006.

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Hanae y Seung tardaron una hora dentro de aquel local de comida coreana. Sólo estuvieron una pequeña parte del tiempo ocupándose del comer, el resto lo usaron para hablar acerca de qué había pasado en sus vidas durante las últimas semanas.

— ¿Es aquí?—Seung bajó la velocidad del auto mientras observaba una de las casas de ese gran vecindario. Supuso que era esa la dirección por el hecho de que habían demasiados autos aparcados. Podía verse a simple vista que era la única fiesta del lugar.

—Sí, puedes aparcar ahí—señaló un espacio libre.

Hanae no era una fan de las fiestas así. Prefería, por su parte, algo más pequeño que eso, con sólo las personas exactas e indicadas y con un ambiente agradable sin que pasase a ser desastroso. Sin embargo, se sentía en la obligación de cumplirle a su amigo Hoseok. Si bien había pasado a verlo a primeras horas de la mañana para poder entregarle un pequeño regalo y felicitarle, el chico le había invitado a la "pequeña celebración que haría en la noche". Ella supo al instante que sería de todo menos una pequeña celebración.

Justo después de que Seung aparcó el auto, Hanae desabrochó su cinturón de seguridad y procedió a abrir la puerta. Al instante pudo escuchar como la música, que antes se escuchaba algo ahogada, ahora llegaba sus oídos libremente. Cuando finalmente salió del auto, cerró la puerta de este con cuidado. Siempre solía aplicar demasiada fuerza.

Seung se colocó al lado de Hanae y entrelazó su mano con la de la chica. Juntos, comenzaron a caminar por el jardín.

— ¿Crees que debí cambiarme la ropa antes?—arrugó su nariz, mirándole—. Creo que pudimos pasar un momento por mi apartamento y...

—Así estás perfecta—dejó escapar un risa. Y suspiró, desviando la mirada—. No sé cuándo entenderás que no hay algo que no hagas ver bien.

— ¿No sé supone que la ropa es la que hace ver bien a la gente, eh?

—Pues contigo es distinto, cariño.

El corazón de Hanae se estremeció por el halago indirecto que le había dicho Seung. Una pequeña sonrisa se escapó de sus labios y no tardó en apretar el agarre de sus manos, feliz. Si algo adoraba de Seung, eran sus agradables comentarios que siempre lograban subirle el ánimo.

Pasos antes de que ellos llegaran a la puerta de la gran casa, vieron cómo esta se abrió y junto a ella salió el gran ruido que había adentro. Un grupo muy grande de chicos salieron carcajeando, bastante eufóricos. Aquello fue la viva prueba de que todo dentro de ese lugar estaba bastante alocado.

— ¿Dijiste que era un pequeña reunión?—Seung susurró entre risas mientras pasaban junto a esos chicos.

—No lo sé—se encogió de hombros—. Para Hoseok, estás son las pequeñas reuniones.

Y juntos pasaron a la gran casa. El ambiente fue un cambio total. Pasaron de estar en el frío estremecedor a sentir la calidez que brindaba el montón de personas moviéndose al ritmo de la música. Hanae no tardó ni dos segundos en darse cuenta de que iba a ser inútil el seguir llevando abrigo al estar ahí dentro. Trataron de avanzar por la sala del lugar sin empujar a nadie, en busca de los amigos de Hanae. Seung ya los conocía y, para suerte de la chica, se llevaba bien con los amigos de ella. 

— ¿Crees que puedas ver a Jimin por ahí?—le habló en un tono alto, para que pudiese escucharla, mientras avanzaba.

—Realmente creo que no...—murmuró. Y se quedó observando en un punto en específico—. Pero veo a Hoseok.

Hanae llevó la mirada hacia el mismo lugar que la de Seung, y se encontró al nombrado. A unos cuantos pasos, justo en la puerta de la cocina, se encontraba un Jung Hoseok bastante sonriente que parecía hablar con quienes estaban dentro. Si algo veía Hanae de diferente en él, a comparación de la mañana, es que su cabello poseía un color distinto. Un color demasiado rojizo como para ser natural.

Ahí fue cuando Hanae comenzó a tomar la delantera, halando al mismo Seung. Ahora la llama de la curiosidad se encontraba encendida violentamente en su pecho, pues no recordaba que su amigo alguna vez hubiese hablado sobre cambiar su color de cabello. Logró escurrirse entre las personas hasta llegar a su amigo. Podía jurar que el pobre Seung apenas y logró seguirle el paso.

— ¿Qué tan rápido puedes teñirte el cabello?—paró de caminar, llegando justo al lado de Hoseok, sorprendiéndole—. Esta mañana tu cabello era castaño.

Hoseok dejó de mirar hacia la cocina y sus ojos se posaron en la chica. La sonrisa no se borró en lo absoluto, de hecho, se agrandó aún más.

—Sí viniste—ladeó su cabeza, y miró por detrás de Hanae—. ¡Hey, Seung! Amigo, ¿qué tal todo?

Hanae pudo observar cómo los dos chicos ahora se saludaban entre sí, bastante cómodos. Pues, de todos los amigos de Hanae, Hoseok era quien mejor se llevaba con él. 

— ¿Y entonces? ¿No me contarás sobre tu cabello?—elevó su ceja izquierda, interrogándolo. Los dos muchachos voltearon a observarla—. ¿Qué? 

—Nada—Hoseok rió—, es que te ves graciosa siendo tan insistente. Y fue idea de Jimin, fue como "su regalo de cumpleaños".

Y como si eso fuese sido un llamado a todo volumen, Park Jimin salió de la cocina. Y no sólo fue aquello lo que llamó su atención, si no el color rubio que ahora suplantaba a su color azabache natural. En el momento no supo cómo sentirse, porque si bien el negro le favorecía increíblemente a Park Jimin, el rubio no le quedaba nada mal. Se veía bien, demasiado bien.

Jimin observó a las tres personas que lo miraban. Se tomó tan solo unos cuantos segundos para saludar a Seung, y luego le sonrió a Hanae, sin decir nada. Sabía que estaba sorprendida.

—Hey—le habló.

—  ¿¡Por qué no me dijiste que te teñirías!?—chilló, moviendo sus manos—. ¡Nadie me avisa!

— ¿No te gusta?

— ¿Que si no me gusta? ¡Te ves genial!—negó con su cabeza. Y dejó escapar la sonrisa de sus labios—. Debiste llevarme. Pude hacer algo con mi cabello también.

—Para la próxima—rodó los ojos, divertido—. Aunque tu cabello está perfecto así, la verdad...

—Eso no me quitará las ganas de hacer algo con él—murmuró con un tono desafiante, encogiéndose de hombros. Trataba de hacerlo fastidiar, sin embargo, el chico parecía verse de muy buen humor. 

—Sí, sí. Luego hablan de eso—interrumpió Hoseok al estar harto del tema del cabello—. Por cierto, Jimin. ¿Y Hanbyul?

— ¿Hanbyul? Debe estar en el patio, me pidió mi celular para hacer una llamada—le contestó al castaño. Y luego miró a Hanae, como si una idea muy brillante hubiese pasado por su cabeza. No era un buena idea—. Parece tardar mucho. ¿Qué tal si vas a buscarla de mi parte, Hanae? Así la saludas de una vez.

Eso no era, en lo absoluto, una buena idea.

— ¿Yo?—se señaló a sí misma, incrédula. Y miró a los demás, buscando ayuda alguna. No dijeron nada, ni siquiera Seung.

—Sí, tú.

Sólo Jimin creía que con esa idea tonta iba a hacer que los miles de conflictos se arreglasen. Nunca iba a comprender del todo que ellas no se llevaban bien, y que no lo harían.

Love Maze↠p.jiminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora