Capítulo #09 "Malas Noticias"

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El camino fue sofocante, inconscientemente, Patapez se preparaba mentalmente para enfrentar a Astrid después de saber sobre el nuevo deseo de su hija, no sabía que diría en su defensa, sólo sabía que no lo perdonaría... Entre otras cosas de las que esperaba salvarse.
Al llegar a la cabaña, Astrid estaba fuera limpiando a Tormenta para mantener su mente ocupada, había terminado con las pocas labores que Hipo tenía para el día.
-Mamá...
-Aila, Patapez, ¿Qué tal les fue?
-Muy bien mamá, al parecer si se logró lo que mi tío Patapez se propuso con esos niños...
-¿Enserio? Felicitaciones Patapez, veo que continúas con tu sueño...
-Es un arduo trabajo de investigación, pero la enseñanza acaba de empezar para esos jóvenes vikingos...
Confirmó Patapez, y al notar que Aila no hablaba de nada, era su oportunidad para confesarlo por su propia mano, consideraba que le iría menos peor si hacía las cosas dé esa manera.
-Astrid, hay algo que tengo que decirte...
Aila se acercó a su madre para despedirse y poder ir con los tíos Torton que esperaban cerca del bosque como su padre le advirtió.
Patapez abrió la boca para finalmente desahogarse... Pero la escena que vio símplemente lo petrifico.
-Mamá, ya tengo dragón preferido...
-¿Enserio? Que buena noticia hija, ya verás cuando se entere tu padre...
-Si, si lo vez, dile que es el Cellisca, comenzaré mi búsqueda cuanto antes mamá... ¡Estoy tan emocionada!
Aila sonrió tan animada, besó a su madre en la mejilla y se fue dando pequeños saltitos de felicidad.
Patapez retrocedió un paso, pero al ver la extraña expresión en el rostro de Astrid; Era confusión, como si no logrará recordar el dragón que vio en su juventud.
-¿Astrid?
-Que extraño a sonado eso, ¿No lo crees, Patapez?
La cara de Astrid se transformó en un instante, ahora reflejaba seriedad, no era que no recordará al dragón, Patapez ahora lo sabía.
Patapez trago saliva e hizo una sonrisa forzada, algo que evidentemente molesto aún más a aquella mujer.
-¿De donde consiguió esa información?
-Astrid, fue un accidente, Aila me ayudaba con mis libros de investigación... Quedó fascinada al ver a ese dragón, no pude hacer nada...
-¡¿No pudiste hacer nada?! ¡¿Es enserio?! ¡¿No pudiste con una niña?! ¡Por Thor!
-Oye tranquila, no creo que sea para tanto, Astrid...
-¿Cómo es posible que esto pasará? Creí haberte dicho que destruyeras esa información, te lo dije, te lo dije hace mucho...
-Astrid, lo que pasó, pasó... Cómo maestro no puedo negar el conocimiento, no es correcto...
-No creo que tus palabras te vayan a salvar...
-Lo siento Astrid, aunque deberías ver el lado bueno, Aila finalmente hará su Ceremonia correctamente, ¿No es sensacional?
-Si claro, que obtenga un dragón similar al de... Aquella tipa...
Al ver el desprecio en sus últimas palabras, Patapez sabía que aún no había olvidado a My, y todas las cosas que hizo en el pasado, empezando por casi arrebatar a Hipo de su lado. Aún la odia después de tanto tiempo, obviamente Patapez no iba a preguntar. Antes que la discusión continuará, Hipo llegó junto con Patán, Colmillo y Chimuelo.
-Finalmente lo encontré Astrid, no tienes porque agradecernos...
-¿Me encontraste? Estabas acostado, descansando a la sombra de un árbol Patán...
-Aún así te vi...
-Si, porque volamos sobre ti...
Hipo lo miró con cara de pocos amigos, tras ver la mala cara de Astrid, Patán decidió irse para no tener problemas. El castaño bajó de Chimuelo, acariciando su mentón mientras los miraba con una ceja arriba.
Astrid estaba de brazos cruzados y con mala cara, mientras Patapez tenía una mano en la nuca; Finalmente Hipo entendió que no, definitivamente sucedía algo.
-¿Todo en orden?
-¿Todo en orden? Por favor Hipo, Patapez cometió un terrible error hoy, uno que no tiene solución...
-¿A si? ¿Qué sucedió?
-Sólo...
-¡Resulta que aún conserva aquellos datos que le dije que eliminará hace años, Hipo!
-¿Los del Cellisca? No veo porque eso debe ser malo Astrid, no puedes obligar a Patapez a eliminar algo que le pertenece...
-¡Nuestra pequeña leyó ese libro Hipo, ahora quiere un dragón idéntico al de esa!
-Patapez, veté, yo me encargaré de esto a solas...
-¡¿Qué?! ¡¿Lo vas a dejar ir?!
-Astrid por favor...
Patapez asintió y se marchó apenado, aún se escuchaba la voz de Astrid hablando en voz alta, algo exhaltada, sería una discusión muy difícil para ambos; Aunque ahora Hipo ya no era tan susceptible a las palabras de la rubia, lo aprendió con los años.
-Hipo, no puedo aceptarlo, siento que es una traición...
-Es tu hija Astrid, nuestra hija, ¿Enserio no lo aceptaras? ¿Aunque sea la felicidad de ella?
-Sería como revivir aquellos tiempos otra vez...
-Patapez estaba por destruir el libro tal como le dijiste años atrás, lo detuve, le dije que con guardarlo de todos bastaba... Nadie conoce a ese dragón sólo porque TÚ lo pediste, sólo los jinetes, nuestros amigos, conocen como es, no ocultes la verdad de los curiosos, sólo traerán lo desconocido...
-...
-Aila lo querrá conocer también, ahora que ya sabe de su existencia...
Hipo camino hacía la tribu seguido por Chimuelo, el rostro de Astrid reflejaba sorpresa tras lo último que el castaño dijo, dio unos pasos en su dirección.
-¡¿No querrás decir...?!
Una mirada por encima del hombro, es toda la respuesta que recibió, no sabía como interpretarla, no sabía que significaba, sólo sabía que por nada del mundo permitiría que su hija trajera el pasado a su vida.

Al otro lado de la tribu...
Aila logró llegar a la zona favorita de los gemelos, después de tantos años y siguen siendo prácticamente igual; Era una zona algo cerca del bosque, llena de cosas extrañas y una gallina vieja. La chica suspiró mirando a su alrededor sin pista de ellos.
-¡Tío Brutacio, tía Bruthilda! ¡¿Donde están?!
La gallina se acercó a la chica quien se agachó y acaricio su pequeña cabeza de ave, mientras el animal se esponjaba tiernamente y kacareaba en voz baja, parecido al ronroneo.
-Hola gallina, ¿Has visto a los gemelos? Son mis tíos, ¿Sabes?
El ave saltó a sus brazos y se acurruco, segundos después se escucharon gritos provenientes de un árbol que no resultó ser un árbol, si no Brutacio todo pintado y camuflado del mismo.
El rubio llegó con Aila y le arrebató a gallina, con un cuidado marcial, para después mirarla mal y Brutilda aparece detrás de él con una cara de aburrimiento y la misma extraña vestimenta.
-¿Enserio tenías que cargarle, Aila? Sabes que a Brutacio le molesta que lo hagan...
-Lo siento tía Bruthilda, pensé que sólo era una gallina...
-Esa gallina a estado con él desde que estábamos en la Orilla del Dragón...
Aila suspiro y se disculpó con Brutacio por su "error", con tal de que no continuarán hablando de ese lugar; Ella conocía la historia y todas las aventuras que tuvieron, Hipo se encargó de recordarselo desde que era mucho más pequeña, todo el tiempo siempre hablaba de eso, ahora cree que ya es suficiente.
Al ver la extraña cara que tenía y el hecho de que no estaba mentalmente con ellos, Brutacio y Bruthilda la tomaron de los brazos, uno a cada lado, y la arrastraron hacia el contenido de ese extraño lugar.
-Aquí tenemos la fosa de Jabalíes...
-Un clásico...
-El corazón de las mejores actividades Torton...
-El músculo de todos los Torton...
-El lugar favorito Torton...
-Los mejores Torton pasaron por esta fosa...
-Y ahora nosotros lo hacemos siempre...
-Siempre seremos un Torton por dos, ¿Cierto hermano?
-Muy cierto hermana...
Aila regresó en si y se liberó de los agarres con amabilidad, observó y prestó atención a lo que veía, todo parecía un circuito con los obstáculos más difíciles, aún más extraño de lo que creía.
-¿Porque me están enseñando esto, tíos?
-Hacemos lo que tu padre nos encargó, Aila...
-¿Mi padre?
-Hipo dijo que te entretuvieramos hasta que encontrarás cosas que quisieras contar...
-Entoces él te seguiría para descubrir a donde y a quien vas a ver todos los días...
-Claro, por eso Colmillo y Patán actuaron extraño en la Academia... No puedo creerlo, me tengo que ir tíos...
Aila hecho a correr a lo que Brutacio colocó una mano alrededor de su boca y comenzó a gritar a la chica, tras correr tres pasos exactos hacia ella.
-¡Oye! ¡Recuerda mantener el secreto! ¡No te tienes que enterar!
-¿Crees que se lo cuente a ella misma, hermano?
-No, no lo creo hermana, sería una mala noticia para ella...
-Tienes razón, ¡Ha! E Hipo decía que no confiaba en nosotros...
-Situación controlada, hermana...
Aila corrió hasta más no poder, sus pasos se desviaron a dentro del bosque en donde continuó hasta caer por el mismo dolor de sus piernas; No iría hacia el refugio de Sinan, no los pondría en peligro, sólo quería alejarse todo lo posible de su tribu.
El día cambiaba de colores, de azules a naranjados, el atardecer aparecía anunciando la noche en camino; A la distancia, volando entre algunos árboles pudo ver a una bella criatura, cuyas plumas resaltaban en los colores del cielo, sin montura y sin jinete.
Aila sintió haberse enamorado de aquel dragón, pero su amor fue reemplazado por el deseo de hundir a su padre con ayuda de ese dragón; Sin pensarlo más, se decidió a seguirlo.

Cómo Entrenar a Tu Dragón: El Legítimo Heredero.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora