El anochecer llegó, el bosque quedó en silencio y en una cabaña, una chica tomaba su bolso lleno de cosas importantes para salir al estilo de un ladrón muy bien calificado. Ni siquiera Astrid notó que su hija no estaba en casa; Al llegar fuera, la chica tomó dos baldes llenos de agua, pero su espalda chocó contra el cuerpo de alguien más.
-¿A donde vas tan misteriosa?
-Tío Patán, me asustaste...
-¡Aagh! Te he dicho mil veces que NO soy tu tío...
Colmillo rodó los ojos molesto por la misma situación de siempre, Aila trago saliva y su nerviosismo fue captado por el dragón. Mientras Patán hablaba para el sólo, diciendo una y otra vez que él debió haber sido su padre y no Hipo, el dragón y la niña hicieron contacto visual, una habilidad de comunicarse entre ellos que lograron adquirir con los años. Colmillo pareció entender, mordió a su jinete por la ropa y salió volando lejos a gran velocidad, a la vez que Aila corría a los límites del bosque. Entro al bosque sin detenerse, regresando hasta aquel Nadder endurecido, Nubosa se puso de pie al verla; La chica sonrió y camino lentamente levantando los cubos de agua a la vista del viejo Nadder que no le quitaba los ojos de encima.
-Tranquilo, voy a liberarte...
El dragón mostró desesperación, movimientos agresivos pero Nubosa controló la situación al dar a entender que la humana no estaba sola, de pronto el primer balde cayó sobre el dragón, liberando su lado izquierdo. No quiso esperar más para lanzar el segundo balde y al salpicarlo por el lado faltante el Nadder estaba libre; Miro a la humana, después a Nubosa y salió volando.
-Menos mal...
Nubosa se acercó a ella y la empujó un poco con la cabeza a manera de agradecimiento, abrió las alas y salió volando no sin antes hacer una leve reverencia a la humana. Aila continuo su camino con emoción, adoraba a ese dragón, la oscuridad no le permitía ver bien, la luz de la luna ayudaba un poco y a la distancia una pequeña bola de luz la atraía.
-Fuego... ¿Sinan?
Sus pasos acelerados hacían eco en el bosque, pisando las hojas y ramas secas del suelo, haciendo un poco de ruido; Finalmente apareció frente a él, efectivamente era Sinan con una antorcha en mano. Aila corrió y lo abrazo nuevamente.
-Sinan, estas aquí...
-Tú también, pero te he dicho que no vinieras, no es necesario...
-Abrazame, tengo miedo justo ahora...
-¿Miedo? Aila...
-No vas a decirme que hacer, si yo te quiero conmigo, te tendré conmigo... Aceptame por favor...
-Aila, ¿Que dices? Nosotros...
-Tú me ayudaste a mi una vez, yo te ayudaré a tí ahora...
La chica beso su mejilla, quería besar sus labios pero Sinan no estaba seguro y desvío la mirada; Sin darle importancia a lo sucedido, Aila sacó un mapa y lo revisaron juntos.
-Conozco esta zona, es donde nos encontramos, mis tíos marcan las zonas peligrosas con rojo y las mejores con verde...
-¿Pero que dices? Esta zona verde de aquí me suena de algo y me parece que es muy peligrosa...
-Mmm... Tienes razón, espera... Eso es típico de mis tíos, hacer las cosas a su manera y de una manera extrañamente normal para ellos...
-¿Quieres decir que tenemos que seguir las zonas rojas?
-Es lo más lógico...
-Es lo más ilógico...
-Vamos Sinan, tenemos el bosque para nosotros solos...
Aila tomó la mano del chico e iniciaron su camino, la antorcha les daba luz y permitía leer el mapa perfectamente.
Así pasaron horas, los chicos se aventuraban a zonas del bosque que no han explorado, zonas que daban un poco de miedo. Al entrar en aquella zona roja, dieron unos cuantos pasos más y se detuvieron a descansar debajo de un árbol.
-Que cansancio, ¿Cuánto hemos caminado?
-Demasiado, deberíamos dormir un poco, no nos convendría que llegará el día y nosotros estuviéramos cansados...
-En eso tienes razón...
Sinan se recosto en el árbol, clavando la antorcha a su lado, Aila se recosto a un lado del chico y lo abrazo fuerte, pegándose a él. El chico sintió su corazón latir, recordo lo sucedido con aquel intento de beso y la abrazo, ambos se quedaron dormidos en poco tiempo.El día volvía, faltaba poco para que amaneciese, la luz apenas se dejaba ver y los Terrores Terribles cantaban avisando la llegada del día siguiente.
-Mmm...
Sinan abría los ojos poco a poco, el tono apenas azulaceo del cielo indicaba que apenas el día comenzaba, el humo de la antorcha revelaba que se había apagado recientemente y a su lado, una chica abrazada a él. El chico trago saliva y la movió un poco para que se despertará, la chica abrió los ojos y fue cuando sus rostros se encontraron, un sonrojo apareció en ambos y desviaron la mirada al mismo tiempo; Poniéndose de pie y sacudiendo sus ropas, decidieron continuar con su camino pero... Gruñidos a sus espaldas les asustaron. Una Pesadilla Monstruosa estaba ahí, molestó, mirandolos con odio al estar a un lado de su nido. Los chicos se miraron con miedo, Sinan tomó la mano de Aila y salió corriendo.
-¡Lo que me faltaba!
-¡Conmigo ya es la segunda vez!
-¡Ya hablaremos después!
Los chicos continuaron corriendo, usaban los árboles para esquivar los ataques de fuego del dragón enfurecido pero sus miedos los llevaron a un lugar sin salidas, acorralados contra una enorme roca y una madre furiosa al otro lado, la dragón se mantenía volando enfrente de ellos, sus ojos los veían como comida.
-¡Demonios!
-¡¿Ahora que vamos a hacer?!
Ante el miedo de Aila, Sinan dio un paso al frente y la pasó a su espalda, la chica no podía creerlo, sintió miedo y se aferró a su brazo. El chico miro con molestia al dragón y después a la chica.
-Tranquila, yo te protegere...
-Sinan no, tengo miedo...
-Aila, estaremos bien...
Sinan puso una mano en el costado de su cuello y sonrió con confianza, ante la mirada de sorpresa de ella.
-No dejaré que nada te pase...
-Sinan...
Aila tomó su rostro por los costados y lo besó, fue un beso corto, de esos que terminan cuando los labios se tocan. Sinan se sonrojo al mismo ritmo que ella, sus corazones al mismo ritmo, Aila sonrió y se abrazo a él al ver como las llamas feroces del dragón eran lanzadas a su dirección. Sinan giro para cubrirla con su cuerpo, él recibiría el daño para protegerla.
-¡Chimuelo!
Una ventisca repentina desapareció las llamas y un ataque de plasma impacto por sorpresa en la dragón que al final salió volando hacia su nido. Un Furia Nocturna, resaltaba de manera divina a contra luz, los primeros rayos del sol daban en su espalda y sólo se podía observar la forma perfecta del dragón. Finalmente aterrizó, el padre de Aila, Hipo Abadejo.
-Papá, ¿Que haces aquí?
Al escuchar aquella palabra, Sinan se alejó de Aila sin darle la cara al hombre, su vergüenza era tanta al no saber cuanto abra visto entre ellos. Hipo bajo de su dragón y le hizo la seña para que vigilara al chico, Chimuelo puso una cara sería y camino hasta el chico mientras los dos hablaban.
-¿Que hago aquí? Me parece que los he salvado... A tí y a tu... Amigo...
-Papá, gracias pero estamos bien...
-Regresemos a casa, apuesto que tu madre no sabe que no dormiste en casa...
-Apuesto que tampoco sabe que tu estuviste fuera también...
-La diferencia es que yo soy tu padre, punto...
-Claro, mi padre, el gran jinete de dragones, el gran entrenador de dragones... El gran Hipo Abadejo, ¿Cierto?
Los ojos de Sinan se sorprendieron bastante, aquellas dos palabras resonaban en su cabeza una y otra vez: "Hipo Abadejo, Hipo Abadejo"
Giro rápidamente para encontrarse cara a cara con ese Furia Nocturna, aún más cosas en común, la historia de la señora Heather era real. Chimuelo no podía creer lo que veía, sacudió la cabeza y le permitió seguir avanzando.
-¿U-Un... Furia Nocturna? Como ella lo dijo y él... Es... ¿Usted es Hipo Abadejo? ¿Es cierto eso?
Hipo volteó para quedar cara a cara con aquel chico no grato de su agrado, pero no pudo verlo a la cara ya que el chico se lanzó a él para abrazarlo fuertemente, el castaño no comprendía y no ayudó mucho cuando vio a Chimuelo y este tenía la cara llorosa, muy triste pero a la vez llena de orgullo ante lo que veía.
-¿Chimuelo? ¿Papá? ¿Que sucede?
-¡Eres Hipo Abadejo! ¡No puedo creerlo, estoy tan emocionado!
-Sinan, ¿Porque te emociona conocer a mi padre?
-¡Él es mi héroe, mi viaje fue para conocerlo desde el principio!
Hipo comenzó a sentirse incómodo, tomo al chico por los hombros y lo separó para después limpiar y acomodar su ropa.
-Esta bien que me admires tanto, pero me gustaría saber la relación que tienes con mi hija...
-Señor Hipo, yo soy...
Al verlo, la sorpresa del castaño impidió que escuchará lo que el chico le decía, sus ojos húmedos comenzaron a llorar, se estaba viendo en un espejo de hace años atrás, era su misma imagen; Hipo lo abrazo fuertemente, lo pego a él con cariño e incluso su llanto aumentó, se desencadenó; Sinan lo abrazo igualmente. Aila no podía creer lo que veía, su padre jamás a llorado por ella y mucho menos la ha abrazado de tal manera.
-Papá, ¿Porque lo estas abrazando? ¿Que sucede?
-Na-nada hija, e-es solo que me alegra bastante que aún me recuerden chicos tan jóvenes...
Chimuelo se acercó a Sinan cuando se alejaron y fue acariciado con ternura, Hipo limpio sus lágrimas y sonrió ante sus hijos. Aila se cruzó de brazos, esos dos estaban raros y no le convencian del todo; Las risas de Sinan se dejaron escuchar al ser lamido por Chimuelo, después Hipo se acercó a él y acaricio su cabeza, enredando sus dedos en aquel sedoso cabello castaño.
-Este es el día más feliz de mi vida...
Esas palabras fueron repetidas por el padre y por el hijo, ambos felices por haberse encontrado.
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Cómo Entrenar a Tu Dragón: El Legítimo Heredero.
FanfictionHan pasado años desdé que Hipo y My supieron algo de ellos, ahora su hijo tiene 14 años y ya es jinete de dragones. El más atrevido, arriesgado y estupendo jinete de dragones, quiza lo heredo de sus padres. Un mal día, Sinan y Diurna, terminan por...