Capítulo #20 "Lazos Perdidos"

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[☆Música☆]

-Ustedes destruyeron mi corazón, y yo los destruire a ustedes...
Sentenció apuntando a Hipo y a Astrid. Hipo levantó una ceja al no entender que quería decir y Astrid fruncio el ceño aceptando su amenaza con molestia.
-Y tal vez tengan razón, no vale la pena matar a quien ha asesinado primero, no se porque lo dicen, pero suena estúpido a mi parecer...
-Sinan...
-Pero quiero que entiendan una cosa...
Hipo no podía dejar de verlo, sus palabras, su expresión tan fría, aquella sonrisa retorcida en su rostro, ese no podía ser su hijo, y extrañamente sentía la amenaza que él significaba para todos. Aila apretaba las plumas de Nubosa entre sus dedos, ver a su hermano en ese estado tan perdido le producía tristeza, era su hermano y ahora otra persona.
-Apartir de ahora, me dedicaré cada segundo de mi vida a hacer infeliz a todo Berk...
-¡¿Qué?! Hijo, esto...
-Comenzando por ustedes...
Sinan apuntaba a Hipo y a Astrid, el castaño miro a Astrid con los ojos entrecerrados, no entendía porque su hijo lo culpaba a él; Sin duda Astrid tuvo algo que ver con todo esto. Sus ojos verdes alcanzaron a ver los pies de un cuerpo en el suelo, al principio no entendió y volvió la mirada a Sinan, cuya mirada los mataba cada segundo.
-Están frente al cazador de dragones más peligroso que enfrentaran...
-Sinan, esto no es lo que debes hacer, seguro existe otro forma de arreglar las cosas...
-Claro que la hay, padre... ¡Quiero a mi madre de vuelta!
-¿De vuelta? ¡No puede ser! ¿Acaso será...?
Hipo regreso rápidamente la mirada al cuerpo en el suelo que no lograba identificar, sintio un sudor frío y sus pasos avanzaron lentamente al cuerpo; Mientras más se acercaba, sus ojos más se sorprendían hasta que estuvo seguro de lo que veía. El cadáver de My, aquel cuerpo pálido, sin brillo en sus ojos, cubierto de sangre seca... Era el amor de su vida. Hipo cayó arrodillado a un lado de ella, las cosas no estaban bien, eso no debió de haber pasado... Y no espero más para comenzar a llorar.
-La sangre de los cazadores de dragones más famosos corre por mis venas, es lo que soy, nada lo cambiará... Aila...
Sinan se dirigió a su hermana que veía a su padre lamentarse, y Nubosa retrocediendo tras la mirada del chico fue lo que llamo su atención nuevamente. Aila acariciaba a su dragón para mantenerla tranquila, aunque ella también temia en ese momento.
-No es tarde para que recapacites...
-¿De que hablas?
-Ven conmigo, huyamos juntos...
-Sinan...
La mirada llena de decisión de su hermano estaba en ella completamente, como intentando convencer su mente de hacer lo que quiere, era una mirada manipuladora y egoísta. Aila soltó un suspiro, sabía que no tenía que pensar mucho la respuesta.
-¿Porque me dices esto?
-Verás, puedo estar en contra del mundo... Pero jamás en contra de mi hermana...
-¿Que clase de vida tendríamos siguiendo el mismo camino?
-Una donde sólo estemos tú, yo y una nueva tribu, una tribu de cazadores en donde todos seamos familia, seré el tío de mis propios hijos... Hahaha, hay que aceptarlo, somos medios hermanos, podemos tener descendencia perfectamente...
-Lo siento... Sinan, no estas escuchando tus propias palabras, más aparte, con tus cambios tan raros de humor... Un día terminarás matando a todos...
-Tal vez sea así, ten en cuenta que si no estas conmigo, estarás en mi contra y yo no quiero hacerte daño, hermanita... No a tí...
-Eso dices ahora, ¿Que pasará después? ¿Eh?
-Cosas mejores vendrán, Aila, sólo eso, éxito y guerra... Lo bueno para mi y lo malo para ustedes...
Mientras ellos hablaban, Astrid se enfureció más al ver como Hipo lloraba por aquel cadáver cuando nisiquiera pregunto por ella al estar golpeada. Hipo mantenía su minuto de silencio aún, llorando en voz baja, ignorando lo que sucedía a sus espaldas; La rubia miro a Sinan y dijo:
-La muerte de tu madre fue necesaria, ella me arrebató el amor de Hipo, yo sólo le regrese el favor y le arrebate la vida...
Al escuchar ese atrevimiento por parte de la madre de Aila, Sinan la miro con ojos asesinos, sus manos se hicieron feroces puños, llamo a Diurna y la montó, preparándose para atacarla con todo lo que tenía su dragón.
-¡Ahora si pagarás por eso!
Nubosa se interpuso entre ellos haciendo a Diurna retroceder, defendía a Astrid por petición de Aila, aunque no estuviese de acuerdo en ello. Sinan acarició la cabeza de su dragón y la mirada asesina fue para su hermana; Ambos se acercaron más quedando cara a cara, Aila no demostraba tanto miedo, valor era lo que recolectaba.
-¡¿Qué haces, Aila?!
-Esto no lo acordamos, ella recibirá su castigo, pero no por parte tuya...
-¡¿Continuas defendiendola?!
-No justificó su maldito comportamiento, no está bien, pero su vida no es tuya para quitarsela..
-Entiendo, ¿Así van a ser las cosas entre nosotros?
-Lo siento Sinan, yo...
-Bien, para que sepas, después de terminar con Berk iré tras el nido de dragones...
-¡¿Qué?! ¡Tú creciste ahí! ¡¿Porque tomar esa decisión?!
-Porque seremos enemigos, es lo normal entre nosotros... Mata y vive, o deja vivir y muere, nunca olvides eso...
-No lo aceptaré, los dragones no tienen la culpa de lo que paso...
-Yo tampoco la tenía y aún así no tuvieron clemencia...
Finalmente el chico salió volando rápidamente, dejando todo en claro no hay traiciones después ni mucho menos. El ambiente se relajó, Astrid finalmente estaba de pie mirando seriamente a Hipo quien seguía llorando, hasta que ya no pudo más.
-¡¡Myyyy!! ¡¿Como fue que esto pasó?! ¡Dijiste que eras fuerte y que no moririas tan fácil! ¡¿Lo recuerdas?! ¡Me lo dijiste años atrás, aún cuando no sabía nada de ti, ni de nosotros!
-Papá, tengo que marcharme yo también, My me ha heredado su voluntad... Te quiero...
Aila también salía volando sin despedirse de su madre y mucho menos sin hacer caso a los gritos que suplicaban, de manera poco amable, que no se fuera. Habían quedado solos, la rubia no podía más con el "drama" que todos hicieron sólo por asesinar a aquella mujer; Se acercó a Hipo, manteniéndose detrás de él.
-Por favor Hipo, ¿Quieres parar ya? No es para tanto...
-¿Que?
-Sinceramente tu drama me esta desquiciando un poco...
-¡¿Como te atreves a...?!
Las palabras del castaño se detuvieron, Astrid tenía sangre en sus manos, no entendía porque tanta sangre... Hasta que recordó la apariencia tan golpeada de su hijo, aquellos morados, sangre seca y lo poco inflamado que se le notaba. Hipo se puso de pie enfrentando a Astrid.
-¿Fuiste tú quien golpeó a mi hijo?
-Si, fui yo, pero fue porque él se paso de la raya, conmigo Hipo, con tu esposa...
-¡Ya deja de repetirlo! ¡¿Como pudiste ponerle una mano encima a mi hijo?!¡No tienes derecho! ¡Lo único que falta es que digas que también fuiste tú quien asesinó a My!
Silencio. Astrid no respondió a eso, y aún sin necesidad de respuesta, Hipo sabía que había sido ella, con el rostro enfurecido, tomó a la mujer por los hombros y la sacudió un poco violento.
-¡¿Porque Astrid?! ¡¿Porque lo hiciste?! ¡Maldita sea contigo!
-¡No iba a permitir que ella siguiera en este mundo después e todo lo que me hizo!
-¡¿Lo que te hizo?! ¡Lo hubieras aceptado y punto! ¡¿Tan difícil era?! ¡Y te haces llamar adulto!
-¡Se llevó a mi hija, incluso después de muerta sigue fastidiandome!
Hipo la alejó de manera brusca, Astrid casi cae al suelo pero se mantuvo en pie, con el ceño fruncido. El castaño llevo ambas manos a su cabeza, haciendo hacia atrás su cabello con desesperación y soltando un suspiro en un intento por calmarse. No quería que todo terminase mal.
-¿Sabes que es lo más lamentable? Has arrebatado la vida de dos personas...
-Una, con tu hijo no lo logre, y dos, My ya...
La mirada seria del hombre frente a él, esos ojos que le decían la verdad sin abrir la boca. Astrid no lo podía creer, eso era peor que haberla engañado con ella, esperaba que fuese mentira, pero Hipo no cambiaba para nada su mirada y continuaba en la misma posición. Con brazos cruzados.
-Hipo, ¿Me estas diciendo que tú... Y ella... Hicieron...?
-Si, nos acostamos días atrás porque enserio nos amabamos, ella posiblemente traía a mi hijo no nacido... Y tú lo mataste también, ¡¿Que cosa traes contra mis hijos?!
-¡Tal vez que no son míos tampoco!
Hipo no podía creer lo que decía, como actuaba. Sin más, camino hasta My y la tomo entre sus brazos, cargando su cuerpo. Chimuelo se acercaba hasta ellos, él también estaba triste, con ayuda de su amigo, Hipo logró montar a Chimuelo sin soltar a su querida My. Limpio una lágrima con el dorso de la mano, suspirando para después decir:
-Astrid, matarte sería que dejases de sufrir y no pienso hacerte ese favor...
-Hipo...
-Quiero que te vayas, ¡Te exilió de Berk! Ya no eres parte de esta tribu, ya no eres mi esposa, ya no eres nada para nadie...
-¡¿Me vas a exiliar sólo porque maté a tu amante?!
-Arrebataste la vida de alguien sólo por tu capricho y el miedo a que te dejara por ella, eso provocó que mis hijos se dispersaran muy lejos de mi... Ahora uno será cazador, me odia y me ha declarado la guerra y la otra se ha ido a cumplir su sueño de ser una gran conocedora de dragones y a defender lo que queda de My, ¿Te parece poco?
Lluvia comenzaba a caer, el castaño miro al cielo y cerró los ojos mientras Astrid lo miraba sin poder creer todavía que la estuviera echando de su hogar. Tormenta, que fue liberada por la lluvia, se acercó a Astrid haciendo sonidos tiernos.
-Hipo, no puedes hacerme esto...
-No quiero volver a verte Astrid, haz deshecho mi vida en unas horas y si te atreves a regresar, no tendré piedad de tí...
Sin más el castaño se marchó, llegó a la tribu en donde sus amigos se acercaron a él, sorprendiendose al ver el cuerpo de una mujer en sus brazos.
-Hipo, ¿Que ha sucedido?
-¿Quien es ella?
-¿Esta muerta?
-Tiene sangre Brutacio, obviamente está en su periodo...
-Que buena observación hermana...
-Chicos... Iré a la Orilla del Dragón a despedirme de My...
-¡¿My?!
Todos contestaron al mismo tiempo, ahora si estaban sorprendidos y al prestarle atención, era ella. Aún conservaba aquellas características de cuando era joven, no se veía más vieja, al contrario, sus facciones siempre fueron las mismas.
-Si me quieren acompañar, será un placer...
-Por supuesto que si Hipo...
Una vez tuvieron todo listo y todos estuvieron listos, iniciaron el vuelo a tal lugar. Todo estaba en silencio, la lluvia ayudó a que la sagre se limpiara un poco del cadáver, también a que las lágrimas del orgulloso Patán no se notarán, pero todos los demás, incluyendo a los dragones, estaban muy tristes. Cuando finalmente llegaron a la Orilla, los recuerdos inundaron a todos por igual, obviamente estaba deteriorada por el paso de los años. La lluvia se detuvo. Todos se prepararon y fueron a alistar lo que haría falta, algo que no fue tan tardado, una vez estaban listos, comenzó.
-Que las Valkirias te den la bienvenida y te guien por el gran campo de batalla de Odin...
Hablaba Hipo mientras un pequeño barco, hecho con la madera seca de la cabaña del castaño, se alejaba de la Orilla, el barco en el cual descansaria My. Todos preparaban sus arcos y flechas, lamentándose y escuchando la oración.
-Que canten tu nombre con amor y furia, para que lo escuchemos alzarse desde las profundidades del Valhalla y sepamos que has tomado el lugar que te corresponde, en la mesa de los reyes... Porque ha caído una gran mujer, una guerrera, una madre y el amor de mi vida...
Hipo no pudo continuar y lanzó la primera flecha, después todos hicieron los mismo y el barco comenzó a incendiarse. Patapez y Patán lloraban mientras los gemelos se veían con tristeza, los dragones también estaban tristes, nunca la olvidaron. El castaño limpio sus lágrimas con decision, era horrible perder a alguien que amas, su padre y ahora My.
-My, te prometo que no dejaré que nuestro hijo se quede en la oscuridad, haré lo posible por sacarle esas ideas tan retorcidas de los cazadores de dragones...
-Hipo... Todos esperamos saber que sucedió...
Patapez se acercó a él poniendo una mano en su hombro, el castaño los miro con seriedad pero no dijo nada, simplemente camino para montar a Chimuelo y soltar un suspiro.
-My fue nuestra amiga por mucho tiempo, estoy seguro que todos recuerdan como la conocimos... Apesar de todo, Astrid nunca logró superar su odio en contra de ella y finalmente la mató, Astrid tomó la vida de My sin pensar en nadie, sin pensar en mi y mucho menos en nuestro hijo... Aquí fue donde concimos a My, nuestras mejores aventuras ocurrieron aquí, nuestros mejores recuerdos también están aquí... Por eso he decidió que este será su lugar de descanso...
Todos lo escuchaban muy atentos, en definitiva no podían creer que Astrid fuese capaz de tan semejante cosa, pero sabían que Hipo no mentía ahora que es jefe de la tribu. Los demás también montaron a sus dragones.
-Una guerra está por comenzar, una batalla con un nuevo líder cazador de dragones, no podemos darnos el lujo de perder a ningún dragón pero sobre todo, no me daré el lujo de permitir que mi hijo haga lo que quiera... ¡Somos los protectores de los dragones, somos la fuerza más grande junto con todo Berk... Somos jinetes de dragones!
Tras decir eso, Hipo salió volando a casa siendo seguido por el resto quienes la mención de la palabra guerra los ponía enseguia a pensar en estrategias y planes de ataque contra el enemigo.

Cómo Entrenar a Tu Dragón: El Legítimo Heredero.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora