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—Hyung, ¿no piensas acompañarme a la fiesta de bienvenida?

Alarga las palabras, convirtiéndolas en hilillos de voz suave, mientras se asegura de ajustarse bien la chaqueta de cuero que ha escogido para la noche más especial del primer semestre en un nuevo año universitario. Como estudiante de tercer año de Artes Escénicas sabe bien que la fiesta, aunque frívola, es la mejor instancia en la cual conocer a los recién llegados de primero. Siendo también considerado ahora como un senior, al estar cursando su penúltimo año, causar una buena impresión entre los presentes es una tarea esencial.

Se sonríe a sí mismo cuando voltea un poco y nota que, justo en su parte baja, su trasero luce firme bajo los ajustados pantalones de cuero también que ha decidido usar. Corta con un simple tirón la etiqueta que indica lo nuevos que son y la deja caer a los pies de quien sigue mirándole, sentado a la orilla de la cama, con el ceño fruncido.

—JungWoo, me dejaste lleno de marcas, ¿cómo podría mostrar mi cara en público así?

Sonríe más ampliamente, de oreja a oreja, y le toma solo unos segundos posicionarse sobre su regazo, colocando una pierna a cada lado de su figura. Presiente sus manos tocándole la espalda, intentando buscar una vía que le lleve hasta su piel.

Niega y le pone el dedo índice sobre los labios. Aún lucen rojos, desgastados.

—No, se me hará tarde. Si quieres venir conmigo solo debes ponerte un suéter de cuello alto —indica, mientras repasa la mirada por las marcas violáceas que se multiplican en su piel, su torso completamente al desnudo. Nota en ellas la clara forma de sus dientes, y reprime una carcajada—, aunque la verdad, lo veo difícil. Disculpa, no quería excederme tanto, Dongs.

—¿...Sabes que soy incapaz de negarme a ti, verdad?

Las manos cálidas de Kim DongYoung le toman esta vez del rostro, y no intenta detenerle cuando siente una presión que le obliga a juntar los labios con los suyos; más que eso, se aferra a la misma espalda desnuda a la que tan solo media hora atrás ha llenado de arañazos, intentando sostenerse de algo mientras el miembro de DongYoung no paraba de entrar y salir de su cuerpo, llenándolo del más puro éxtasis.

Cuando se mueve un poco, sentado sobre la pelvis del mayor, siente un bulto al que conoce muy bien endureciéndose de a poco y presionándose contra su trasero.

—JungWoo, quédate...

—Lo siento hyung —susurra contra sus labios—. Ya me comprometí, y necesito estar antes de que la fiesta comience.

—Solo una vez más...

—Dongs, hyung —repite, con suavidad, mientras DongYoung le acaricia la nuca—. Ven conmigo o simplemente espérame. De todas formas volveré al departamento. Es mi hogar también, ¿recuerdas?

Espera, en silencio, mientras los ojos oscuros de su compañero de piso le miran profundamente. Porque sí, Kim DongYoung, senior de cuarto año de Letras y Humanidades, es tan solo su compañero de departamento para universitarios, después de todo. Su título honorífico varía desde quejumbroso profesional hasta amante de desahogo rápido, dependiendo del momento de la semana, el humor de los dos, lo necesitados que están por un poco de sexo y besos sin más compromisos.

JungWoo ladea el rostro y deposita un pequeño beso en la comisura de sus labios. Le escucha suspirar: un simple suspiro, suficiente para comprobar una vez más el presentimiento que lleva desarrollando hace un par de semanas.

—...Cuídate, ¿sí?

Asiente ante sus escuetas palabras, mientras reprime una sonrisa. Las pupilas de DongYoung no mienten, la manera en que es acariciado por él tampoco, ni menos aún la erección contra la que se frota una última vez antes de dejarle solo en el departamento, caminando en búsqueda de un taxi que le lleve al lugar donde se desarrollará la fiesta.

Roadkill // LuWoo - WooCas - NCTDonde viven las historias. Descúbrelo ahora