𝑑𝑖́𝑎 𝟥.𝟤

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—Eh

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—Eh... —sin duda se encontraban en un silencio bastante incómodo, Fell se sentía bastante acechado. ¡¿De dónde demonios había salido esta chica?! ¡¿Cómo sabía que trabajaba a esa hora! Vaya stalker. —Niña, aún no hemos abierto el local.

—Lo sé, vine a encontrarme con alguien. —eso simplemente dejó al esqueleto más desconcertado. Miraba a los lados rogando que alguien llegara y lo salvara de tan rara situación. La chica se quedó estática en su lugar.

Como si sus plegarías hubieran sido escuchabas, sintió la mano de alguien sobre su hombro haciéndole voltear hacia sus espaldas.

—Heh, ¿qué tal? te ves pálido amigo, ¿paso algo? —Sans lo miró con una sonrisa en su rostro, oh bueno, él siempre sonreía. Fell volteó nuevamente hacía donde se encontraba la chica y se sorprendió al no encontrar a nadie. 

—N-no es nada... —un leve sudor cayó de su cráneo, eso sí que había sido extraño.

Entraron al local ya que Sans tenía la copia de las llaves en caso de emergencia, abrieron las ventanas y fueron acomodando las sillas. Fell continuaba algo tenso por lo ocurrido, era lo de menos. Parecía una broma de mal gusto.

En el momento que iba a preguntarle que ocurría, sonó el teléfono de Fell. Lo sacó de su suéter con algo de desgano, al ver la pantalla entro en pánico. Era Papyrus.

—Vuelvo ahora. —caminó hacía la cocina para tener algo de privacidad para contestar la llamada. Recordó durante los días que comenzó el trabajo no logró toparse con su hermano mayor, era todo un alivio pero... como todo, tenía un final. —¿Qué?

—¡¡SACO DE HUESOS FLOJOS!! —casi tuvo que alejar el teléfono de su oreja inexistente, no le parecía raro que le saludara de esa manera. Seguramente estaba pensando que lo habían despedido y lo evitaba por esa razón. —¡Más te vale que no hayas perdido el empleo porque si no...¡

—Cálmate, no me han despedido. —hubo un largo silencio.

—Fell, si es una de tus bromas juro que...

—No estoy bromeando, si quieres puedes llamar al local o venir por ti mismo, ahora estoy ocupado así que si me disculpas. —colgó dejando a Papyrus con las palabras en la boca, por fin se sentía libre y sin una gran carga sobre sus hombros. Suspiró levemente para volver a la entrada del local.

—¡Mew! ¡Ten cuidado con eso, no quiero que se rompa! —el pequeño arándano ya se encontraba con Sans arreglando unas cosas, al percatarse de Fell volteo a verlo saludándolo con una sonrisa.

—Heya, que raro que no estás con tu hermano, enano. —ya cerca de Blueberry notó la ausencia del hermano mayor.

—Tenía cosas que hacer, así que tendremos que empezar sin él. —comentó Sans mientras dejaba algunos platos sobre la barra. Un leve sudor apareció en la cabeza de Fell, ¿tendría que lidiar con los clientes él solo? Sin duda eso no terminaría nada bien, de por si necesitaba ayudaba cuando estaba acompañado.

—¿E-están seguros de eso? —los nervios se hacían presentes, cosa que noto el pequeño arándano casi de inmediato.

—¡No te preocupes por eso! No tardara en llegar. —como siempre tan positivo, se retiró para empezar con sus labores en la cocina. Aunque casi eso lo convencía aún no se encontraba seguro.

—Heh, no te preocupes. Yo te ayudaré. —su contraparte ya tenía un delantal puesto, le hacía ver bastante gracioso. Este cerró una cuenca.

—¡¿Qué?! ¡¿Cómo se supone que me ayudarás dejando a Blue con todo el trabajo?! —lo miró atónito.

—Relájate un poco, no querrás que—ahí venía un chiste posiblemente muy malo, pero para suerte de Fell fue interrumpido por Blueberry.

—¡SANS! ¡Nada de tus chistes en el trabajo! —este se encogió de hombros. Sin duda iba a ser un día muy largo.

 Sin duda iba a ser un día muy largo

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30 días de OTP! ¦  𝑘𝑢𝑠𝑡𝑎𝑟𝑑Donde viven las historias. Descúbrelo ahora