025.

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— ¿Entonces?—Hanae volvió a removerse en su asiento, emocionada. Hoseok sólo rodó los ojos, divertido, y golpeó los dedos en el volante al ritmo de la música que escuchaban—. Dime.

—Dije que es una sorpresa, ¿cómo te voy a decir dónde será? ¡Ya no sería sorpresa!

—Pero si ya sé que iremos a cenar—se quejó con su amigo.

— ¿Entonces para qué más detalles?—Hoseok entrecerró los ojos, riendo, y aprovechó para poner subirle un poco más a la música en la radio. Hanae sólo bufó.

—Bueno, tienes razón—suspiró. Y levantó su celular, el cual anteriormente estaba en sus piernas. Chilló al ver que no había una notificación de quien quería—. ¿Has hablado con Jimin hoy?

—No, ¿por qué?

— ¡No me ha llamado, ni escrito, ni nada!—suspiró, y bloqueó nuevamente su celular—. Incluso mis compañeros de la universidad me llamaron, pero él no... Vaya.

Hanae no quería ser un disco rayado, pero nunca antes había pasado. Jimin era demasiado delicado y atento con esas cosas, no era posible que se le olvidara. Quizás estaba enojado, pero Hanae no encontraría razón lógica si eso fuese así; no había pasado nada.

—Vaya...—Hoseok alzó sus cejas, sorprendido, e hizo una mueca—. Eso es raro...

—Lo sé.

Hanae suspiró de nuevo. Su día no había sido malo, aunque no había podido hacer videollamada con sus padres, cosa que le decepcionó un poco, mas se dijo a sí misma que quizás estaban ocupados. En lo últimos días habían dicho que la empresa estaba ahogándoles un poco, así que Hanae no los culpó. Al menos recibió sus lindos mensajes de cumpleaños. Su abuela, por su parte, la visitó en la mañana y desayunaron juntas. Iseul la había llamado, incluso su profesora de Bioquímica la había felicitado. Hasta Seung le había llevado un dulce presente a su casa, y la visitó por un rato. Era increíble que sólo faltase Jimin, quien nunca habría creído que se le olvidase.

Luego de unos minutos, Hanae observó cómo Hoseok aparcó justo al frente de un local muy bonito. Parecido a un restaurante. Tenía ventanas muy bonitas, sin embargo, tenían cortinas, cosa que Hanae no entendía puesto a que era de noche, sin embargo, se veía como un lugar elegante así que supuso que era eso. Para ser sincera, se veía algo desierto. Sin embargo, no pensó mucho en eso.

—Bueno, queridísima Hanae, hemos llegado—Hoseok le avisó, mirándola, y sonrió de par a par. Hanae estaba feliz. ¿Qué mejor que pasar una linda noche con un buen amigo?

Hoseok bajó del auto, y le hizo señas desesperadas a Hanae mientras rodeaba este mismo, indicándole que no fuese a abrir su pierta. Hanae sólo carcajeó y asintió, esperando a que Hoseok abriera la puerta del copiloto por ella.

—Ahora sí, sal—Hoseok la abrió, riendo, y ella carcajeó saliendo del auto por fin.

—Qué caballeroso, gracias.

—Lo sé, lo sé—cerró la puerta, y enredó su brazo con el de Hanae—. Me lo dicen mucho.

—Tonto—Hanae sólo rió más. Y ambos comenzaron a caminar a la puerta del lugar.

—Okey, espera—Hoseok la soltó al llegar a la puerta, sin abrirla. Hanae levantó una ceja, curiosa. Y sintió como las manos de Hoseok le tapaban los ojos.

— ¡No toques mucho, mi maquillaje!

—Okey, okey—Hoseok carcajeó, tratando de no hacer mucha presión—. Yo te guio.

Hanae estaba un poco nerviosa de tropezarse. Sintió como la puerta fue abierta, cosa que le estresó porque Hoseok tenía las dos manos en sus ojos, ¿quién la había abierto? Comenzó a dar pasos según su amigo le decía. El silencio era increíble, no entendía cómo. ¿Dónde estaba toda la gente comiendo? Entraron al lugar, y escuchó cómo la puerta se cerró nuevamente.

— ¿Qué? ¿Por qué todo está tan callado, Hoseok?—murmuró, agarrándole la muñeca, pero no apartó las manos de él.

—Sólo faltan tres pasos, calma.

Los nervios le empezaron a entrar a Hanae, y, cuando dio los tres pasos, tanto Hoseok como ella pararon de caminar. Estuvo a punto de preguntarle de nuevo cuando las manos fueron retiradas, y abrió sus ojos. La sorpresa fue bastante, dio un pequeño respingo, y se tapó la boca con sus manos para evitar gritar de la emoción. Igual lo hizo.

— ¡Sorpresa!—todos dijeron al unisono.

El lugar estaba decorado muy, pero muy bonito. Habían algunas mesas alrededor, confirmándole que era un restaurante, pero en frente de ella estaban algunas mesas juntas, formando así un mesón largo con decoración. Mas nadie estaba sentado allí, el montón de personas estaban frente a ella, observándola. Y no supo qué decir cuando vio a sus padres entre todos ellos. También estaba su abuela, Iseul, algunos buenos amigos que había conocido, incluyendo a Jungkook, Namjoon, Taehyung, los demás, y, como si no pudiese faltar, Jimin. En el mesón estaban muchos regalos, al parecer para ella. Hanae ni siquiera sabía cómo reaccionar. Pronto sintió cómo la sensibilidad le ganaba, dejando salir algunas lágrimas.

Los primeros en acercarse fueron sus padres. Les abrazó con muchísima fuerza, aún sorprendida. Hanae tenía casi dos años sin verles. Le hacían demasiado falta, y no comprendía qué hacían allí.

— ¡Me van matar!—Hanae murmuró, sintiendo como su padre le acariciaba el cabello y su mamá la apretaba más—. ¿No se supone que no podían venir en estas fechas? ¿Qué pasó?

—Bueno, digamos que mentimos un poco al decir que esta semana estaba ocupada—su mamá susurro, mirándola. Y se separaron un momento, Hanae no podía parar de sonreír.

—Sí estábamos ocupados—su papá se excusó, sonriendo—. Pero en ser disimulados al venir acá.

— ¡Son crueles!—carcajeó, y volvió a abrazarles—. Qué idea más malévola, me quieren matar.

— ¡Eh! La idea que dices que es cruel no fue de nosotros, no nos culpes—su papá le pellizcó la cosquilla, haciéndole reír—. Fue culpa de Jimin.

¿Jimin?

—Qué bonita estás—su mamá comentó. Su papá le dio la completa razón. Hanae sólo rió ante el comentario.

Después de saludar bien a sus padres y llenarlos de abrazos, saludó a los demás. Cada quien la recibia con un cálido abrazo y una felicitación, sin importar si ya la habían felicitado anteriormente. Hanae sentía que su corazón se llenaba cada vez más. Al saludar a su abuela, le susurró su interrogativa.

— ¿Jimin planeó todo esto?

—Sí, sabía que te gustaría—su abuela sonrió, y le dio un pequeño abrazo.

Ahora Hanae entendía por qué se había ausentado durante todo el día. Jimin había estado planeando esa reunión. Y sintió que el corazón se le derretía al darse cuenta de lo mucho que la conocía. Jimin sabía de sobra que Hanae no adoraba más que una reunión pequeña, con sólo personas que realmente debiesen estar para pasar el rato. También sabía que Hanae prefería una cena amistosa en vez de una fiesta. Hanae dejó a Jimin de último, sólo para hacerle sufrir un poquito.

Ni siquiera le dijo nada al ir hacia él. Hanae se le lanzó en los brazos, y lo abrazó con muchas ganas. Estaba tan agradecida de ese detalle. Jimin no tardó en corresponderle.

—Feliz cumpleaños, Nana—Jimin le susurró, sonriendo aún si ella no podía verle por estar abrazándole—. Lamento haberme desaparecido durante todo el día... Aunque fue difícil aguantarme.

—No te preocupes—Hanae rió dulcemente, y hundió la cara en el pecho del chico, apachurrándolo más—. De verdad que no hay nada de qué disculparse... Esto es demasiado, Jiminnie...

—No es nada a comparación de lo que mereces—se rió, sobando la espalda de Hanae. Sabía que iba a empezar a llorar en cualquier momento de la felicidad—. Pero me hace feliz que te haya gustado tanto.

— ¿¡Gustarme!?—Hanae se separó de golpe, mirándolo. Y arrugó la nariz—. ¡Esto es lo más bonito que me ha pasado en el año!

Jimin sólo carcajeó. Hanae pensaba que ya era el mejor cumpleaños del mundo y que de verdad no podía faltar nada; lo que no sabía es que Jimin tenía un regalo más para ella.



Love Maze↠p.jiminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora