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Este capítulo incluirá lo primero de la lista. Día 1: Tomados de la mano.
—Te odio cada vez más. —declaró el de ropajes oscuros. Quién diría que terminarían discutiendo por cual era mejor: el kétchup o la mostaza.
—Heheh, vamos. Acepta tu derrota.
—¡No tengo que aceptar nada porque no he perdido! —alzó la voz haciendo que varios monstruos le vieran.
—¡Oye, calma a tu novio que esta como una fiera! —gritó alguien en el fondo.
Fell se puso rojo completamente. Aquello no hizo más que enfurecerlo más.
—¡¿Qué dijiste?! ¡Anda y da la cara! —poco a poco los síntomas de estar pasado consumir demasiada mostaza le estaban afectando. ¿Quién diría que era capaz de emborracharse por consumir tanta?
—Ya, ya. Vamos. —Sans tomó de su mano para sacarlo de ahí mientras que empezaba a responderle con algunas palabrotas de por medio.
—¡Suéltame, le voy a dar una lección a ese imbécil!
—Lenguaje. —regañó.
Antes de poder lanzarse contra aquel que había hecho el comentario, fue arrastrado de manera imprevista. De su boca solo salieron maldiciones a medias ya que salió por la puerta antes de terminar.
—¡Vuelvan pronto! —se despidió el dueño del lugar.
Fell no cabía en lo que había sucedido. No podía ser verdad que fue detenido antes de darle su merecido a ese sujeto diciendo que Sans era su novio. Por alguna razón eso le molestó bastante, con solo ver su cara algunas personas o monstruos que transitaban las calles huían despavoridos.
Cuando estaban a una distancia prudente parecía ser que el de colmillo de oro se calmó aunque sea un poco.
Pensó entonces que fue estúpido que se lo hubiera llevado caminando en vez de usar el atajo.
Pero en vez de molestarse o recriminarle por aquello, le tomo más importancia que no soltó su mano en todo el camino.
—Oye, ya puedes soltarme. Sé caminar. —el bromista se detuvo en seco. Como si él también se diera cuenta de su acción.
—Oh, heheh. Pues, me hubieras soltado tú. —se defendió tras unos segundos largos e incómodos que observaban sus manos entrelazadas.
El Sans de underfell chasqueó la lengua.
—Creo que te tomaste muy en serio el comentario de ese idiota. ¿Qué harás ahora? ¿Me invitarás a cenar acaso? —si Fell podía considerarse una persona que nunca le gustaba tener la última palabra sin duda era un digno ejemplo. Contraatacó lo que su versión floja le había refutado.
Más no se esperó para nada que los pómulos de Sans tomaron un tono azulado y unas pequeñas gotas de nerviosismo aparecían en su cráneo.
Iba a volver a hablar cuando se le adelantó.
—No creo que me guste salir con un chico con problemas de carácter, pero gracias por la oferta. —dejó finalmente su mano libre para darse vuelta.
Fell sintió un tic.
Sans 1 - Fell0.
—¡Yo no tengo problemas de carácter! —le siguió hecho una furia.
Mientras tanto Sans estaba disimulando sus nervios mientras negaba con la cabeza. Ni si quiera captó la indirecta. Sin duda era todo un cabeza dura.
Tal vez tendría que intentar con otra cosa.
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