CAPÍTULO 24

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Newt se alejó con premura de la escena tan pronto como sus pies tocaron tierra y lo llevaron lejos del Berj. En su caminar sin rumbo su cuerpo tambaleante chocó con el cuerpo formidable de su amigo. Derek, asombrado, rodeó sus hombros y le ofreció refugio en su pecho mientras caminaban con rapidez. Estaba enojado, tan enojado que lloraba de rabia. Se sentía demasiado traicionado como para confrontar a Thomas y razonar con palabras.

Newt, ahora recordaba con nitidez los fuertes sentimientos que había tenido hacia él antes de ser introducidos en el laberinto. Aquellos sentimientos de los que Derek le habló y él se negaba a creer.
Pero ahora Newt lo sabía, lo había querido con intensidad... No. Lo había amado. Y Thomas pisoteó ese amor y aquello no podía olvidarlo fácilmente.

—¿Qué fue lo que pasó, Newt? ¿Qué te hicieron? —preguntó Derek preocupado. El alterado estado de su amigo lo había puesto en alerta.
—No debí recordar. Thomas es un traidor y ahora lo sé, no podré convivir con eso.–
—Newt... Lo lamento. Sé que es duro para ti, más aún ahora que recuerdas cuánto lo querías, pero escucha... él tampoco tuvo opción. CRUEL lo utilizó también, al igual que a todos. Thomas fue su peón.–
—No es cierto... Thomas tuvo mejor vida que todos nosotros, mejores condiciones. Thomas, Teresa... Siempre fueron sus preferidos.–
—Thomas era el candidato más apto. Lo necesitaban vivo porque necesitaban su cerebro, de otra manera lo hubieran dejado morir como al resto.–
—No lo comprendes, Derek. Creí que me estaba enamorado de él. ¡De alguien que nos traicionó a todos! ¡No merece el amor de nadie!–
—Estás enojado y lo comprendo, Newt, pero debajo de todo ese rencor aún lo amas. Por eso te duele tanto.–
—Lo que haya sentido por él ya no importa. Quiero que me saques de aquí Derek, tenemos que irnos.–
—No puedes salir corriendo dejando tantas cosas sin resolver. Tienes que solucionar tu situación con Thomas si irte es lo que quieres.–
—Lo que pase entre nosotros no es de tu incumbencia.–
—No. No lo es, pero no quiero sacarte de aquí con un corazón lleno de rencor que al final terminará suavizándose y que añorará a Thomas por el resto de su vida. Tienes que aprender a no dejar situaciones sin resolver. Los cabos sueltos al final siempre regresan para atormentarte así que olvídate de irte hasta entonces.–
—No soy un maldito niño al que debes estar protegiendo, Derek. Si no quieres apoyarme, bien. Me iré yo solo de aquí.–
—No estás escuchando nada de lo que estoy diciéndote. Pero está bien, no voy a discutir contigo ahora, cuando te hayas calmado hablaremos. –Derek se alejó de él impaciente. Quería consolarlo y apoyarlo, pero su amigo tenía que recapacitar y la idea de huir no la consentiría de ninguna manera.

Newt, completamente irritado y frustrado, se escondió en su cuarto. No quería tener que oír a nadie más defendiendo al 'adorado Thomas' mientras él se amargaba con los oscuros recuerdos del pasado.

Las horas aislado en su habitación no le sirvieron para recapacitar, de hecho todo lo contrario. Estar distanciado del mundo le brindaba el tiempo suficiente para acumular rencores y buscar motivos para odiarlo más a cada segundo, lo cual no calmó su enojo.

Minho se presentó pasado el mediodía con un plato de comida que dejó sobre la pequeña mesa. Intentó establecer conversación con él, pero su esfuerzo fue en vano. Newt no estaba dispuesto a oír como todo el mundo veneraba a Thomas.

—¿Fuiste a pedirle a Derek que te ayudara a salir de la isla? —lo increpó molesto su amigo, caminando en dirección a su cama.
—No es tu problema, Minho. —respondió él, con sus brazos apretados contra su pecho y sus mofletes inflados y labios fruncidos de rabia.
—Estas exagerando, Newt y vas a arruinar todo lo que conseguimos por algo que sucedió hace años.–
—Escucha Minho... —se levantó de repente, enfrentándolo. —Lamento que te hayas quedado idiota después de tantos experimentos pero yo veo las cosas más claras que nunca. Y no voy a quedarme en esta isla infernal.–
—Si continúas con esta loca idea tendré que advertirle a Thomas.–
—¡Bien! ¡Hazlo!–
—¡Bien! —le devolvió el grito y abandonó la habitación con un fuerte portazo.

Aquella noche Minho no llego a dormir. No volvió a aparecer hasta la mañana del siguiente día cuando regresó solo a buscar algunas prendas para cambiarse y su toalla personal.
Ni siquiera lo saludó y tampoco Newt lo hizo. Estaba enfadado con él y lo que tuviera para decirle serían palabras cayendo en un saco roto en aquel momento. No podía razonar correctamente con tanta ira.

Derek por su parte se atrevió a aparecer en la tarde. Newt aún no se dignaba a salir de la cabaña pensando en la forma de escapar de aquella isla con su hermana a quién esperaba mantener a su lado cuando huyera de allí.

—¿Cómo estás? —preguntó él, intentando ser amable.
—Considerando que mi mejor amigo se puso en mi contra y tiene el descaro de aparecerse frente a mí ¿tú qué crees?–
—Sé que no debe importarme pero Thomas no ha querido ver a nadie desde ayer. Brenda dice que no ha parado de llorar desde que llegaron del viaje.–
—¿Y me dices esto porque....?–
—No finjas que no te importa.–
—Corrección, no me importa.–
—¿Cuánto durará esta etapa? ¿Un par de días quizás? ¿Unos meses? Luego irás corriendo a sus brazos. No puedes evitarlo.–
—Déjame en paz, Derek. No quiero oír tu patético discurso de "inseparables, unidos por el destino y blah blah blah" —Derek cruzó sus brazos sobre su pecho. Oh, sí. Comenzaría a darle un largo sermón que probablemente lo aburriría hasta la muerte pero lo haría recapacitar.

En aquel momento, Thomas ingresó silenciosamente en la habitación mientras ellos discutían. Ver a Derek allí, a solas con Newt, lo hizo arder de rabia a pesar de que nada comprometedor estaban haciendo.
Ahora, que más que nunca temía perderlo, la presencia de Derek representa un desafío que debía vencer si quería mantener una probabilidad con Newt.

—Imagino que no has desaprovechado la oportunidad de ofrecértele. —lo acusó Thomas. Derek se giró hacia él con indignación.
—No digas idioteces. ¿Qué clase de persona piensas que soy?–
—Y tu lo defendias... —acotó el rubio, odiándolo en silencio.
—¿Me defendias? —Thomas de repente sonó muy confundido. Él creyó que estaban peleando por su amor no que estaba peleando en su equipo.
—Quiero lo mejor para Newt, así que no hago esto por tí. Es solo que sé cuánto te ha amado y no puedo dejar que esto arruine todo lo bueno que sintió por ti.–
—Lo cual es irrelevante ahora. Mejor olvídate de mí Thomas. No representas nada en mi vida. Y jamás voy a perdonarte.–
—¿Por qué eres tan duro conmigo? Cometí errores, sí. Pero también luché muy duro para mejorar.–
—Por mí no has hecho nada. En primer lugar es tu culpa que terminara en ese laberinto infernal y también me abandonaste cuando creíste que había muerto. ¿Qué hiciste por mi, además de arruinar mi vida?–
—Basta Newt. No puedes retroceder en el tiempo. Estás aquí ahora y eso es gracias a él. Deberías estar agradecido al menos por eso.–
—Es cierto. Estoy aquí gracias a él pero no por mucho tiempo, espero.–
—¿De qué hablas? ¿Te irás? —Thomas de repente se sintió aturdido, más enojado de lo que podía admitir. No iba a permitirlo. No iba a dejarlo que se aleje de él tan fácilmente, eso jamás.
—¡Si, me voy! Y espero jamás volver a verte.–
—¡No vas a irte a ningún sitio! —gritó Thomas, demasiado molesto como para recordar que Newt podría derribarlo con facilidad.

Sus manos temblorosas se aferraron con fuerza a los hombros de su amigo y lo agitó con cierta rudeza. Newt sintió su autocontrol desvanecerse ante aquel atrevimiento y ambas manos se enredaron en el cuello de Thomas, alejándolo del suelo bajo sus pies.

Derek entonces intervino, aterrado de lo que Newt pudiera ser capaz en aquel estado. Separó con violencia sus manos del pálido cuello de Thomas y el susodicho cayó de bruces contra el piso cuando fue soltado.

—¡Newt! ¡¿Que mierda pasa contigo?!–
—¡Él comenzó!–
—Tu no eres así. Tienes que controlarte. —su amigo lo observó con cierta decepción y se arrodilló a un lado de Thomas, ayudándolo a ponerse de pie.

La holgada manga de la camiseta de Thomas se había levantado un poco en la caída revelando una extraña marca en su piel que llamó la atención de Derek. Su muñeca estaba rodeada de un halo violáceo que tenía la impresión de unos dedos finos en torno a ella. Unos dedos que podía jurar eran de Newt.

—¿Cómo te hiciste esto? —señaló descubriendo su brazo un poco más.
—No es nada... —intentó ocultarlo Thomas con rapidez. Pero Derek no necesitaba explicaciones. Sabía de sobra que Newt era el responsable.
—Has sido tú, ¿no es así?–
—Fue accidental. –se excusó Newt.
—¡Estas fuera de control!–
—¡No es tu maldito problema, Derek!– gritó él, empujando a su amigo.
—¿Qué son esos gritos? ¿qué está pasando? —interrumpió Minho, ingresando a la habitación.
—Nada. No pasa nada. —respondió Thomas, corriendo prácticamente hacia la puerta. —Newt está algo alterado, eso es todo. Lo dejaremos tranquilo para que descanse. —dijo él con una voz quebrada y sus ojos enrojecidos, a punto del llanto. Lo último que pretendía era seguir molestando a Newt y que lo odiara un poco más. —Vamos Derek. Déjalo tranquilo. Hablaremos luego, cuando se haya calmado...–

Derek se rehúsa a dejar las cosas así. Su amigo ha perdido por completo el control y es necesario que alguien lo haga entrar en razón pero Thomas es acertado en aquello, no pueden razonar con Newt tan enojado y solo dándole tiempo podrá recobrar su singular y pacífico estado de ánimo así que acepta la propuesta y se va también a regañadientes. Después de todo nadie podría ayudarle en aquel estado.

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⏰ Última actualización: Jul 30, 2018 ⏰

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