5.

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En la quietud de la biblioteca, la voz que su tutor emplea no es problema alguno: conversa sin parar, señalando diversos hechos históricos, sin necesidad de bajar el volumen con el que normalmente habla. A la par de sus palabras, anota todo aquello que le va pareciendo relevante, procurando no levantar la vista.

Porque mirar directamente a Kim JungWoo mientras hace empleo de aquella voz suave y aterciopelada que lo caracteriza, sería pisar terreno peligroso.

—¿Estás seguro de que esta metodología te sirve, Lucas...?

Su bolígrafo se detiene antes de terminar la última frase y, con ello, se atreve a devolverle la mirada. JungWoo la rehúsa después de unos segundos. En su pálida piel, nota un pequeño color rojizo abriéndose paso en sus mejillas.

—Es decir... tal vez te serviría mejor anotar las cosas de manera más lúdica, no lo sé —sin mediar palabra, le entrega el bolígrafo. JungWoo sonríe—. Mira, algo así...

Las líneas que JungWoo realiza sobre el papel son su último punto focal. Se fija en su cabello, cubriendo a partes desiguales su frente; la sudadera que lleva puesta, roja, que gracias a su holgura le es posible evidenciar la delgadez de su cuerpo; la manera en que sus ojos vagan por los dibujos que va trazando; la pequeña mordida en su labio inferior, que se nota húmedo.

Una última marca, y JungWoo levanta la vista. No puede evitar sonreír cuando le ve enrojecerse otra vez.

—JungWoo, ¿vas en tercero, verdad? —pregunta, ante lo que ve un asentimiento—. ¿Eres dos años mayor que yo?

—No, solo uno —clarifica, acunando su rostro en ambas manos—. Yo... salí un año antes del instituto porque mis padres me adelantaron un curso cuando era pequeño, por indicación de mis profesores.

—Ah, ¿entonces eres un cerebrito? —comenta, riendo a continuación. Cuando nota el mapa conceptual que JungWoo ha realizado en apenas cinco minutos, el que resume a la perfección todo lo que le ha escuchado decir en clases, su risa se evapora. Incrédulo, lo repasa mil veces con la mirada—. No... tú realmente eres más que un cerebrito, ¡esto es genial! ¡Mira, está perfectamente resumi...!

¡¡Shhh!!

Esta vez, aguanta una carcajada. JungWoo le mira, a punto de reírse también: a diferencia de él, quien posee una voz naturalmente suave, su voz es capaz de perturbar a quienes estudian o leen a su alrededor. Se cubre los labios con ambas manos, mientras niega con la cabeza. Es la tercera vez que les han dicho que se callen, y todas por su culpa.

—Lucas, gracias por decirme eso, pero de verdad no es la gran cosa... —no dice nada, aún cubriéndose la boca. JungWoo sonríe y deja escapar una pequeña carcajada—. Hey, no te quedes callado...

Se encoje de hombros, señalando con la mirada a su alrededor. JungWoo ríe.

Luce lindo haciéndolo.

—¿Y si vamos a otro lugar...? Ya son las ocho de todas formas...

Deja caer las manos que cubren sus labios y se apresura en buscar su teléfono móvil dentro de su mochila. Al encontrarlo, revisa que tiene un nuevo mensaje.

"Mi rapero favorito: ¿Dónde estás? Podrías haberme dicho que volverías tarde..."

—No... tengo un compromiso —musita, guardándose otra vez el celular, esta vez en el bolsillo de su abrigo. JungWoo solo murmura un "oh" como respuesta—. Gracias, hyung, me enseñaste mucho.

—Cuando quieras, Cas. Pero... —levantándose del asiento, JungWoo le mira con una sonrisa mal disimulada, con tintes pícaros que solo entiende después de escucharle hablar una última vez—. ¿Estás seguro de que te concentraste en la materia, y no en otra cosa...?

Roadkill // LuWoo - WooCas - NCTDonde viven las historias. Descúbrelo ahora