Brooke estaba en la sala, con su madre y su padrastro, esperando que llegaran los familiares por parte de su madre, y de su padrastro; con un vestido fresco y unos zapatos, los cuales se veían lo suficientemente bien, para presentarse en una fiesta, de compromiso griego.
Ella estaba de acuerdo con el compromiso de su madre, pero no estaba de acuerdo, con vivir en Grecia; desde los dos años, hasta los diez, había vivido en su país de origen, con su padre, pero la madre de ella, era griega, por ende ella ahora vivía con su madre lo cual era muy brusco para Brooke.
Tras la separación de sus padres, Brooke se tuvo que mudar a Grecia, con su hermosa y a la vez maldita família griega, había pasado que , sus primas y primos, se burlaban de ella, por ser gordita a su pequeña edad además también es parte, de las miradas de desprecio de sus tíos y abuelos lo cual a ella le hacía sentir desprecio por ese lugar.
Que familia, más amorosa, pensaba la chica. La madre de ella la saco de su pensamiento.
—Brooke, cariño ¿está bien? —preguntó su madre.
—Claro madre —dijo ella, con una pequeña sonrisa entre dientes.
—Estoy tan, orgullosa de ti, ya verás que ganaras tu beca . —dijo su madre, con una sonrisa.
—Claro madre —dijo ella, lo único que Brooke quería era su beca.
—Amor, han llegado —dijo el padrastro de Brooke—. Hoy es el día.
—Ha llegado el día, de anunciar nuestro compromiso —dijo la mujer dándole un beso a Maximo, su pareja y el padrastro de Brooke—. Vamos cariño.
—Claro madre —dijo ella, dirigiéndose a la entrada.
Brooke, junto a su madre y padrastro, fueron recibir a los primeros familiares de la familia. Vio como sus tíos, tías y abuelos, entraban de lo más elegante; con vestimentas de alto precio.
"Como siempre" Pensó ella.
Además como siempre miraban, a la madre de ella y a ella, y los desprecios iban directamente hacia Brooke. La primas la miraron y se rieron, discretamente, pero ella, lo pudo notar; eso dolía un poco, pero no tanto, se decía a si misma.
Después de unos segundos, entraron por primera vez la familia de Maximo de Montocha. Vio como entraba gente joven, y refinada, pero a ella no la miraron.
Después ella miro, hacía la entrada y entro él, el hijo de Maximo; Felipe de Montocha, el hijo menor, de Maximo. Con sus grandes ojos azules, derritió el corazón de la pequeña. Pero cuando aquel muchacho paso por el lado de ella, le hizo un deprecio y asumió que su corazón se estrujo.Horas después, la chica se encontraba cenando con su familia y la familia de Maximo. Cuando empezó la cena, estuvo tranquila; claro ella sí, estaba con los adultos, por ser hija de Olivia, su madre. Ella miraba con anhelo, como las personas de la segunda mesa, o mejor dicho todos los jóvenes conversaban divertidamente.
Ya cuando termino la cena, todos hablan unos con otros, o todos los familiares. Brooke se dirigió a la cocina, por un poco de agua cuando Escucho las palabras de su prima Isabel, claro había un grupo de primos de ella y otro de la familia de Maximo.
—¿La han visto? Parece ballena —dijo Isabel, mientras todos se reían.
—Se hubiera comido todo de la cena, si no la detiene mi tía —dijo una de sus primas, mientras todos se reían.
—Ni cae en una puerta, tapa todo —dijo un primo.
A Brooke le corrieron la lágrimas, sin que nadie se diera cuenta, subió a su Habitación. Claro que nadie se dio cuenta, si a nadie le importaba que pasara con ella, excepto su madre y su padre, aunque estuviera lejos.
Brooke al entrar cerró su puerta, y se puso a llorar en su cama desconsolada mente. Al terminar la fiesta, la madre se dio cuenta que su hija no estaba, subió a su habitación; cuando abrió la encontró llorando, como siempre. A ella se le partió el corazón, ver a su hija llorar, entro y cero la puerta. Con cuidado, se acostó y tomo la cabeza de su hija, y se la puso en su hombro.
—¿Por qué lloras cariño mío? Me partes el corazón —dijo su madre, acariciándole el cabello.
—Por todo —suspiró la muchacha—. Por ser como soy, fea y gorda.
—Cariño, usted no es así, usted recién es una niña —le dijo Olivia—. Tiene toda una vida por delante.
—Acaso no ves ¿cuándo me miran con desprecio? —dijo llorando.
—Cariño, sé que nos miran así —suspiro—. Pero no le hagas caso.
—Además, todos los chicos, que conozco me miran con desprecio —dijo Brooke con tristeza.
—Hija —suspiró la mujer—. Habrá un hombre, te va a desear y te hará sentir mujer.
—Pero ¿cuándo va llegar ese chico? —dijo ella, con curiosidad y sus ojos llorosos la hacían ver de una forma tierna.
—Solo te voy a decir —suspiro—. Cuando tú ya seas una mujer.
—¿Y tú, conociste a mi padre cuando era mujer?.—dijo la pequeña Brooke.
— Te digo algo —Brooke asintió—. Yo a tu padre, lo amo y lo amare por siempre, porque fue el primer hombre que, me amo realmente.
—¿Y Maximo?¿ Cómo lo amas? —preguntó la pequeña.
— Lo amo, porque es mi segundo amor, real —dijo con una sonrisa.
—¿Cómo real? A mí me gusta Felipe, y tú lo sabes, ¿es real? —dijo con curiosidad
—El amor real, nunca te va despreciar, siempre te va amar y desear —dijo con seguridad la madre de ella—. Además ¿Cómo que te gusta? el dientón de Felipe—. Ella rio al comentario de su madre.
La pequeña Brooke pasó con su madre, hablando toda la noche. Después de esa conversación, Brooke supo que en su vida, hay un hombre que la espera. Ahora tendría que disfrutar su juventud, como lo hizo su madre.
Ha palabra necias y oídos sordos, le dijo su madre.
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El tiempo te cambia ©
Teen FictionLa pequeña Brooke es encantadora en todos los sentidos pero ante los ojos de su familia griega no es así, siempre ha sido el desliz de su madre. Con la ayuda del tiempo, Brooke se dará cuenta que el sufrimiento de pequeña le ha dado la fortaleza suf...