016.

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Hanae no supo qué le había sucedido, pero los ojos llorosos de Jimin le dejaban saber que, sea lo que sea que haya pasado, él no estaba bien. Así que no tardó en tomar las manos del chico y preguntarle en un susurro si quería irse de nuevo, que estaba bien cancelar su salida de la noche. No quiso hacer preguntas de más, sabía que el chico no querría tocar el tema hasta estar en un lugar donde pudiese soltar sus palabras cómodamente. Así que Hanae no tardó nada para llamar a un taxi después de que Jimin afirmara que querría irse. El trayecto en el auto sólo se basó en Hanae tomándole las manos a Jimin y no pronunciando ni una palabra, mientras el chico sólo suspiraba. Ni siquiera le ofreció un dulce o de los jugos que había comprado. Realmente sentía que no era el momento.

Al llegar al departamento de Jimin, él le dijo se quedara un rato más, que si podía pasar la noche ahí. Aquello se lo pedía sólo cuando realmente la extrañaba demasiado, o cuando algo andaba muy mal. Hanae no se negó en lo absoluto.

La chica había dejado la bolsa con las cosas que compró en la cocina, y no tardó en llevarle un vaso de agua a Jimin, quien se encontraba en su habitación, sentado en la esquina de la cama, con la espalda encorvada y con un desanimo demasiado notable. Sus suspiros eran demasiado frecuentes, supo que era momento de hablar con él. Hanae se sentó a su lado, ofreciéndole el vaso de agua.

—Si realmente no quieres hablar, está bien...

Jimin pasó sus manos por su cabello, demostrando estar ansioso, y soltó otro suspiro. Pareció agarrar valentía para soltar lo que tanto tenía en su cabeza.

—La vi—Jimin murmuró, tomando el vaso y levantando la mirada. Pronto le dio un sorbo, como si sólo quisiera refrescar su garganta—. La vi con otro chico. Fue algo rápido, realmente no se dieron cuenta de mi presencia. Pero la vi besarlo.

Hanae no tuvo que preguntar para saber que hablaba de Hanbyul. Su corazón se sentía dolido, como si le hubiera fallado. Observó cómo el chico la miraba: con sus cejas juntas, y los ojos le empezaron a gotear. Pronto Jimin cortó el contacto visual y volvió a dejar la mirada en el suelo, apenado. Odiaba llorar y que le viesen sufrir, pero no podía aguantarlo.

—Realmente no esperé que volviese a pasar, ¿sabes? No me sorprende—él rió amargamente, y dejó el vaso de agua en la cómoda que estaba su lado—. Pensé que había cambiado, le creí. Y quise engañarme, me hice pensar que no volvería a pasar. Pensé que yo sería suficiente esta vez.

Hanae quería llorar. Sentía que era su culpa por no decirle lo que había visto, sin embargo, la sorpresa de saber que Hanbyul ya lo había engañado anteriormente le hizo sentir un enojo crecer dentro de su pecho. Negó con la cabeza cuando escuchó que él no se sentía suficiente. No podía creer que su mejor amigo creyese eso.

—Tú eres suficiente, Park Jimin—murmuró, tragando fuerte—. Eres más que suficiente para cualquier persona.

—Si lo fuese para ella, no hubiese pasado de nuevo. Ni siquiera hubiese pasado antes...—Jimin ya se encontraba con su voz quebradiza, y las lágrimas caían, mojando sus propios pantalones.

—Porque simplemente nunca supo apreciarte del todo, de hecho, ni siquiera un poco—le dijo—. Ella no sabe a la gran persona que tiene, Jimin. Por favor, no digas que no eres suficiente... Porque la cosa es al revés: nadie es suficiente para ti. Esa es la verdad.

Jimin quería sonreír pero no pudo, ni siquiera la mueca se asimiló a una sonrisa. Ni las palabras más bonitas podían endulzar el momento. Se sintió tonto por haberse permitido llegar a eso. Solía ser un chico seguro de sí mismo, claro, con sus inseguridades, igual que cualquier otro ser humano; pero nunca se había despreciado a sí mismo de esa manera.

—No siquiera sé por qué lloro—confesó—. En el fondo sí esperaba que volviese a pasar, ya me lo esperaba... Pero igual me decepcionó verlo.

Y Hanae lo abrazó, sintiéndose tan mal. Sintiéndose culpable, de nunca haber podido ayudar a su amigo del todo en esa relación. Quería culparse de lo que pasaba, porque Jimin no debió enterarse tan repentinamente. Ella debió decirle.

—Lamento no haberte dicho antes...—ella confesó, asustada—. Yo sospechaba que Hanbyul lo hacía... Pero... Tenía miedo de estar equivocada.

— ¿Los habías visto?—Jimin se separó lentamente de ella, mirándola confundido—. ¿No me dijiste?

—Es que...—el corazón de Hanae iba rápido—. Los vi una vez, pero tenía miedo a que no me creyeras...

La cara de Jimin se tensó aún más, demostrando que no la entendía. Las lágrimas de él no paraban.

— ¿Cómo no iba a creerte? Eres mi mejor amiga—murmuró con seriedad. Y suspiró—. Te iba a creer...

—Es que tenía miedo de que te enojaras, y pensaras que era una mentira mía—susurró, siendo sincera.

Las lágrimas de Jimin comenzaron a correr aún más. ¿Cómo Hanae iba a decir aquello? Ella era la persona en la que más confiaba en el mundo, y quien más quería. Sin embargo, eso sólo le dejó saber, por fin, todo lo que esa situación con Hanbyul había afectado a su más valiosa relación. Y él la abrazó, de golpe. Los brazos de Jimin rodeaban a Hanae, y trataban de transmitirle un sentimiento cálido mezclado con la tristeza del momento. Era extraño, no sabía descifrarlo.

—Lamento haberte hecho todo esto—susurró Jimin, con voz gangosa.

—No, no te disculpes por...

Hanae no quería que Jimin dejara sus sentimientos en segundo plano. Su objetivo no era que se sintiera peor con el tema de su amistad. Ella sólo quería disculparse con él, no al revés, no quería que Jimin se disculpase con ella. No quería tener la atención, era su amigo quien la necesitaba, más que nadie en este mundo.

—No. Debo hacerlo—él escondió su cara en el hombro de la muchacha, y suspiró. Hanae acarició su espalda—. Lamento tanto haberte dejado a un lado, Hanae... Lamento haberte hecho sentir así...

Hanae no sabía cómo sentirse. Dentro de ella, algo, como el retén de muchos sentimientos amargos y rencor nunca aceptado, se sintió liberado por fin. Hanae sentía que esas disculpas iban para muchas situaciones. Sentía que iba para todas esas discusiones provocadas por el tema de la relación de Jimin. Sentía que esas disculpas iban para todas esas veces que las cosas eran difíciles por culpa de Hanbyul. Sentía que esas disculpas iban para cuando Jimin dejó de confiar tanto en ella y en sus palabras.

—Perdón, Hanae—lloró. Jimin por fin estaba llorando con libertad—. Dejé que esto arruinara todo. Me siento como un idiota, me odio tanto por esto.

Hanae quería encontrar las palabras indicadas para decir, era un momento tan delicado. Sólo pudo abrazarlo con más fuerza, cerrando sus ojos, y escuchándolo hablar. Sabía que necesitaba sacarlo todo.

—Me odio tanto, porque todos siempre me lo advertían pero yo no quise escuchar—sollozó—. Y es que sentía que no podía vivir sin ella, ¿entiendes? Sentía que mi vida dependía de ella. Que sólo estaría bien si estaba con ella, pero no es así... Todo sólo estaba peor. Y quise alejarme desde el momento en el supe que me había engañado por primera vez. Pero no pude... Igual ella me dejó tiempo después...—aflojó el agarré, y de separó de la muchacha para seguir hablando—. Y no pude controlar ese ciclo tan tóxico de volver con ella y luego permitir que se fuera cuando decía que quería espacio. Pero realmente me hacía sentir como si yo tuviese la culpa de todo, como si lo mereciera... 

Jimin soltó una risa amarga, y se limpió la cara con sus manos, quitando las gotas de agua. Volvió a soltar un suspiro.

—Dios, esto es estúpido.

—No es estúpido—dijo Hanae, y movió el flequillo del chico a un lado, regalándole una mirada comprensiva—. Tengo toda la noche para escucharte. Mi tiempo siempre será tuyo.

Love Maze↠p.jiminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora