Capítulo 3, parte 1: Fuera de lugar.

26 6 0
                                    

VENECIA:

Doy unas cuantas vueltas sobre la cama, recordando con una sonrisa la noche anterior. Aún no me creo las cosas que han ocurrido, lo mucho que he avanzado con Cam en sólo unas horas. Y tampoco me creo lo estúpida que fui en estos años, todo por temor a ser ignorada. Cuando él ni sabía que era yo.

Me fijo la hora en el celular y sonrío cuando veo que apenas son las 10:35, que hasta las 14:00 de la tarde, tenía mucho tiempo para dormir. Dejo el aparato donde estaba y me acomodo nuevamente, dispuesta a abandonarme en mis sueños de Cameron...

-¡Ciaaaaa!-la voz chillona de Luce hace que abra de golpe los ojos, asustada e irritada porque hoy es mi día número uno para hacer nada. El segundo es mañana.-Arriba primis, ya es hora de despertar.

Luce se sentó a mi lado y comenzó a saltar, provocando que me moviera bruscamente y no pudiera consiliar el sueño. Si hay alguien en este planeta que sea difícil de ignorar, esa es Luce.

Solté un gruñido, y apreté con fuerza mi almohada. Mi sábado es sagrado.

-¿No te quieres levantar, eh?-canturreó, a lo que simplemente hice caso omiso.-entonces.... ¡Bomba humana!

Abrí los ojos espantada, demasiado tarde. Ya la tenía encima mío, aplastando cada centímetro de mi ser con su cuerpo. Y aunque ella pareciera una pluma, no lo era.

-¡De acuerdo... Me levantaré!-una vez que se movió de encima, pude respirar y, para mi desgracia, tuve que cumplir con lo que dije. De muy mala gana, pero me levanté.-Que tengas una buena razón para levantarme, Luce Angelina Wheeller.

Frunció el ceño ante la mención de su segundo nombre. Lo odiaba.

-Claro que la tengo, Venecia.-esta vez quien frunció el ceño fui yo, me lo merecía, en parte.-Tu mamá me dijo que te levantara, hoy no ha abierto la cafetería porque, sorpresivamente, mi familia vino a almorzar.

Luce trabaja los fines de semana con mi madre, por lo que no es extraño verla rondar seguido por mi casa. En cambio, mis tíos y mi prima Agnes son un caso aparte, no los veía a no ser que fuera día festivo, cunpleaños, o que yo fuese a su casa. En parte porque mi madre y su hermana no son de llevarse exactamente bien.

-¿A qué se debe ese milagro?-pregunté, dirigiéndome al armario y sacandome mi pijama. Estamos entre primas, hay suficiente confianza.

-La tía Marie y su insoportable hijo llegaron esta mañana de sorpresa. No sabes lo histérica que está tu madre, dice que si le hubieran avisado, habría preparado algo mejor que unos tacos.

Me reí imaginando a mamá, tan estresada como en cada reunión familiar. Saqué del armario un short de jean negro y una remera básica blanca, y me puse mis converse nuevas, esas que fueron un regalo por Navidad. Una vez que estuve lista, bajamos con Luce hasta la sala, donde se encontraba mi familia en una conversación ruidosa.

-¡Te lo digo, Claire! Ronald fue seleccionado para un viaje a korea del sur en primavera.

Mamá se atajaba la cabeza mientras tomaba de a poco su jugo. Esa era la tía Marie, una mujer que ronda los treinta y tantos, la menor de las tres hermanas Kendall, cuyo matrimonio finalizó hace casi ocho años, dejando como hijo único a mi primo Ronald. Como tía es excelente, ya que como nunca tuvo hijas, sus sobrinas recibimos un sin fin de atenciones; no obstante, a veces se volvía un poco insoportable alardeando de su hijo.

-Ya, Marie, pero te digo que es una estafa...-le objetó mamá, pero pronto se detuvo al vernos a Luce y a mí. Me miró con una sonrisa esperanzada, se que quiere que entretenga a mis tías.-¡Venecia!

La alegría en el tono de mi madre me hizo reír. Pronto tuve a mis dos tías abrazandome, diciendo cosas como que hace mucho no me veían, que había crecido un montón, y demás. Claro que tras un rato de charla casual, llegó la pregunta que toda tía debe hacer para inportunar a su sobrina.

Un Amor UnilateralDonde viven las historias. Descúbrelo ahora