Capítulo 8, parte 3: "En pedazos"

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CAMERON

Dejo que Venecia termine su historia; escucharla hablar sobre todo lo que pasó con su familia me hace ver que, en realidad, si hay alguien que puede entenderme, es ella. No obstante, no dejo de sentirme mal cuando veo que se refriega los ojos húmedos por las lágrimas. No quiere que la vea llorar, aunque yo mismo estuve a punto de hacerlo cuando la escuchaba.

-Cia, no creo cansarme de decírtelo. Pero eres maravillosa.

La veo sonrojarse y una tímida sonrisa aparece en la comisura de sus labios. Me pregunto si tendrá una mínima idea de lo hermosa que es cada vez que ríe, cuando te contagia su alegría con sólo una sonrisa.

Mi madre siempre dice que las personas que más han sufrido, suelen ser aquellas con sonrisas más bonitas. Saben esconder su tristeza, para bien del resto, y como evitar que otro se derrumbe. Creo que Venecia es de aquel grupo, porque desde que la he vuelto a encontrar no ha hecho más que ayudarme. No sé me ocurre persona en la que confíe más. Tampoco sé si alguna vez podré devolverle el favor, pero espero que sí. Ante todo, quiero verla feliz.

-Solo soy una buena amiga.-dice, intentando restarle importancia a mis palabras. Me permito detallar la manera en que sus mejillas lentamente vuelven a ser de su tono normal, y ver cómo esquiva mi mirada me divierte. Es tan vergonzosa, incluso conmigo.

- La mejor de todas.-le hago saber, y me llevo otro gran sorbo de refresco a los labios.

Pienso en Bianca, en cómo está nuestra relación. No creo poder seguir mintiendo mucho tiempo más, es egoísta de mi parte, y ella no se lo merece. Además, tengo que admitir que las cosas han cambiado; cuando la miro, no siento que la ame, sino un aprecio enorme y ganas de que todo vuelva a ser como era antes.

Pero no podemos volver en el tiempo.

-Creo que voy a terminar con Bianca.

Dejo que mis pensamientos escapen, y al instante una punzada de culpabilidad me recorre. Aunque sé que Cia es más que de confianza, y que no me va a juzgar, siento que llegar a terminar con mi chica será extremadamente complicado para los dos. No vamos a terminar bien. Me odiará. Y no quiero eso. Me gustaría no perderla, que entendiera que es por su bien, que se merece un chico increíble capaz de amarla como corresponde.

Ya ni siquiera siento celos al imaginarla con otro, sino alivio. Demonios.

-¿Estás seguro?¿Vas a abandonar tu relación sin siquiera luchar por ella?- la miro detenidamente mientras rebusco en mi mente una respuesta. Luchar por nuestra relación. Eso es algo que hago desde que inició; con Bianca siempre se trató de demostrarle que ya no era el mismo, quitarle sus inseguridades, luchar contra cada obstáculo que se imponía para que al final los dos estuviéramos bien. Pero llegados a este punto, no puedo luchar más. Mis sentimientos cambiaron, y no conozco una persona que sea capaz de manejarlos.

-Cuando te dije que la amaba, en realidad fue por costumbre.-Sus ojos se abren como platos, desconcertados. No puedo culparla, estaría igual en su lugar.-La quiero, pero como a una amiga. No te negaré que me resulta increíblemente sexy, pero la verdad es que no quiero seguir mintiendo. Ni a ella ni a mí. No quiero, no puedo seguir.

Cuando creo que Cia dirá algo para que cambie de parecer, simplemente me sonríe. De una manera distinta a las de siempre. Es una sonrisa que me encantaría grabarme en la mente, porque resulta dulce y cálida. Veo sus ojos verdes ocultos tras sus largas pestañas, y apostaría mi xbox a que intenta escapar de mi mirada. Estamos cerca, lo suficiente para que haga algo que la haga sonrojar, y que no pudiera disimularlo. Aunque no es que estando separados lo logre tampoco.

Te gusta.

El pensamiento hace que arrugue mi frente e instintivamente me aleje, como si fuera un resorte salto hacia atrás, casi cayendo al piso pero recobrado el equilibrio en el último instante. Me quedo parado, estático, y la veo entre preocupada y divertida por mi arrebato. Mi mente me juega en contra, porque es imposible que Venecia me guste de esa forma. No porque no sea linda, que en realidad es hermosa. No porque no sea divertida, que si lo es. No porque le falte dulzura, carisma, empatía, solidaridad y todas esas cosas buenas que tiene en abundancia.

Un Amor UnilateralDonde viven las historias. Descúbrelo ahora