Brooke durmió tranquilamente, con lo que dijo su madre. Su corazón estaba con descanso, ya no le podía gustar más a Felipe tenía que cambiarlo; por el amor de su vida, su príncipe azul, que algún día, la viniera a rescatar. Por otra parte la pequeña estaba la noticia ansiosa, por saber si se había ganado la beca o no.
Se despertó, con una sonrisa de niña pequeña. Se dio un baño, con agua caliente y se vistió. Cepillo su cabello, y se hizo una cola, no usaba el pelo suelto, como sus otras primas, ya que no le gustaba, para una niña de catorce años.Al mirar la ventana, de su pequeño cuarto. Pudo notar que era muy temprano. Bajo las escaleras, con cuidado para no despertar nadie, ya que sus primos, primas, los hijos de Maximo y los sobrinos de Maximo, se había quedado para hacer un cumpleaños, en la casa grande. Pero obviamente Brooke estaba invitada, pero ella sabía que si iba, todos la mirarían en menos, en especial Isabel y Felipe.
Al llegar a la cocina, tomo un jugo, comió una rebanada de pan con queso y fue a su habitación. Saco sus cuadernos de dibujo, con sus lápices, cuando iba a salir. Un pequeño toque en su hombro, la asusto, votando así sus lápices de colores.
—Hija, tranquila —inmediato la ayudo a recoger sus lápices.
—Madre asustaste —dijo ella.
—¿Dónde ibas? —preguntó su madre.
—A una parte —dijo ella
—¿A qué parte? —preguntó Olivia, mirándola divertida.
—A un lugar especial —dijo con una sonrisa.
—No estarás escondiendo algo niña —dijo su madre—. ¿Algún noviecito?
—¿Novio? —pregunto una voz.
Brooke miro atrás, y era Felipe de Montocha con Isabel, tomados de la mano. En seguida Brooke miro a su madre, y negó. Tomo sus lápices y salió, con ellos y su cuaderno, paso por la cocina, y noto que estaban los jóvenes en la cocina. Que quedaron mirando aquella escena.
Al salir de la casa, camino una cuantas cuadras, hasta llegar a un parque. Camino más adentro, se posó en un árbol. Cuando empezó a dibujar, pensó dibujar a su príncipe azul, como se lo imagina ella, con labios carnosos y grandes, cabello sedoso, y rubio, ojos lindos como la miel.
Al terminar le dio un beso, y abrazo su cuaderno. Se le ocurrió una idea mejor, con la punta de Pluma, empezó a tallar un corazón y cuando la capa salió del árbol, tomo y la abrió. Dejando su dibujo, lo beso y lo doblo, presiono la capa de árbol y cerro su corazón. Brooke sonrío, ahora eso era su gran secreto, su príncipe azul.
Cuando iba llegando a su casa, sintió que le tiraron una pelota en los pies, ella la recogió. Pero no había nadie, de los jóvenes de la casa, miro y vio, que desde lejos venia un perro con rabia, enseguida la pequeña salió corriendo con sus cosas, soltó la pelota y el perro, la siguió. Cuando llego a casa, la entrada estaba cerrada, el perro no dejaba de votar espuma. Solo quería salvarse de ser comida, cuando entro por la puerta de la cocina, se resbalo, pero no callo. Cerro la puerta de un portazo, con todo lo que tenia se seguridad. Pero no se dio cuenta que la estaban mirando. Suspiro y se dio vuelta, pero no al encontrarse con Maximo y su madre, y algunos jóvenes de la casa.
—¿Dónde has estado niña? —preguntó su madre molesta, Brooke noto que todos se centraban en ella.
—En un lugar —dijo ella, limpiándose.
—Nos podría decir, prima —dijo Isabel, con una mirada de superioridad.
—Eh...no —dijo ella.
—¿Que tanto ocultas? —preguntó un primo mirándola de una forma desagradable.
—Nada —dijo apresurándose, los jóvenes la miraron.
—Vas a estar en cumpleaños, ¿cierto? —le pregunto su prima, mientras Maximo y su mamá salían, dejándola sola con el grupo de jóvenes.
—Emm..no —dijo ella, de nuevo.
—¿Dónde estabas? — dijo Felipe, que miró fijamente.
—Ocupada —dijo ella, caminando lentamente, para salir de la cocina.
—Quien estaría ocupada en la noche —dijo con una vos chillona Isabel.
Ellos la miraron, Brooke no tenía excusa, los miro por última vez, y corrió asustada. No quería más pregunta, por parte de ellos, porque ella los encontraba metiches y además, inventaban cosas falsas.
Cuando el cumpleaños empezó, o mejor dicho la fiesta, Brooke se quedo es su habitación pensando. Olivia, se había quedado con su esposo, dentro de la habitacion.
La pequeña quería ir a la playa, para así pensarlo mejor, pero la playa estaba a unas pocas cuadras, solamente tenía que bajar por las calles. Miraba pensativa, el cielo. Quería salir, para tomar aire puro, asique se le ocurrió una idea. Como no podía bajar, por la entrada, se le ocurrió, una idea genial, para que nadie la viera. Saco unas sábanas y las amarro todas juntas. Mientras ella hacía eso, Felipe de Montocha subía las escaleras hacia su habitación.
Estaba lista, forzó la soga que hizo con las sabanas, cuando puso un pie fuera de la ventana se asustó, pero se afirmó con cuidado, iba a colocarse, pero entro Felipe, quien la pillo infraganti, él miro y en un par de segundos la agarro de su chaleco y la entro para dentro.
—¿Que rayos te pasa? —pregunto Brooke molesta.
—¿Qué es lo que te pasa a ti? —pregunto Felipe mirándola.
—Nada —dijo ella.
—Te ibas a escapar con un chico —dijo él serio.
—¿Qué? —expreso ella casi riendo.
—Ibas a ir con un chico —dijo él, ella se rio.
—Sí que te falta neuronas — río ella, y él molesto.
—¿Que pasa aquí? —pregunto Isabel mirándolos.
Felipe tomo a Isabel de la mano.
—Nada mi osita —dijo besándola.
—Que haces con ella —dijo mirando a Brooke, con desprecio.
—Nada mi osita, como se te ocurre —dijo Felipe abrazándola.
—Si, como se me ocurre —dijo besándolo.
— Si no les importa, se podrían ir.—dijo mirándolos la chica..
—¿Para qué? —pregunto Felipe molesto.
—Para dormir —dijo ella.
Isabel interrumpió el vespertino interés de Felipe hacia Brooke.
—Niñita te informo, que yo y Felipe, somos prometidos para casarnos —dijo Isabel mirando a Felipe.
—Si nos casaremos —dijo él con una sonrisa.
—Qué bueno, pero ahora tengo que hacer algo importante —dijo ella, con una sonrisa.
—¿No ibas a dormir? —le preguntó Felipe mirando.
—Exacto, ahora fuera —respondió ella.
Cuando por fin se fueron, de su habitación, Brooke cerró con pestillo, para estar más tranquila. Suspiro aliviada, y se acostó a dormir, tenía mucho sueño, para ir a pensar a la playa y si, le dolió el corazón; porque aun que le gustara Felipe, no podía gustarle una persona como él.
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El tiempo te cambia ©
Teen FictionLa pequeña Brooke es encantadora en todos los sentidos pero ante los ojos de su familia griega no es así, siempre ha sido el desliz de su madre. Con la ayuda del tiempo, Brooke se dará cuenta que el sufrimiento de pequeña le ha dado la fortaleza suf...