Capítulo 5.- El nuevo compañero.

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Días después Brooke, había estado más tranquila, ya que su compañero de trabajo aun no aparecía, pero aún estaba algo molesta, porque en su oficina pusieron un nuevo escritorio y nuevas cosas, seguro para su compañero y además no soportaba la idea de tener a alguien molestando cuando ella hiciera su trabajo.

Se levantó tranquilamente, se dio un baño caliente y se secó con una toalla, para después vertirse en el baño. Al salir llevaba puesto unos tacones altos y un vestido formal para trabajar, el cual tenía un escote proporcionado.

El viaje a su trabajo fue lento, como siempre. Brooke pasó por un café y después llegó al edificio, se estaciono.

Al entrar al ascensor presiono el ultimo botón, para que no se detuviera, pero no le funciono, porque de pronto en el segundo piso se abrió, ella iba a presionar otra vez, pero se detuvo, al ver a un hombre alto, musculoso, cabello dorado, ojos miel, labios carnosos y con una nariz finamente detallada. Además dejar ver un buen cuerpo con ese traje apretado, tenía una maleta y una corbata.

El joven entró al ascensor y la miro, pero de ahí no le quito más la mirada. Brooke pensó, que no la estaba mirando, porque si fuera otro hombre, ya estaría apegado a ella, pero se equivocó; aquel joven, como era alto, la veía perfectamente a ella y a su escote bien pronunciado. Ella sin darse cuenta se movió, dejando su pezón a la vista de aquel joven; pudo notar como su aire se cortaba.

Cuando el ascensor se abrió, ella pasó de largo ya que ese hombre expendía sexo por los poros. Cuando iba llegando, tomó la manilla y aquel joven también,él tomo por encima de la mano de ella.

Brooke enseguida tira su mano hacia atrás.

—Señor esta es mi oficina —dijo ella.

—También es la mía señorita —dijo él mirándola atentamente.

—Yo soy Brooke Foster y es mí oficina —dijo ella fijamente molesta.

—Y yo soy Connor Jones —dijo el joven, a ella le pareció conocido el apellido.

—Pero es mía —dijo ella.

—No lo creo —dijo entrando el loven, en la oficina.

—Esto es insulto —dijo ella.

—No lo tome así, a mí también me contrataron —dijo él—. Somos compañeros al parecer.

Ella se quedó con la boca cerrada, además de hermoso aquel Joven, también era caballero. Ella no lo podía creer, que ese hombre, podía ser su compañero; lo veía con poco dominio del trabajo.

Se sintió molesta y sola, porque no estaba Catlyn; había pedido el día libre, según su amiga, estaba enferma....enferma por la cama, pensó Brooke. Por otro lado no podía ver a su nuevo compañero de trabajo, porque expandía sexo por todos lados de su cuerpo y ella se decidió a solo hacer su trabajo, se concentró tanto que no se dio cuenta que tenía a su compañero mirándola.

Connor la miraba definidamente, sus facciones eran hermosas, su cuerpo era sensual, además era toda una dama al hablar, como lo había pensado. Le miro esa falda tan apretada, que tenía puesta, dejaba su enorme trasero bien apretado a la vista y Connor se puso caliente al imaginarla en tenerla en la cama. Como anhelaba desde que la vio cuando llego hace cinco año, pero él la vio solo unos pocos días, antes de entrar a la universidad. Cuando supo, que todavía trabaja para su padre, aceptó trabajar en la empresa, con una solo condición, que fuera el compañero de ella.

Brooke saco uno papeles, justo cuando entro su jefe y le dio un abrazo a Connor.


—Connor hijo —dijo su jefe, ella quedó congelada, era el hijo de su jefe, por eso el apellido.

—Gracias padre, por el trabajo —ellos sabía, a que se referían.

—Ojala que te haya gustado —dijo el jefe de Brooke.

—Mo sabes cuánto —mirando a Brooke y ella se dio cuenta.

—Ella es una buena compañera de trabajo, ella te habrá recibido muy bien, ¿cierto? —dijo Jeremy.

—Claro padre —dijo Connor,

Jeremy se fue de la oficina, con buen humor y en cambio Brooke Foster, se preguntaba ¿por qué dijo eso? Si cuando llego, trato de echarlo de la oficina, para que no entrara. Ahora sabia, que tenía que tener cuidado con el hijo de su Jefe. Maldijo en su mente, ojala nunca se hubiera atravesado con él, y después de eso siguió con su trabajo, cuando le dieron su vuelta la silla, Connor coloco sus manos en cada lado de la silla.

—No creas que he olvidado que me quisiste, echar de mi oficina —dijo él mirándola directamente a los ojos y exclamaba.

—No es tuya, es mi oficina —dijo ella, defendiéndose.

—Pero soy el hijo de tu jefe, entonces es mía.

—No eres más, que un niño caprichoso —dijo ella tratando que él sacara las manos de la silla, pero Connor se resistió.

—Tengo veinticinco ¿y tú? ¿Treinta? —preguntó molestándote.

—Veintitrés —dijo ella, molesta.

—Deja de enojarte, pareces vieja —eso le molesto a ella y Connor sonrió coquetamente—. Así nunca seducirás nena.

—Y tu niño pequeño, no me digas nena que no queda con tu lenguaje —dijo molesta.

—Yo mando desde ahora...

Con su boca cerrada salió de la oficina. Brooke estaba más que molesta, estaba furiosa y odiaba la idea de tener al hijo de su jefe, como su nuevo compañero.

El tiempo te cambia ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora