Capítulo #18 "Corazón Destruido"

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-¿Que harás qué? ¡Espera! ¡¿Que haces?!
Sinan retrocedía asustado en el suelo, al ver como el brillo metálico en sus manos resultó ser un hacha, eso, más la actitud tan sádica en ella. Astrid suspiro y llevo una mano a su frente mientras apuntaba el arma al chico.
-¿Estas seguro que eres hijo de Hipo? Es que... Ni siquiera él era tan idiota a tu edad...
Antes de que pudiera atacar, un dragón negro, Furia Nocturna, aparece y aleja a la mujer del chico, abriendo las alas con una mirada amenazante.
-Lo que faltaba, Tormenta...
El Nadder se lanzó al ataque y en los próximos minutos sólo se lograba ver polvo y tierra, sonidos de furia por parte de los dragones y al final, Tormenta había logrado someter al enemigo. Sinan intentó correr para ayudarla pero una mano lo tomo por la ropa y lo regreso.
-¡Diurna!
El chico no entendió que había sucedido, primero un ardor en su mejilla y después estaba de cara contra el suelo con la suela de la mujer presionando fuerte en la espalda.
-No tienes idea de cuanto voy a disfrutar esto...
Sinan intentó mirar a su dragón para intentar calmarla, no quería que se preocupara por él; Pero una patada volvió a poner su rostro contra el suelo. La sangre no espero para salir por la nariz y fue ahí que un golpe, tras otro, tras otro, tras otro, tras otro y así consecutivamente, hasta que el chico dejo de moverse. Astrid tenía la sangre de aquel chico en sus manos, cosa que repudió a pesar de hacer lo que quería. Un quejido llamó su atención, el chico se levantaba lentamente, se podía observar como su cuerpo temblaba por el dolor y las heridas, la sangre goteaba de diferentes partes de su rostro y dejaba la mancha permanente en la tierra. Antes de que logrará ponerse de pie, Astrid lo tomo por el cabello para mirar su rostro lleno de dolor y agonía... Sólo sangre, ni una sola lágrima.
-Tienes agallas...
Diurna lanzó un grito y amenazó con disparar contra la rubia, pero la pata de Tormenta le cerró el hocico, clavando sus garras para más precisión. Astrid camino hacia ellas sin soltar al chico que se quejaba pero que no tenía fuerza para seguir luchando.
-¿Es este tu dragón? Hmp... Parece que lo haces para fastidiarme...
El cuerpo del chico fue azotado contra el suelo, quedando boca arriba, y un pie aplasto su estómago por lo que la sangre salió expulsada por la boca. Al tomar su hacha, Diurna comenzó a moverse agresiva intentando liberarse a toda costa por lo que Astrid soltó una risa burlona.
-Mejor me apresuro...
Levantó el hacha y un certero ataque le dejaría el pecho expuesto al chico... Pero no, hoy no. El sonido del metal chocando entre si atrajo la mirada de todos, una espada reluciente logró interponerse a tiempo y la persona salvadora pateo a la rubia, alejandola lo suficiente de ellos. Sinan sonrió un poco.
-Mamá...
-¡Sinan!
My lo abrazo, cosa que lastimó al chico, su rostro un poco deformado por los golpes era una pena, inmediatamente su madre paso a curar sus heridas con un medicamento que traía para emergencias.
-Tenías... Razón... Mamá...
-Tranquilo hijo, todo está bien, ya nada importa, nos iremos a casa y todo volverá a ser como antes...
-Eso si piensas que saldrás viva de esta, My...
-Astrid...
-Fueron tantos años en los que te perdone todo, o al menos eso intentaba, pero ahora estas aquí y todo terminará...
-Claro que si, no creías que después de lo que acabas de hacerle a mi hijo te dejaría tranquila, ¿Cierto?
-Lo se, es una pena que no logré terminar con su miserable vida...
-¡Escucha Astrid! ¡Deja tranquilo a mi hijo, si tienes algo que aclarar que sea conmigo y que sea ahora!
-¡Justamente es lo que quiero!
-¡No pienso perdonarte por esto!
-¡¿Quién quiere tu perdón?!
El sonido de las armas chocando entre si era demasiado intenso, las mujeres se movían con agilidad y mientras una tiraba a matar, la otra sólo podía defenderse para no salir herida.
Durante la pelea, una chica logró llegar al lugar guiada por los gritos que dio Diurna; No podía creer lo que veía, Tormenta sujetando a Diurna, Sinan en un muy mal estado y al fondo, aquella mujer que tanto ama su padre... Y una mujer rubia que se parecía mucho a su madre, aunque en el fondo sabía que lo era y su manera de comportarse tan diferente a como era, enserio le aterrorizaba.
-¡Sinan! Ay no... Dime... Dime que no fue mi madre quien te hizo esto...
-Aila... Tienes que... Detener esto...
Con ayuda de su hermana, Sinan logró incorporarse manteniendo sus ojos en la feroz batalla, su cuerpo aún le dolía pero ya no tanto gracias a la medicina.
-Se mataran... Entre ellas...
-Descuida, haré lo que pueda, iniciando por liberar a Diurna...
Al ver la sonrisa que su hermana le dedicaba y mucho antes de que se alejara, el chico tomó su mano, algo que la sorprendió y sus rostros se encontraron.
-¿No estas molesta conmigo?
-¿Porque debería? Eres mi hermano, nunca irrumpiria en tu forma de pensar... Aunque me consideres poca cosa...
Ahí estaba de nuevo, aquella sonrisa tan radiante que transmitía calma, sin rencor, sin odio, sólo la sonrisa más pura y sincera que existe. Sinan la soltó y miro al suelo cerrando los ojos.
-¿Donde aprendiste a sonreír así?
-Tú me enseñaste, tal vez lo olvidaste, pero desde que te conocí he visto esta sonrisa...
Aquellas palabras lo sorprendieron pero cuando quiso mirarla, ella ya estaba de camino hacia los dragones. Un suspiro y sonrió un poco, su corazón se sintió aliviado por un segundo, al dirigir la mirada hacia el frente... Algo lo congeló por completo.

☆Música para entrar en el triste ambiente☆


Su corazón se aceleró de poco en poco, balbuceaba en tono bajo, sus palabras se ahogaban por el miedo, extendió una mano hacia la batalla y tras su desesperación finalmente salieron las palabras.
-¡MAMÁAAA!
Aila detuvo sus pasos y claramente pudo ver como la madre de Sinan era atravesada por el hacha enemiga, una apertura profunda en el pecho.
My se sostenía al arma manteniendola cerca mientras miraba a Astrid con el ceño fruncido y escupia sangre de último momento; Al notar que su fuerza se iba, la rubia la separó, de una forma despectiva, de su preciada arma, dejando caer el cuerpo, aún con vida, al suelo.
La sangre brotaba como rio de su cuerpo, Aila corrió hacia My tras ver el Shock en el que Sinan se encontraba, quien seguía mirando la escena sin poder creerlo todavía, con miedo y desesperación. La chica se horrorizo al ver la herida, cubriendo su boca con ambas manos, hasta que la voz de su madre se dejó escuchar a sus espaldas.
-Déjala Aila, nada se puede hacer por ella... Ya no hay segundas oportunidades...
-¿Quién eres tú?
Preguntaba Aila a la rubia, viendo como limpiaba la sangre de su arma con un trozo de tela al que le sonrió victoriosa, ignorando a su hija y disfrutando el momentos de su larga venganza. Una mano sujeto a la chica por el brazo, algo que llamó la atención de la misma y se sorprendió al ver que era My.
-Ten... Esto...

-¿Su collar? No puedo, yo...
-Por favor...
Aila tomó en sus manos aquella joya azul ahora ensangrentada y sus ojos se pusieron llorosos al saber que era algo preciado para ella, pero sin saber el significado que esté tuvo en su momento.
-Desde la primera... Vez que... Te vi... Supe que no eras... Como tu madre... Tienes el corazón de tu padre... Tienes el corazón de Hipo Abadejo... Y por eso... Te pido que cuides de mi dragón...
-¿Eh?
-Eres buena chica... Nubosa lo sabe y por eso... Le agradaste desde que te vio... Yo también...
My coloco una mano sobre las de la chica, apretando un poco, y sonrió de una manera forzada, intentando tranquilizarla al verla llorar con sentimiento... Y al ser su último aliento. El último.
-Cuida... Mi... Nido... De... Drag...
Finalmente la mano sobre ella cayó al suelo y los ojos de My se cerraron para siempre. Aún en la sorpresa de Aila, no quería conseguir el dragón de esa manera y era la primera vez que alguien dejaba sus últimos deseos, pero la tristeza del momento opacaba sus pensamientos.
-Cuida mi nido de dragones...
-¡¡AAAHHH!!
Aquel desgarrador grito provino de lo más profundo del chico. Sinan corrió hacia Astrid y comenzó a pelear con ella, aunque su cuerpo dolia un poco, el dolor de su corazón superaba cualquier otro en ese instante. Diurna logró liberarse de Tormenta y la inmovilizo con ayuda del ataque que heredó de su madre, no sin antes darle una paliza.
-¡Sinan!
Gritó Aila intentado frenar la batalla, no quería que se perdieran más vidas de forma innecesaria otra vez. Más no hizo nada por acercarse... El miedo de verlo tan enfurecido la detenía.
El chico era muy bueno en combate, ni los golpes que recibía lograban frenarlo un poco. Astrid estaba en el suelo, intentando quitar al pequeño niño con rabia de encima suyo pero Sinan no hacía más que dar un golpe, tras otro, algunos de los cuales lograban golpear el rostro de la rubia hasta hacerla sangrar.
-¡¡TE MATARÉ, TE MATARÉ, DESEARAS NO HABER NACIDO!!
-¡Adelante! ¡Quiero que lo intentes! ¡Espera a que Hipo se entere de esto!
-¡¡ME IMPORTA UNA MIERDA LO QUE ESE SEÑOR SE ATREVA A DECIR SOBRE MI!!

Cómo Entrenar a Tu Dragón: El Legítimo Heredero.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora