Roadkill // LuWoo - WooCas - NCT

-1.

Nota: Lo narrado a continuación se enmarca dentro de las memorias de JungWoo, a fin de dar más luces de su pasado, historia y forma de pensar.

—Espero que sea de tu agrado. Ayer limpié a fondo y ordené, pero puedes decirme si algo te incomoda o molesta.

—Está... woah, este lugar está perfecto.

—Me agrada que te guste, hyung.

Sonríe mientras le va presentando cada uno de los rinconcitos del departamento, en el que aún queda la fragancia a orquídeas con la que ha perfumado los espacios, intentando por todos los medios hacer sentir más en casa a su nuevo compañero de piso. Kim DongYoung entra con titubeos primero, seguridad y paso firme después; deja su maleta en una esquina, y sigue cada uno de sus ademanes con la mirada, sin nunca posarla en su persona. Sonríe más. Con cuidado, bate las pestañas suavemente en su dirección.

DongYoung finalmente le da un vistazo solo para volver a huir, despavorido, fijándose en las baldosas de la cocina. Cuando un comentario al respecto brota de sus labios —"vaya, hasta el piso está reluciente"—, aguanta una risita. Casi puede confirmar lo que presintió desde el primer momento: DongYoung es cualquier cosa, menos heterosexual.

Además, parece ser exactamente su tipo.

—Tu habitación es la de al fondo a la izquierda. Te dejé una nota con la contraseña del WiFi —comenta, mientras DongYoung toma su maleta y la arrastra detrás de sí, yendo hacia el lugar que le ha mencionado—. Más tarde podríamos ordenar algo para comer... ¿qué opinas?

—Eh... sí. Claro.

—Genial.

Pronuncia la última palabra mientras entrecierra los ojos, sonriendo con ahínco. Cuando vuelve a ver, nota que su compañero se ha internado en su habitación. No demora ni cinco segundos en escuchar que ha trabado la puerta y, negando con la cabeza, se sienta en el sofá de dos cuerpos que está acostumbrado a utilizar en plena soledad.

Sin embargo, cuando al fin llega la pizza tamaño familiar que ha ordenado a través del teléfono, se encuentra al fin comiendo junto a alguien después de mucho tiempo sin hacerlo.

—¿Viste la nota? —pregunta, dándole un nuevo mordisco a la masa. Está crujiente—. ¿La que te dejé sobre la mesita de noche...?

DongYoung mastica despacio y le da un sorbo a la bebida sin azúcar que ha ordenado en el pedido. Sus ojos de nuevo se enfocan en otra cosa: esta vez, parece extremadamente ocupado en reconocer las figuras que componen al logo impreso en la caja para pizza.

—Sí. Aunque encontré algo extraño... —lo ve arrancándole un nuevo mordisco a su trozo triangular de pizza, del que solo queda la mitad—. Tenía aroma a pinos, cedros, algo por el estilo...

—Ah, es mi perfume.

Esta vez sí se permite reír, mientras DongYoung se atraganta con la comida que aún tiene en la boca. En medio de su obstrucción aprovecha de palmearle la espalda con la fuerza justa, con lo que DongYoung pronto vuelve a respirar con total normalidad. Su mano, incluso después de terminar aquel momento, se mantiene ahí por al menos unos cuantos segundos. La retira con delicadeza, trazando un pequeño círculo a la altura de su cintura.

Se miran. Esta vez, el mayor no desvía la vista.

—...Estaba aplicándome perfume cuando escribí la nota. Disculpa —añade, utilizando la misma mano que ha tocado a DongYoung esta vez para ordenarse un poco el flequillo que le obstruye la visión—. Debió haber llegado ahí por accidente...