Capítulo 25# - Palabras Sinceras

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Capítulo 25# - Palabras Sinceras

Megan PDV

—¡Heeey, Megan!— gritó Ethan desde el marco de la puerta mientras sostenía un vaso de cerveza. Desde el exterior pude ver como ya varias personas habían llegado y se habían ambientado al espacio. El restaurante era grande y rústico, sus paredes altas que lo rodeaban eran de madera clara mientras que las puertas y marcos de las ventanas tenían un tono más oscuro. Hice memoria cuando había entrado de pequeña para un cumpleaños, la pasaba todo el día en el salón de juegos que formaba parte del más del veinticinco por ciento del local.

—Hola, veo que llegué algo tarde.— hablé sobre la música que resonaba con fuerza.

Ethan abrió por completo la puerta y le puso el seguro para que se mantenga así. El interior era del mismo estilo que el exterior a excepción de que ahora las plantas se enredaban en algunas paredes mientras otras permanecían en macetas al costado de cada mesa. Las mesas habían sido arrimadas hacia un costado para dejar la pista de baile libre. La mayoría personas que estaban en el lugar se encontraban moviéndose a pasos descontrolados y bastante animados, otras sólo se limitaban a reírse de ellos y en su minoría descansaban sentados en los sillones que rodeaban todas las paredes.

—Se ve genial.— reconocí en voz alta.

—Mi tío hace lo que sea para que cada persona que entre diga exactamente lo mismo.—testimonio Ethan extendiéndome su vaso que se encontraba vacío.—Toma un poco— dijo estudiando el lugar a pesar de que ya había estado en ahí varias veces.

—No hay nada.— hice notar volteándolo y solo dejando caer un par de gotas del vaso.—¿De donde conoces a toda esta gente?

—Bueno varios son del Insti y el resto no tengo la menor idea— admitió encogiéndose de hombros.

Dejé el vaso en una mesa junto a un chico que parecía más muerto que dormido y cuando giré me topé con la mirada divertida que tenía mi amigo.

Okay, definitivamente el alcohol lo estaba afectando.

—Mira, al fondo están las debidas y los juegos del otro lado ¿Dónde quieres ir?— preguntó brindándome sólo dos opciones de las cientas que habían.

—No sé, llévame donde quieras.

Ethan alzó las cejas para después darme una sonrisa de medio lado.—Vamos a los juegos.— imitó con la voz de un presentador.

Reí y lo seguí atravesando una gran sala donde las mesas estaban arrimadas a un lado y las personas bailaban en el centro con emoción. Las luces me aturdieron por un momento, pero luego tomé a Ethan de la camisa para no perderle de vista. Tenía ganas de bailar, pero la canción que estaba sonando no la reconocí y lo dejé pasar.

Llegamos al parque de juegos que tenía un gran castillo acolchonado robándose más de la mitad del lugar. Pude identificar algunos túneles y caminos que había en el interior. Tres largos toboganes salían de cada uno de los niveles mientras otro caía a un espacio donde había una gran piscina de pelotas de plástico.

—Espera, espera. ¿Vamos a entrar? — cuestioné viendo como él se quitaba las zapatillas.

Me miró como si fuese obvio y al ver que no me movía asintió energético sin quitar en ningún momento su gran sonrisa de idiota que pone cuando toma.

—Venga, va a ser divertido. Como los viejos tiempos. Anda, quítate las botas señorita popular.

Rodé los ojos y bajé el cierre de mi calzado para después dejarlos junto a los suyos. Ethan se adelantó y lo seguí hasta adentrarme en el castillo. Nos arrastramos por el túnel y gateamos por los pasadizos de plástico hasta llegar a unas redes las cuales nos llevaban al segundo nivel. Escalamos y a penas llegamos a la otra planta Ethan se volteó hacia mí para depositarme un suave beso en los labios. No me dio tiempo de terminar de cerrar los ojos debido a lo inesperado y rápido que fue, pero lo que sí pude hacer fue sentir un efecto en mí que no se podía comparar a los otros besos que nos habíamos dado.

AMIGOS DE LA INFANCIADonde viven las historias. Descúbrelo ahora