—Bueno, no fue tan malo— confesó Ethan encogiéndose de hombros.
Ya había pasado un buen rato desde que había colgado la llamada de Megan. Habíamos permanecido en silencio mientras que cada uno pensaba lo suyo, y al mismo tiempo pensando en lo mismo. No estamos acostumbrados a ser ignorados por nuestra amiga por una semana entera, y el hecho que no quiera confiar en nosotros no nos agrada mucho. Generalmente siempre está de nuestro lado de alguna u otra forma pero está vez parece como si se negara a cambiar la idea que tiene en su cabeza
—Sí que lo fue.— contradije al mismo tiempo que me dejaba caer en la silla de escritorio. El peso de mi cuerpo hizo que rodara un poco hacia atrás, pero lo detuve sosteniéndome en el mesa.
—Va a venir ¿no? Eso es algo—dijo Ethan rascándose la nuca con cierta inseguridad en su voz.
—Supongo.
Ambos volvimos a permanecer en silencio por un tiempo. Yo realmente ya no estaba pensando en Megan, ahora lo que pensaba era en Hanna. Me preocupada de como estuviera después de lo de ayer, estoy un poco intranquilo por el hecho de que no me haya llamado cuando le dije que lo hiciera.
Diablos, ya me estoy pareciendo a Megan.
Sé que ella llegó a su casa sana y salva ya que, antes de que Ethan se quedara a dormir en la mía, la llevamos de regreso a la suya. Extrañamente su papá no había llegado, aunque por la hora en la que nos fuimos de la fiesta no me sorprende. Es decir, no estuvimos más de dos horas ahí.
Cuando el timbre sonó fui el primero en levantarme y salir de la habitación. Ethan me siguió pisándome los talones y al llegar a la puerta él se puso detrás de mí inclinándose un poco para poder ver a la invitada. Abrí la puerta dando una de mis mejores sonrisas recibiendo las cejas arqueadas de Megan.
Vestía unos vaqueros un poco raspados con una camisa de tirantes verde musgo. Tenía una expresión triste y quería abrazarla por eso, pero sabía que si lo hacía recibiría un golpe que me dejaría sin aire.
Ethan abrió la puerta por completo y la dejó pasar haciendo una reverencia con el brazo.—Bienvenida.— saludó cordialmente sin levantar la mirada.
—Hola— respondió ella frunciendo los labios, no parecía que le divertía el comportamiento de mi querido amigo.
Megan entró mientras se acomodaba un mechón de cabello detrás de su oreja. Nos veía con tristeza a los ojos y supe entonces que algo malo le había pasado, pero me limité a preguntar. Ethan subió las escaleras trotando y Megan antes de seguirlo puso su mano sobre mi hombro dándome una media sonrisa.
¿Eso significa que está bien con nosotros? ¿O que me va a matar a penas suba?
—Entonces...— empecé cuando los tres estábamos sentados en diferentes partes de mi cuarto; Ethan en la silla del escritorio, Megan en la cama y yo apoyándome contra la mesa.— ¿Qué te trae por aquí?—Bromeé intentando aligerar el ambiente.
Ethan frunció el ceño ante mi absurda pregunta pero antes de que me pudiera decir algo Megan respondió — Tú me llamaste.
Me quedé callado esperando a que mi amigo tomase la palabra pero al notar que no lo hacía comprendí que él estaba aguardando a que yo fuera el que iniciara.
—Ustedes me hicieron venir hasta aquí, son ustedes los que deben que empezar—Rompió el silencio Megan mirándonos al uno al otro con ansias de una respuesta.
Ethan tomó la palabra— Es que... realmente no sabemos cómo empezar. Es decir nunca has estado enojada con nosotros durante tanto tiempo.
—¿Quién dice que estoy enojada? — interrumpió Megan con inclinando ligeramente su cabeza.
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AMIGOS DE LA INFANCIA
Teen FictionEnamorarte puede llegar a ser lo más maravilloso como lo más complicado que te puede pasar, y mucho más si es por alguien con quien viviste gran parte de tu niñez.