Capitulo 20# - Seamos espías

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Capitulo 20# - Seamos espías

Hanna iba detrás de mí tarareando una canción que salió en Misión Imposible mientras se pegaba a cada pared con los brazos extendidos. Se movía lentamente y de vez en cuando giraba sobre sí misma en el suelo causando dolor en su espalda. Ya nos encontrábamos en el estacionamiento y sabía que en cualquier momento el guardián nos iba a oír así que cuando Hanna volvió a levantarse del piso puse mi mano sobre su boca y ella dejó de emitir esos sonidos.

—Es el peor momento para recrear una escena de una película de acción.— le susurré retirando mi mano.

—Perdón. Es que el momento es inspirador. — excusó conteniéndose a seguir cantando.

—Sólo, mantente en silencio. — concluí volviendo en marcha.

En la parte de atrás del Insti encontramos una de las ventanas que daban a los vestidores de la piscina. Todas estaban en orden y el poste de luz que teníamos cerca llegaba a alumbrar un poco las duchas. Me agaché en una ventanilla que parecía estar floja y forcé le perilla hasta que finalmente abrió.

—Listo— dije satisfecho. Abrí la pequeña ventana y me encontré con la sorpresa de que había una rejilla. —Mierda. — susurré.

—¿Qué?— preguntó Hanna poniéndose de cuclillas a mi costado.

—Hay una maldita reja, no podemos entrar— expliqué mientras me levantaba algo frustrado de tener que hacer esto por Ethan. Es mi amigo, pero algunas veces me cansa tener que siempre salvarle el pellejo, probablemente le empiece a cobrar cada vez que le haga algún favor de este tipo. Si lo hubiera hecho desde tercero de primaria seguramente ahora andaría en coche al Insti, a pesar de que sólo quede a dos cuadras de mi casa.

—Ya la abrí— dijo Hanna de repente.

Me giré de inmediato perplejo y ella ya se encontraba metiendo su cabeza para echar un vistazo a los vestidores.

—¿Cómo la abriste? —pregunté acercándome de cuclillas a ella.

—Estaba abierta, sólo tenías que empujarla hacia abajo. — respondió sin siquiera levantar la mirada.

—Genial, entonces bajemos. — dije dando una palmada en su espalda. — Yo primero para luego ayudarte a bajar ¿Ya?

Hanna asintió y se arrimó a un lado para darme espacio al bajar. Mis piernas fueron las primeras en pasar la ventanilla y con la ayuda de mis brazos me colgué del fierro hasta que caí en la banca que daba a la ventana. Miré a mi alrededor y hubiese querido no hacerlo, ya que daba un poco de miedo lo oscuro que se veía. Las duchas se encontraban en el otro lado, pero de igual manera se podía oír los caños dañados que goteaban lentamente. Hanna se volvió a asomar y me preguntó si ya podía bajar, le asentí y esperé a que me hiciera compañía en los escalofriantes vestidores.

—Hanna, ya baja. Te ayudo cuando lo hagas. — La apresuré sacando mi celular para ver la hora.

Eran sólo las 8:24 y ya quería irme a dormir.

—, Estoy en eso. — respondió Hanna empezando a sacar sus piernas. Dio un salto cayendo de igual manera en la banca sin necesitad de mí ayuda. Miró a su alrededor al igual que yo lo había hecho e inconscientemente se abrazó a si misma mientras se acariciaba los brazos.

—Hace frío y es tenebroso. Mejor nos movemos. — murmuró empezando a caminar

—Vamos. — dije mientras encendía la linterna de mi móvil.

AMIGOS DE LA INFANCIADonde viven las historias. Descúbrelo ahora