La hora del almuerzo se acercó más pronto de lo que imaginaba. Aquella mañana no había sido de las mejores, tenía que admitir y demasiadas cosas habían frustrados sus planes de darse un baño y empezar a recorrer el Paraíso como para encontrarse de buen humor.
Newt, quería ducharse y encontrar una ocupación antes de comenzar en enloquecer entre tantas personas. Pero Sonya arruinó sus planes y ahora Derek no lo dejaba levantarse de la cama.
—No vas a ir al comedor. Yo te traeré el almuerzo. —advirtió él, sin ofrecer posibilidad a discusión. Ciertamente Derek era un chico demasiado inflexible en ocasiones.
—Bien... Por cierto ¿dónde está Cora? —se preocupó él. Hacía horas que debía haber venido a verlo.
—Con tu supuesta hermana. —Newt lo miró con los ojos ensanchados. Esa era una pésima noticia.
—¿Cómo...? ¡Derek! Tú conoces a Cora, ¿por qué la dejaste sola con Sonya? —Newt estaba a punto de ir a buscarla.
—Tranquilo, se están conociendo. —dijo él con una pequeña sonrisa sádica que alertó todos sus sentidos. —Es broma, se está portando bien, no le hará nada a la pequeña Newt. En verdad se parece mucho a tí. Ella es más bonita, claro... —bromeó Derek.
—Ah, ya cierra la boca. Ve a traerme el almuerzo o iré yo mismo. —amenazó con levantarse.
—Bien, tranquilo. Ya voy, ya voy. —Derek se apresuró a salir de la habitación.
Por fin se había quedado sólo. Estaba agotado de recibir tantas visitas. Minho y Thomas se habían retirado ya hacía rato, en cuanto Sartén hizo sonar una especie de campana que alertaba de la comida lista, ellos corrieron.
Estar sólo, sin embargo, no fue lo mejor que pudo haberle sucedido. Estar sólo lo obligaba a pensar y no quería hacerlo. Habían muchas cosas que sus amigos no sabían. Cosas que no entenderían. Era mejor callar, aunque sabía que su condición terminaría por delatarlo y entonces no tendría escapatoria.
Su amigo regresó al rato con dos platos llenos de comida. —Se ve bien. Mejor al menos que la comida de CRUEL. —dijo él, dejando ambos platos sobre la pequeña mesa. Newt se puso de pie y caminó hasta ella.
—Aunque supiera a mierda cualquier cosa es mejor que CRUEL. —vociferó con sus dientes apretados, sentándose en unas de las sillas. Newt se oía tremendamente resentido.
—Estar aquí tampoco es seguro, Newt. ¿Tienes idea de lo que podrían hacernos si descubren la verdad? Muchos de nosotros volverán a enfermar en poco tiempo y los que no comenzarán a delatarse a sí mismos comportándose como... en fín, sabes que ellos no lo entenderán. —Derek parecía realmente empecinado en alejarlo de sus viejos amigos, pero detrás de aquel deseo egoísta que empañaba sus buenas intenciones, se escondía una gran verdad que era inocultable como el sol. Ellos no pertenecían allí.
—¿Y a dónde más irías? El resto del mundo está en ruinas y si crees que estos tipos no entenderán, imagina entonces cómo reaccionará el resto de la población. —Newt sabía perfectamente que aunque los Munis los rechazaran, en realidad no existía un lugar donde fueran bienvenidos.
—Ése es el problema, Newt. Sigues pensando que los necesitamos.–
—Mira, ya no quiero hablar de eso. —Newt puso punto final a la discusión y Derek tuvo que aceptarlo. Ya habían hablado suficiente.
Terminaron de comer en silencio. Ninguno de los dos tenía ganas de discutir y como era imposible llegar a un acuerdo, ambos prefirieron seguir ignorando el problema. Newt se negaba a irse. Él quería estar con su amigos, con los suyos. Pero también necesitaba estar con los de su clase. Y no era una necesidad caprichosa, literalmente podría morir o perder el control si se alejaba de la gente que era como él. Necesitaba a Derek. Necesitaba a Cora. Y, de una manera que no comprendía, también necesitaba a Thomas, a Minho y, ahora quizás, a Sonya. En contraparte su amigo no necesitaba de nadie, cualquier lugar era bueno si Newt lo acompañaba. Ni siquiera Cora era imprescindible, no porque no la amara, sino porque ella se cuidaba muy bien sóla.
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DIFERENTE (newtmas-minewt)
Fanfiction(Si después de leer The death Cure te quedaste con un mal sabor de boca, ésta historia te va a agradar) Aquella mañana un importante mensaje lo obligó a sonreír esperanzado, aunque se había jurado no volver a sentir aquella traicionera sensación, no...