Capítulo 2, parte 3: Volver a verse.

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VENECIA:

-¿Cia?

Sentí que mi corazón paró de latir con sólo esa palabra. No estaba entendiendo nada; el porqué de la situación, porqué mi amiga fulminaba con la mirada a Deuce, o porqué, de repente, Cameron me prestaba atención y se acordaba de mi existencia.

Parpadee repetidas veces, en un estado de shock donde, con suerte, escuchaba la música de fondo.

-¿Estás bien, Cia? -mi amiga apoyó su mano en mi hombro y me trajo de nuevo a la realidad. De repente tenía un nudo en la garganta que me impedía hablar, y tres pares de ojos sobre mí. Genial.

-Si...-tartamudee. Volviendo a centrar mi mirada en Cameron. Él estaba guapísimo, con una remera negra y unos jeans gastados que le sentaban de muerte. Su cabello oscuro estaba alborotado, y sus mejillas un tanto enrojecidas por el alcohol. Me pregunto qué demonios está pasando, a qué se debe que me hablara, y peor aún, que recordase mi nombre después de tanto.-Cameron...

Lo que ocurrió a continuación, superó incluso cada maldita vez que me imaginé una situación de contacto con Cameron. Sus labios se curvaron en una hermosa sonrisa, que me derritio por dentro.

-Sabía que eras tú. Aún conservas tu collar.

Miré sin comprender mi cuello, y entonces caí en cuenta de que esa noche no me había sacado el collar de plata con la letra "C" como dije. Había sido un regalo de mi abuela el día de mi bautismo, ya para ese entonces todos me decían Cia, y según ella, mi sobrenombre era mejor que el verdadero. Recordé entonces que Cameron y yo discutíamos sobre que la "C" en realidad era por él; me sorprende que recuerde algo tan lejano... ahora.

-Ejem-carraspeo mi amiga, sin comprender. Ella estaba irritada, aunque no entiendo cual es la razón.-¿Exactamente qué quieren?

-Oh, si. Me llevaré a Cia un rato, hay muchas cosas de las que tenemos que hablar. Los dejo-Iba a protestar, porque no quería dejar sola a Holly, pero los brazos de Cameron me guiaron hasta los apartados en la zona oscura del local. Demonios, la de veces que habré fantaseado con estar en uno de estos con Cameron, y ahora ocurre...-Cia, no me puedo creer que seas tú.

-Ni yo que me hables.-reí de manera nerviosa, evitando el contacto visual con él y jugando con mi cabello.

-¿Por qué lo dices?-Parecía confundido, mientras a mí se me subía la rabia de a poco.

-¿Lo dices en serio?-obvie, rodando los ojos. Estaba enojada, genial.-Desde la primaria no me has vuelto a hablar. Y la única vez que lo hiciste, no recordabas mi nombre.

Dejó escapar una risa, mientras se alborotaba el cabello. Dios mío, hasta haciendo eso se veía sexy. Apreté los puños sobre la mesa, en parte indignada, en parte aguantando las ganas de lanzar un suspiro.

-No te enojes, Cia.-me rogó, aún entre risas.-admito que tienes razón. Después de entrar al equipo de fútbol me aleje, pero te juro que fue sin querer.

<<Y lo de volver a verte en secundaria... la verdad no recuerdo haberme topado contigo, puede ser por cómo has cambiado. Ya no eres una niña, y definitivamente ya no juegas al fútbol con la ropa de tu hermano.

Ambos soltamos una carcajada, no lo pude reprimir. La imagen de ambos jugando al fútbol en los recreos era algo que siempre atesoraria, pero no olvido que para ese entonces mamá me obligaba a ponerme la ropa que a Dylan le quedaba pequeña. Parecía un niño.

-Bueno... creo que si he cambiado un poco.-confesé, sonrojada ante la idea de que algo en mí había mejorado con el pasar del tiempo.-¿Pero qué pasa con la escuela? Vamos a la misma clase desde el primer año, no entiendo cómo no notaste mi nombre en cada pasar de lista...

Un Amor UnilateralDonde viven las historias. Descúbrelo ahora