14.

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—...Se suponía que debías quedarte en mi cuarto y no salir hasta que se fuera, JungWoo.

—Disfrutaste de verlo celoso. No mientas.

Apoyando la barbilla en sus manos, tendido sobre la cama con la misma desnudez que lleva arrastrando desde la madrugada, JungWoo se fija en cada detalle del rostro supuestamente molesto de DongYoung. En su cuello resalta una marca que le ha hecho con ahínco mientras era embestido con él, en un nuevo encuentro sexual donde ni siquiera había sido necesario engatusarlo a ser partícipe.

Había sido durante la finalización de la cena que habían comido en total mutismo —sin siquiera dirigirse una mirada durante el espacio de largos treinta minutos—, que naturalmente se habían inclinado el uno hacia el otro. Levantando los platos de la mesa para lavarlos en conjunto, solo había bastado un roce inesperado entre sus manos para levantar el rostro y encontrarse a centímetros.

De ahí, todo había sido historia.

—...No sé de qué me hablas —ríe, mientras DongYoung se hace el desentendido. Después de unos segundos ve una pequeña arruga que se forma en su entrecejo—. Estoy preocupado porque nos vio, ¿y si le dice a JaeHyun...?

—Si le dice a JaeHyun, ¿qué más da? —responde, encogiéndose de hombros.

—...No puedo creer que sea tu mejor amigo y lo trates como si no importara.

—No puedo creer que sea tu novio y aun así lo hayas engañado conmigo.

—JungWoo, estoy hablando en serio.

—¿Y quién dice que yo no? —rueda sobre sí mismo, quedando de cara al techo. Entre las sábanas aún olfatea el olor a sexo que tan bien les ha acompañado durante la madrugada—. Lo hecho, hecho está. Si tan culpable te sientes, ¿por qué no se lo dices directamente y te ahorras que otro más lo diga por ti? Dios, siempre me involucro con cobardes de primera...

Deja flotando sus últimas palabras, en una confirmación de hechos más que una muestra de frustración que, a ciencia cierta, no siente en lo absoluto; no siente, tal como no es capaz de compartir la culpabilidad que claramente va aumentando en DongYoung, palpable en cada uno de sus nerviosos gestos.

—¿De verdad no te sientes mal? ¿Ni una gota? —niega ante la pregunta del mayor—. ¿Cómo...?

—Solo satisfacíamos nuestras necesidades, ¿qué más da? —se encoge de hombros—. Te gustó. Me gustó. Fin del tema. ¿Quieres otra ronda?

—...No.

—Entonces me voy a mi habitación.

Se levanta de la cama y empieza a andar sin dificultad alguna, como si su parte baja no ardiera ni un poco tal como efectivamente hace. Pasa delante suyo, sin dirigirle la mirada, y justo cuando extiende su brazo en dirección al pomo es que un tirón en la cintura, que le obliga a retroceder y voltear.

La mirada de DongYoung se encuentra en un punto muy específico de su rostro, el que adivina con rapidez. Sabiéndolo, sintiendo su mano envuelta en su cintura, es que lo incita con una sonrisa juguetona.

—...Si tanto quieres besarme, hazlo de una buena vez.

La duda atraviesa los ojos de DongYoung apenas una milésima de segundo; luego, nota en ellos lo que ha intuido desde el primer segundo: deseo. Siente una presión que lo obliga a adelantarse en su dirección, y apenas alcanza a cerrar los ojos cuando DongYoung vuelve a besarle con ahínco, arrastrándolo nuevamente a la cama, sin trazas ya de esa culpabilidad que dice tener. Sonríe, entre besos, satisfecho desde ya al presentir una nueva ronda de sexo que desea con intensidad.

Roadkill // LuWoo - WooCas - NCTDonde viven las historias. Descúbrelo ahora