30 días de OTP! ¦ 𝑘𝑢𝑠𝑡𝑎𝑟𝑑

𝑑𝑖́𝑎 𝟩

—Maldición... —pateó con fuerza una lata que se interponía en su camino. Estaba muy frustrado, teniendo sentimientos encontrados.

Aquel callejón se encontraba más lúgubre de lo normal. Ya era bastante tarde, había transcurrido la hora pico hace rato y Fell lo supuso al darle una mirada al cielo. Sus pisadas resonaban, siendo lo único que se escuchaba.

Su iris rojo observaba con detenimiento sus propios pies, tensando un poco su gesto, perdido en sus pensamientos.

De vez en cuando se escuchaban voces de algún lugar, pasos que desaparecían de sus sentidos. Se sentía muy estúpido, esta vez si la cago en grande.

Lo más importante, su hermano iba a matarlo. Ni duro una semana en el trabajo. Otra vez.

De repente escuchó algo a sus espaldas, parecía hacer sido un susurro o alguna palabra. Se giró de inmediato, un escalofrío se hizo presente en su cuerpo. Su mano izquierda no tardó en ser levantada, con la guardia alta esperando aquella persona o monstruo apareciese para hacerle frente.

Pero nunca llegó.

Miró a sus lados, aun con la duda en el aire y sudando un poco, buscando una razón lógica por la cual empezaba a escuchar cosas que no estaban. Guardó nuevamente su mano en el bolsillo de su suéter y se retiró.

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—Es extraño que estés aquí... —Grillby's limpiaba un vaso como era casi costumbre, esta vez era su turno de atender el negocio. En cambio de sus otros dos compañeros muy parecidos a él, pero de otro color.

—¿Eso crees? —respondió desanimado, en vez de sonreír salió una mueca. —Joder. Mi hermano me va a matar. —comentó en voz alta.

—¿Qué hiciste esta vez? —se detuvo un momento antes de hablar, dejando un pedido a una niña que esperaba ansiosa su comida. Inclino un poco el entrecejo apoyando uno de sus brazos sobre la barra.

—Ugh... Es complicado. —evito mirarlo, sintiendo como algunas gotas de sudor se asomaban por los nervios.

—¿Te quedaste sin trabajo, verdad?

Silencio.

—Tomare eso como un sí. —suspiró, incorporándose. —Esta vez sí que te estás quedando sin opciones.

—Lo sé, en serio. Créeme. —recostó su cabeza sobre sus brazos, mirando el vaso vació que se encontraba al frente.

—¿Y bien? ¿Te quedarás aquí huyendo de la realidad o la enfrentaras? —se quedó en silencio mientras atendía a algunas personas que llegaban. Un gruñido salió de la boca de ropas oscuras, mientras lo miraba con algo de molestia.

—¿Y si mejor me quedo durmiendo aquí?

—No. Ya te dije la última vez que no me permiten hacer eso, se nota que no me prestaste atención. —Fell dio un suspiro de decepción, moviéndose de lado en la silla para bajar. —Si fuera tú, esperaría un poco antes de hablar con Edge. Tal vez ocurra algo que te sorprenda.

Lo miró unos segundos, para asentir levemente y caminar hacia la puerta. La campanilla sonó, junto con el aire frío chocando contra su rostro.

—Y recuerda pagar tu cuenta, ya no te podré cubrir más. —maldijo Sans en voz baja para cerrar la puerta y caminar hacia su casa.

—Huh, por lo menos lo intente. —murmuro con falsas esperanzas, solamente tenía un día para organizarse y pensar lo que iba a hacer. Ni siquiera le era suficiente ese tiempo.

Se fue alejando del establecimiento, sintiendo como si el recorrido fuese cada vez más largo de lo normal. La mayoría de los negocios ya se encontraban cerrados, los faros iluminaban un poco las calles. De un momento a otro sintió un estirón en su brazo, sintiendo como si alguien le hubiese jalado. Palideció, deteniéndose en donde dio el último paso.

Sus iris desaparecieron de sus cuencas, en el momento que se encontraron con unos castaños que lo miraban fijamente. Tardo en procesar lo que estaba ocurriendo, más no le dio tiempo.

—¿Eh? —dijo como acto reflejo, aquel rostro lo había visto en otro momento. —¿Tú no eres...? —de repente se dio cuenta, un mal presentimiento lo alerto por completo. Soltándose del agarre de aquella chica.

—Ah, si te acuerdas de mí. —una sonrisa apareció en su rostro, dejando sus manos ahora libres detrás en su espalda.

—Aléjate, niña. —mantuvo la distancia, era demasiado extraña que ella estuviese en el mismo lugar que él y que solo fuese una casualidad.

—No tengas miedo, no te haré nada. —se burló, manteniendo su sonrisa.

—No lo digo por ti. —se dio medio vuelta, dándole la espalda. Escuchó sus pasos hasta acercarse, en ese momento se detuvo y la confronto. —Lo dijo enserio, si no te pierdes lo vas a lamentar.

—No me das miedo, si es eso lo que piensas. Solamente quiero hablar.

—¿Hablar con un monstruo desconocido a estas horas? Vaya sí que tienes agallas. —en respuesta, ella encogió los hombros.

—Ya es normal que ustedes vivan entre los humanos, así que no le veo el problema. —eso solamente irrito más a Red, no tenía tiempo para lidiar con una persona que ponía en prueba su paciencia inexistente.

—Escucha, estarás muy confiada porque quizás piensas conocerme y saber dónde trabajo. Pero si sigues con esa actitud tan estúpida te meterás en un verdadero problema y lo lamentarás. —la señaló para desaparecer enfrente de sus ojos.

Su cama apareció al frente de él, su habitación se encontraba desordenada como de costumbre. No tardó mucho en acostarse sobre esta, sintiendo una incomodidad en su espalda. Se levantó un poco para tomar su celular, el cual tenía la pantalla encendida.

Había recibido más de diez mensajes de Blueberry y dos de un teléfono desconocido por lo que pudo reconocer, su vista se hizo borrosa y dejo el aparato en la cama. Para acomodarse y quedarse dormido.

➤Próximo capítulo hay advertencia de escenas subidas de tono.

Para más información aparte del fanfic pueden pasarse por el blog ~