Capítulo 6. - Celos de oficina.

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Ya pasado semanas después, Brooke ya no soportaba más los comentarios, que hacía Connor; había tratado de mantener la calma, pero era casi imposible, cada vez que él hacia un comentario extraño, ella se enojaba o le tiraba algo encima, él no le decía a nada sobre lo agresiva, pero con solo traerle el café se conformaba. En estas dos semanas que llevaba trabajando con él, lo encontraba odioso y un completo idiota. Mientras tanto se disponía a escuchar los consejos que le daba su amiga, pero ¿Cómo se le ocurría a su amiga que iba a llevárselo a la cama? Ella quería un hombre, que la amara, la deseara y la hiciera sentir una mujer, como se lo dijo su madre; quien últimamente no la había llamado.

Se levantó, se dio una ducha rápida y a vestirse, para tomar sus llaves eh irse primero a la cafetería para él y ella. Cuando llego a su trabajo dejo su café en su mesa, y se lo puso a Connor encima de sus manos, Brooke lo miro con una sonrisa sínica que se notaba que estaba molesta con la presencia de él—

—Te arrugaras muy pronto por lo enojada que estas — era mentira, porque el mismo le gustaba hacerla enojar por la mínima cosa.

—Tú deberías aprender modales —suspiro—. Como "Gracias" O "de nada"

—Sabes te crecen más arrugas ¿sabías? —Brooke se molestó aún más , y él se rio.

—No es gracioso —dijo ella—. Y sí, me la habías dicho.

—sabes, te quedaría bien papel de bruja —rio nuevamente, Brooke le iba tirar los papeles en la cara, pero Connor le afirmo las dos manos antes que lo hiciera—. Ni lo pienses niñita.

—La niñita, eres tu —dijo zafándose de Connor.

—Las mujeres me desean, niña —dijo con superioridad.

—Sí, seguro —dijo ella sarcástica.

—Como tú —dijo él.

—No me hagas reír —dijo ella—. Yo nunca me acostaría contigo...

—¿Por qué eres virgen? —ella guardo silencio.

Brooke se dio la vuelta y se sentó tranquilamente, en su escritorio. Connor se sentó en el suyo, sabía que le dolió, pero no era porque era virgen, sino porque no tenía una pareja que le enseñara a probar las delicias del mundo.

Por el momento los dos se quedaron callados. Al terminar ella fue donde Caitlyn a conversar un momento. Connor se sintió un poco culpable por lo que dijo, pero también quiere que ella sepa que él la desea por todos lados.

Brooke Foster otra vez se sentó en su puesto, y Connor quería otro café. Asique se paró de su asiento.

—Voy por un café ¿quiere uno? —le dijo a ella.

—No, gracias —dijo en tono amable.

Otra razón para quererla, era una completa dama.

Salió del edificio por un café, mientras Brooke miraba como Connor desaparecía por la calles, hacia la cafetería. Lo que le dijo, no le había dolido; pero él creía que sí, se sintió culpable, pensó Brooke. Ella siguió con su trabajo, hasta que fue interrumpida por Caitlyn.

—Brooke tu hermano al teléfono —dijo su amiga.

—Gracias Cat... —respondió ella.

Brooke se levantó de su escritorio, y se acercó a una mesita de rincón, que había en la oficina. Tomo el teléfono, era Fabián...

—Hola hermanita ¿cómo has estado? —preguntó su hermano.

—Bien ¿y tú? —dijo ella.

—Bien, hermanita —dijo Fabián.

—¿Para qué llamaste? —preguntó ella.

—¿Qué? ¿Acaso, un hermano no puede llamar a su hermana menor?—le reprocho su hermano.

—Sí, pero no puedes llamar en el trabajo, porque tu hermanita menor trabaja —respondió algo sarcástico.

—Lo sé, pero quería decirte que nuestra madre está bien —Brooke suspiro de alivio—. ¿Ya te habías asustado? ¿No?

—¿Tú qué crees? Es mi madre hace años que no la veo —dije ella.

—Dímelo a mí, que no la veo hace miles de años —dijo él.

—No seas dramático —dijo ella.

—Oye Aloncito, quiere hablar contigo —en ese minuto Brooke no se había percato que Connor entro silenciosamente.

—Bueno —dijo con una sonrisa.

—Hola tía —dijo su sobrino

—Hola mi amor —A Connor le dio una punzada de celos, en su estómago—. ¿Cómo has estado?

—Muy bien, mi maestra me dijo que me saque un diez —dijo su sobrinito.

—Ay, que bueno mi amor... —exclamo ella, mientras Connor ya estaba pensando en quitarle el teléfono.

—Quiero verte, para mostrarte mi diez y mi estrellita por el diez.—dijo el pequeño.

—Entonces luego nos vemos amor —dijo ella formando una sonrisa—. Te daré una sorpresa...

Connor ya estaba celoso.

—Adiós tía —dijo el pequeño y corto.

Brooke coloco el teléfono donde estaba, suspiro y de dio la media vuelta, al dársela, Connor estaba detrás de ella mirándola. Cuando dio un paso, Connor la tomo la de cintura tan rápido, que no se había dado cuenta que sus piernas estaban entrelazadas. Connor la miro y Brooke se dio cuenta que su cara estaba seria y hasta podía notar que estaba algo molesto.

—¿Con que virgen? —le dijo Connor subiendo su mano por la pierna de Brooke, ella le dio un escalofrío.

—Per...—dijo ella, pero sintió la mano de Connor en su pierna haciendo que se quedara quieta..

—Eres una mentirosa —dijo tomándole la falda, haciendo que se rompiera.

En ese momento, cuando Connor le rompió la falda, solo fue un pequeño corte, ella lo empujo y le dio la bofetada del siglo, enseguida Jones se le voltio la cabeza. Ella se lo miro, y retrocedió. Connor toco su labio y se dio cuenta que le había sacado sangre. La miro y ella retrocedió, pero él la acorralo en la mesita del rincón.

Enseguida Connor la abrazo, sin que movieras sus manos y la beso, con brusquedad y ansiedad, dejando en un rojo natural. Sentía sus bragas mojadas, y sus labios que le ardían. Hasta que tocaron la puerta, rápidamente se separó, Jeremy noto algo raro.

—Pensé que se habían ido —dijo mirándolos—. ¿Connor hijo, que te paso en labio?

—Nada padre, yo me caí —dijo Connor mirando a Brooke.

—Ten más cuidado —dijo creyendo las palabras—. Apresúrate Connor que nos tenemos que ir, adiós Brooke, nos vemos.

—Ok padre, adelántate —Jeremy salió de la oficina, se acercó a Brooke.

—Espero que se vuela a repetí —dijo dándole un beso en los labios—. Hasta luego señorita Foster.

Ella quedó inmóvil, ese maldito la había besado y sus labios, eran malditamente deliciosos; se relamió los labios y sintió la necesidad de que la besara de nuevo. Se imaginó, cuando él le hiciera el amor, en seguida se removió la cabeza en forma de negación, no, eso no tenía que pasar, no tenía.

El tiempo te cambia ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora