loco —Tranquilicé a mi padre mientras él seguía tocándolo como si tratase de romperlo.

—Hanna, cariño, llevamos ya rato aquí parados con mucho calor. Creo que ya nos debieron de haber abierto la puerta. ¿No crees?— contestó con algo de desesperación.

Decidí quedarme callada y hacerle caso, estaba tan acostumbrada a sus gruñerías que sabía que era lo que tenía que hacer para que no aumentara. Las cosas que suele decir y pensar Jerome pueden llegar a ser muy exageradas, como una vez en la que me caí en una piscina de un club y Jerome se volvió histérico, se tiró al agua diciendo "Voy por ti Hanna" y empujando a todos a su paso. Cuando por fin me llegó a sacar de la piscina todos en el club nos estaban mirando. Para no quedar mal mi padre puso como excusa de que no sabía nadar –lo cual es cierto hasta ahora– pero nadie le creyó ya que era una piscina para niños que tenía por lo menos unos sesenta centímetros de profundidad. Lo pero de eso fue que esto ocurrió el año pasado.

Jerome es un poco extraño; cambia de humor rápidamente, a veces me cuesta saber si está haciendo una broma o si lo dice en serio, tengo miedo de haber sacado esa parte de su genética. Aunque tiene razón con lo del calor, tal vez todavía no estoy acostumbrada al clima de Wester o probablemente es en la zona por la que nos encontramos pero hace tanto que fácilmente podría freír unos huevos.

Estamos frente de la casa donde vive Hank Thomson, uno de los mejores amigos de la preparatoria de Jerome. Hank y su esposa tienen un hijo, su nombre es Sam, con quien se supone que conviví hasta los ocho años, entonces sus padres y mi padre piensan que reunirnos sería conveniente para "re-iniciar" nuestra preciada amistad.

Jerome estuvo a punto de volver a tocar el timbre pero unos ruidos dentro de la casa lo detuvieron. La puerta se abrió y una señora, no más de los cuarenta años, se asomó con una amplia sonrisa. Llevaba un vestido púrpura y un cabello lacio castaño que terminaba hasta arriba de los hombros. Sus ojos color miel me recordaron a los de su hijo y me dio un poco de nostalgia y a la vez más anhelo de volverlo a ver.

—No lo puedo creer. ¡Jerome! ¡Llegaste antes! Hace años que no nos veíamos ¿Cómo haz estado? — Exclamó la mujer dirigiéndose hacia mi papá.

—Elizabeth ¡Te ves espléndida!—Dijo mi papá con un gesto de alegría.

Elizabeth se acercó a mi padre con un abrazo y después de cumplidos y halagos la mujer me miró sin quitar su hermosa sonrisa de su rostro.

— ¡¿Ella es tu hija?!— Antes de que Jerome pudiera responder Elizabeth me dio un generoso e inesperado abrazo que con costo pude respirar— ¡Haz crecido demasiado! recuerdo que te veía corretear por ahí y ahora mírate ¡Estás simplemente hermosa!

Dejó de abrazarme y le di una sonrisa sincera tratando de disimular que estaba intentando recuperar aire que me había quitado de los pulmones.

—Gracias, usted debe ser la señorita Thomson—Dije sin parar de sonreír.

—Sí, Elizabeth por favor— Me respondió— ¡Oh! pasen, pasen por favor—nos ofreció haciendo un ademán con la mano.

Mi padre y yo entramos agradecidos y Elizabeth nos fue guiando hacia el olor de la parrilla que daba al patio trasero. Cuando salimos al patio cierta parte de él estaba cubierta por una carpa blanca, lo cual agradecí y al instante sabía que pasaría gran parte de la reunión debajo de la carpa por el abrazador sol que no se dejaba cubrir por ninguna nube.

AMIGOS DE LA INFANCIADonde viven las historias. Descúbrelo ahora