Todos los preparativos estaban listos y los chicos preparados para incursionar en las deshabitadas ciudades del continente. Menos del 1% de la población se hallaba con vida y el porcentaje mayoritario lo conformaba los Cranks. Las personas que había resistido la enfermedad eran Inmunes y un porcentaje menor lo ocupaba humanos que se habían alejado de las grandes ciudades y habían hecho vida en apartados sitios donde el contagio fuera menos probable. Un tercer grupo, mucho menor, lo conformaba los nuevos inmunes y sus Quimeras quienes, sin intervención de CRUEL, terminarían extinguiéndose y era realmente lo mejor. Newt, no aprobaba su existencia. Eran experimentos fallidos de laboratorio dotados de capacidades que no podían controlar a diferencia de los nuevos inmunes. Los que eran como él, estaban condenados a vivir a la sombra de su donante y aquello sin duda era algo que detestaba. Quién no pueda caminar solo, tampoco vive libre, pensó Newt. Libertad... Resonó en mente. Una idea dañina y recurrente que solía tener. Una sensación efímera, sin embargo. Newt soñaba con frecuencia alcanzarla, pero sabía que jamás sería libre, porque era prisionero de sí mismo.
—Brenda nos dió un nombre. La única persona que tal vez pueda ayudarnos. Fue un colaborador de Hans, era un joven adolescente cuando fue su discípulo, ahora debe tener unos 25 años. —dijo Thomas, cerrando el cierre de su bolso. Frente a él estaba Newt, escuchando atentamente.
—¿Crees que pueda quitarlo? —Newt se acerca a él con sus brazos cruzados sobre su pecho y el ceño fruncido. No le convence que alguien inexperto esté manoseando su cerebro.
—Es probable. —Thomas intenta calmar sus nervios con un suave tono de voz pero Newt no se convence. Intenta entonces una maniobra arriesgada, cuando está suficientemente cerca sujeta con sus manos sus caderas y lo atrae hacia él, tiene la absurda idea de alejar sus pensamientos negativos con un beso, pero Newt no está de ánimos para cursilerias y hecha su rostro hacia atrás, esquivando sus labios. —¿Qué sucedió con Hans?–
—No lo sé. Brenda le perdió el rastro. —responde Thomas malhumorado. Detesta que Newt sea en ocasiones tan frío. —Quizás ni siquiera esté vivo.–
—Perfecto. Nos nos queda más que tener fé en el novato. —Newt apartó las manos de Thomas de su cadera y se alejó de él. La ansiedad lo ponía de malhumor y su manía de tocarlo todo el tiempo lo ponía nervioso. —¿Nos vamos? —preguntó el rubio con su mano sobre el picaporte.
—Claro... —respondió con resignación Thomas, siguiendo sus pasos.
Aquel día sobrevolarían las aguas y los extensos kilómetros de tierra yermos que los separaba de la sociedad que aún perduraba en pequeñas zonas de lo que alguna vez fueron ciudades. Su misión más importante era buscar insumos para continuar mejorando la pequeña aldea pero además tenían que buscar al joven que podría quitar el implante de la cabeza de Newt antes de que ellos pudieran hallar su ubicación. Thomas sabía que los sobrevivientes de CRUEL eran realmente pocos, demasiado pocos para representar una amenaza, sin embargo, también sabía que eran como fétidas cucarachas que se ocultaban bajo tierra y nunca se extinguían —como los que habían mantenido a Newt cautivo en el Búnker— y, si bien ellos habían eliminado uno a uno cada centro clandestino que localizaron, jamás estarían seguros de haber extinguido todo el peligro. Lo más seguro era evitar que CRUEL llegara a ellos y para conseguirlo era necesario eliminar el implante alojado en el cerebro de Newt.
Brenda les habló de un hombre joven que se hacía llamar "Bandido" y era proveedor de armas ilegales a las afueras de la ciudad que rodeaba las antiguas instalaciones de CRUEL. —No será nada fácil llegar a él pero si tienen suerte, tal vez puedan localizarlo. —les advirtió ella. —El hombre es desconfiado y no le agradaba la gente desconocida así que tengan cuidado o será a ustedes a quién dispare.–
ESTÁS LEYENDO
DIFERENTE (newtmas-minewt)
Fanfic(Si después de leer The death Cure te quedaste con un mal sabor de boca, ésta historia te va a agradar) Aquella mañana un importante mensaje lo obligó a sonreír esperanzado, aunque se había jurado no volver a sentir aquella traicionera sensación, no...