CAPÍTULO 20

231 19 5
                                    

Newt detuvo su caminar cuando sus ligeros pasos hicieron tropezar a Thomas mientras intentaba seguir el ritmo frenéticos de los suyos, aferrado fuertemente a su mano. Milagrosamente Newt logró atraparlo sosteniendo sus brazos en el aire antes de estrellarse, de otro modo se hubiera sentido muy culpable. —¿Estás bien, Tommy? —preguntó Newt, notablemente preocupado. Thomas asintió sonrojado evitando mirarle, se sentía muy avergonzado de su poca destreza al caminar. Una repentina timidez lo asaltó también a él cuando notó sus manos sujetándolo tan fuerte.

Thomas rápidamente se enderezó y se alejó de Newt buscando distancia. La extrema cercanía del rubio le hacía perder el control de todos sus sentidos. Newt lo notó y no pudo evitar dibujar una sonrisa sobre sus labios, a él también solía sucederle.

—Estoy bien, no te preocupes. —aseguró Thomas acomodando sus prendas. Newt lo miró divertido, percibiendo sus torpes movimientos.

—Siento lo que sucedió allí. Casi provoco que te lastimes. —se disculpó él.

—No ha sido tu culpa. Estaba distraído y me tropecé.–

—Como sea, no debí salir corriendo así, mucho menos arrastrándote.–

—Sí, supongo que te arrepientes de haberme sujetado la mano. —murmuró Thomas por lo bajo. Casi más para sí mismo que para Newt, como un pensamiento que no pudo dejar en su mente. Tan pronto como lo dijo se arrepintió, sonaba tan desesperado y autocompasivo que se odió así mismo de no haberse quedado callado. La mirada de su rubio amigo sobre él se endureció de repente.

Newt había logrado oírlo a la perfección y aquellas palabras ensombrecieron su semblante. Observó a Thomas analíticamente y frunció el ceño cuando comprendió lo que pasaba por su mente. —No quise decir eso. —se corrigió él, disminuyendo la distancia que los separaba. —Y no lo hago. No me arrepiento. —aclaró al final. Aunque su seriedad estaba aterrorizando a Thomas.

—¿Seguro? —preguntó él, la ligera tartamudez en el trasfondo de su voz lo hizo recapacitar. No quiero que Thomas me tema, pensó y rápidamente suavizó sus gestos.

—Por supuesto. —dijo, y se obligó a poner una mueca sobre sus labios que pretendía ser una sonrisa, aunque ciertamente estuvo a punto de gritarle por tergiversar sus palabras. Él no sería capaz de hacer algo que terminaría haciéndole daño.-

—En ese caso, me alegro de oírlo. —respondió Thomas con una sincera sonrisa sobre su rostro, una que lo dejó de verdad sin aliento.

Thomas caminó junto a él hasta un apartado sitio del pequeño pueblo. Era un gran edificio construido con altos pilares de madera y las paredes la formaban diferentes fragmentos de chapas desprolijamente soldadas. En el interior, una inmensa cantidad de herramientas y armas militares eran apiladas en muchos estantes estratégicamente ubicados a cada lado del galpón.

—Wow, veo que estamos protegidos... —comentó Newt bastante asombrado con el cargamento. Su fuerte curiosidad lo acercó a unos de los estantes de donde colgaban varios tipos de fusiles.

—Sí, tenemos que tenerlas, ya sabes... por protección. —aclaró Thomas a sus espaldas.

—Supongo que sí. —expresó con cierto desinterés en la conversación. Toda su atención fue captada por un estante más inferior del que estaba viendo. Pequeñas cajas de maderas, similares a urnas, eran apiladas una al lado de otra. Al principio pensó que eran donde guardaban las municiones, luego notó con espanto que cada una tenía un nombre tallado en su tapa. Incluso había una con su nombre y otra con el nombre de Teresa. —¿Qué es esto? —dijo, intentando tomar la que llevaba su nombre. Thomas, detrás de él, se lo impidió colocando su mano sobre la urna.

DIFERENTE (newtmas-minewt)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora