Capítulo 9#- La encantadora Megan

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Capítulo 9#— La encantadora Megan.

Sam's Pov

Ya habían pasado tres días desde que Hanna llegó a Fortier, y también desde que Megan empezó a evitarnos a Ethan y a mí. Por alguna extraña razón Megan ha actuado como si no nos conociera, por un momento no pude evitar pensar que tal vez estaba empezando a actuar así por la gente con quien ella también se junta pero ese pensamiento se esfumó cuando me di cuenta que seguía acercándose a Hanna.

Hoy es viernes, y por costumbre habrá una fiesta en la cual no estoy invitado y aunque lo estuviera hay una gran razón por la que en realidad prefiero quedarme en casa, esa razón es Aaron. Él es, por decirlo así, el rey de las fiestas, no hay una buena fiesta si Aaron no está en ella y no hay una buena casa si no es la de él. No sólo es el gran patio y piscina que tiene que lo hace una de las mejores casas para fiestas, lo que lo hace la mejor es que casi nunca sus padres están presentes y si lo están es porque andan en la fiesta celebrando con su hijo. Aparte hay mucho espacio entre casa y casa lo cual lo vuelve mejor por el volumen de la música.

En la mañana me crucé un par de veces con Megan, yo como buen amigo la saludé pero ella hizo como si no me hubiera visto. En ese momento supe que algo realmente malo estaba pasando. Esperé hasta el final del día para poder hablar con ella a solas, ya que no quería ser interrumpido por alguien o alguna circunstancia que pudo haber ocurrido.

Al verla en el pasadizo recostada en los casilleros no dudé ni por un segundo en agarrarle la muñeca y llevarla hasta el salón de química. Ya ahí la solté dejándola libre de cualquier estrategia de escapatoria o defensa que por mucha suerte decidió no usar. Simplemente se quedó de pie frente a mí con los brazos cruzados y con la mandíbula tensa. Presioné el botón "Enviar" cuando ya tenía el mensaje escrito para Ethan. Metí mi móvil de nuevo en mi bolsillo de mis vaqueros e hice la pregunta que ha estado en mi mente desde que se comenzó a comportar de esa manera.

—¿Y a ti que mosca te ha picado?— Mi voz sonó más cabreada de la que pude haber imaginado.

—¡¿A mí?! Es a ti la que te picó la mosca, me haz jalado por todo el pasadillo para traerme a la clase de química que aún huele a rana muerta.—contestó señalando con el dedo por todo el laboratorio.

En eso tenía razón pero era el salón más cercano que encontré y no me iba a poner a buscar cual salón sería perfecto para hablar a solas y que a la vez estuviese abierto.

—Te he traído aquí para que me digas de una vez por todas qué es lo que te pasa— le di a entender aún con el mismo tono.

Megan alzó ambas cejas y bufó como si fuera obvia la respuesta.

—¡Megan! ¡Por Dios! Si no me dices en estos instantes lo que te pasa juro que me volveré loco.—exclamé abriendo los ojos de desesperación.

—Como si no lo supieras.— dijo con cierto sarcasmo y sequedad.

—No lo sé, es por eso que te estoy preguntando. Haz estado evitándonos a Ethan y a mí, como si no fuéramos nada.

—Todo es tu culpa— dijo de repente. Sorprendido de su inesperada respuesta di un paso hacia atrás perplejo—La tuya y la de Ethan.—Concluyó mirando a al pizarrón que no llevaba nada escrito.

—¿Por qué dices eso? ¿De qué tenemos la culpa?— pregunté incrédulo.

—Si no hubiera sido de Ethan y de ti nada de eso le hubiera pasado a Aaron— adivinó sin completar lo ocurrido.

—¿A qué te refieres?— interrogué cada vez más ansioso de que responda mis preguntas con buenas respuestas.

— Le dijeron al entrenador que te había pateado hasta romper la pierna cuando en realidad no hizo nada de ello.

AMIGOS DE LA INFANCIADonde viven las historias. Descúbrelo ahora