𝑑𝑖́𝑎 𝟦

2K 273 59
                                    

Y así fue, Fell hizo el intento de ser lo más cercano a lo más agradable posible

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Y así fue, Fell hizo el intento de ser lo más cercano a lo más agradable posible. Por suerte Sans le ayudó, aunque no se viera a primera vista, le caía muy bien a los clientes aunque sus chistes no fueran... los mejores. SW!Papyrus llegó justo a tiempo, diciendo que había tardado más de lo esperado ya que se había quedado en la tienda comprando una caja de cigarrillos.

El de colmillo de oro se quedó recostado sobre la mesa suspirando, al menos de su boca no salió ninguna palabra mal sonante por ahora.

—Heya. Heh, parece que no es un buen día para ti. —sonrió sentándose a su lado su contra parte o más bien su versión más vaga.

—No tienes idea. —respondió de manera honesta. Odiaba lidiar con las personas, para él no eran más que un simple estorbo que fastidiaba las cosas más simples de su vida.

—Oh vamos, no es tan malo. Hasta puedes conseguir divertirte si hablas un rato. —se encogió de hombros. —Tiene sus ventajas. —añadió.

—Sí, claro. —el sarcasmo fue obvio. —Lo detesto, pero a veces hay que hacer cosas que no estás acostumbrado por un bien mayor.

Ambos se quedaron en silencio, disfrutándolo. Daban las 4:35 de la tarde, ya las personas regresaban a sus horas laborales o paseaban por los locales de una manera no tan frecuente como sería el medio día.

—Es gracioso, pero... Suena como si realmente haces esto por obligación. —comentó Sans, sacando de su suéter un pote de color rojo y llevándosela a la boca. Fell lo miró de reojo para luego volver a mirar hacia la puerta.

—Algo así. —se incorporó, sentándose debidamente sobre la silla pero con los brazos aun recostados. Movió sus dedos haciendo un sonido, mientras que la otra tenía apoyado su rostro en la palma. —He vivido la mayor de la parte de mi vida despreocupado, derrochando todo lo que me han dado como si no valiera nada. Ya es tiempo de pagar el precio.

—...Entiendo. —lo miró unos segundos. —Welp, mira el lado positivo de esto. Podrás dejar de depender de los demás, comprar lo que desees... Hasta puedes irte a donde quieras y nadie te dirá nada.

—¡Chicos! ¡Necesito su ayuda! —el pequeño Blueberry intervino en la conversación. —Han llegado cosas que encargue, no podemos traerlas nosotros solos.

—Uh... ¿Por qué son tantas cajas? —dijo Fell al ya estar levantando varios paquetes del suelo, estaban en la parte trasera del negocio que daba hacia la calle y la verdad parecía el callejón de una película de terror aunque fuera de tarde.

—Blue tiene planeado bastantes decoraciones para el local, así que no desaprovecho en usar sus ahorros para ello. —cerró las cuencas despreocupado. —No podía decirle que no, ósea, debiste ver su cara de emoción. Nye hehe ~ —caminó hasta entrar de nuevo por la puerta.

—¡Aún faltan cosas, el gran Blueberry no soportara una falta en sus pedidos! —ya tenía un teléfono en mano marcando rápidamente a quien sabe quién. Sí que era exigente.

—Heh, Blue cálmate.

Después de unos largos minutos ya todo estaba en el almacén, por suerte todas las cosas habían llegado, solo que estaban en varias cajas o envolturas.

—Gracias chicos, perdonen por mandarles a hacer esto. —suspiró el pequeño arándano, reaccionó al escuchar la puerta del local abrirse y una voz algo malhumorada.

—¡NO, ESTO NO ES NINGUNA CITA, ANOMALÍA! —ninguno de los cuatro entendía que estaba pasando, la curiosidad era demasiada grande. Se acercaron precavidamente hasta visualizar a dos esqueletos que estaban cerca de la barra, sin duda parecía que uno de ellos estaba algo exaltado y el otro en completa calma.

—No seas así, ya lo ha estado negando desde hace semanas —ambos tenían bufandas, el nombrado de un color café y de color azul.

—¡¿Cómo quieres que este si me llevas abrazando el brazo desde que salimos?! ¡No me voy a calmar! —hasta estaba glicheando por la rabia. Vaya problema de pareja.

—Eh... ¿En qué puedo ayudarles? —el menor de los cuatro se acercó con leve desconcierto, no sabía cómo calmar la situación y menos como debería reaccionar. El de los ojos heterocromáticos finalmente se percató de su presencia, sonriendo de manera amable.

—¡OH! Lo lamento. —negó con las manos. —Queríamos comer algo, sino es mucha molestia. 

 

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
30 días de OTP! ¦  𝑘𝑢𝑠𝑡𝑎𝑟𝑑Donde viven las historias. Descúbrelo ahora