CAPÍTULO 16

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Los recuerdos lo pusieron melancólico, no debió permitirle a Thomas indagar tanto. La tristeza lo estaba consumiendo por cada segundo que el silencio le recordaba su lugar en el mundo. Allí, solo, sentado a la orilla del mar, con tantas cosas que deseaba olvidar y tantas otras recordar por siempre. Una mano sobre su hombro lo hizo girar. Derek estaba detrás de él. Ni siquiera lo había oído acercarse.Siempre que se perdía entre sus pensamientos parecía viajar a una dimensión diferente donde no percibía nada más que una brutal desolación que lo consumía. —¿Cómo es que siempre logras encontrarme? —Derek se sentó a su lado. Una pequeña sonrisa cruzó su rostro.

—¿Olvidas que tengo un gran sentido del olfato?–

—Olvido que eres controlador y posesivo. —bromeó Newt, intentando alejar los pensamientos que sabían se estaban acumulando en su amigo. Esa cara de preocupación podía percibirla a kilómetros y sabía de sobra que era por él.

—¿Qué tienes? —preguntó él sin rodeos. Derek jamás perdía el tiempo con minuidades.

—Nada. —mintió intentando sonreír para despejar sus dudas, pero fracasó sin remedio. Si engañar a Thomas y a Minho era difícil, engañar a Derek era imposible.

—Bien. Esto es lo que haremos, voy a preguntarte una vez más y si me vuelves a decir nada iré con Thomas a preguntarle a él. Y si él me dice que no pasó nada le romperé uno por uno todos los dedos. Ahora ¿Qué te pasa? —Newt ésta vez sopesó un poco más su respuesta. Su amigo podía sacarle información a base de chantajes pero no podía negar que se preocupaba por él.

—Es Thomas... Él me confesó algo muy importante que me hizo recordarlo... a él.–

—¿Se atrevió a decirte lo que sentía por ti?–

—¿Tú lo sabías? —Newt pareció sorprenderse. Al parecer era el único que no se enteraba nunca de lo que sucedía a su alrededor.

—Bueno creo que fue muy obvio desde el principio. —respondió Derek con simplicidad. El entrecejo del rubio se frunció pensativo.

—No me parece que haya sido obvio para mí. —declaró molesto. De alguna manera se sentía ofendido como si hubieran estado mintiéndole.

—Eres muy perceptivo con el resto pero cuando se trata de ti parece que elegis venderte los ojos.–

Newt se mantuvo en silencio un prolongado minuto que se sintió como si hubieran pasado horas. La incomodidad en él comenzó a crecer. ¿De quién trataba aquella conversación? ¿De él? ¿De Thomas?

—¿Y le has dicho lo que sientes tú? —lo abordó Derek sacándolo de su burbuja. Fue como recibir una patada en el estómago para el rubio.

—¿Qué? —la temblorosa voz, casi imperceptible para un oído corriente, le hizo saber a su amigo que dió en el blanco.

—Si puedo aceptarlo yo deberías pensar en aceptarlo tú. —Derek desvío su mirada al frente. Newt pensó que se escuchaba algo irritado de un momento a otro, pero en él era normal el mal humor.

—¿De qué hablas? —preguntó Newt desentendido, ésta vez era obvio que estaba siendo sincero. No es estaba intentando engañar a su amigo.

—Siempre has tenido preferencia por él. Y en el Búnker te la pasabas hablando de Thomas.–

—¿Y eso qué? —Newt se descubrió a sí mismo molesto también. La afirmación lo ofendía en algún punto pero no reconocía dónde.

—¿Por qué te cuesta tanto admitir que te enamoraste de él?–

—¡Porque no es verdad! —gritó. Su exagerada exaltación lo sorprendió de repente. No sabía porqué le molestaba tanto que Derek pensara eso. Él no sentía nada por nadie, no podía sentir nada por nadie.

—Lo que tu digas. Pero si no fuera cierto no te pondrías tan a la defensiva. Él te gusta, te ha gustado siempre, quizás desde mucho antes de lo que recuerdas. —Newt lo miró ésta vez interrogante, intentando leer entre líneas. Esas palabras sonaban muy extrañas para él y luego lo descubrió. Sus ojos entonces se volvieron acusadores. Él sabía algo más.

—¿Qué sabes, Derek? Estás actuando muy extraño.–

—Sé lo mismo que tú.–

—Sabes bien a lo que me refiero. ¿Me conoces desde antes? ¿Estuvimos en contacto?–

—Eso no viene al caso. —intentó evadirlo Derek.

—Dime. Quiero saber. —insistió él. No tenía en claro si quería evitar la discusión original o si aquella revelación le parecía más interesante.

—Tal vez. —respondió él secamente. Era evidente que no deseaba dar más información.

—¿Tal vez? ¡Habla claro, mierda!–

—¡Sí!... Te conozco. Los conozco.–

—Dijiste que solo habías oído hablar de Thomas, que nunca tuviste contacto con nosotros ¿por qué me mentiste?–

—Porque probablemente no hubieras querido saber nada más de mí si te decía la verdad. Escucha Newt, yo tenía 17 años cuando empecé a trabajar para CRUEL. Empecé como guardia, revisando las cámaras de seguridad. En ese entonces tú apenas era un adolescente de 13 años. Faltaba un año para que introducieran la primer tanda en el laberinto y estaban buscando a personal inmune y yo me alisté. Creí que estando cerca de ellos sería menos probable que intentarán llevarse a Cora, pero me equivoqué. Hice cosas malas Newt, muy malas. Cosas de las que no quiero hablar y que ahora ya no tienen importancia.

Lo único que debes saber es que no importa el pasado, la verdad está frente a tus ojos. Y odio admitirlo, pero siempre has vuelto a caer a sus pies una y otra vez. Antes del laberinto, dentro y también ahora. No te engañes, Newt. El cariño que has sentido por él jamás se comparará con lo que sientes por Thomas. A él lo has usado todo este tiempo como excusa, como un escudo con el que te proteges y te niegas a abrir tu corazón, pero al final eres tú el único que se engaña. —Newt lo observó enardecido. Jamás había oído tantas falacias juntas. Suponer que jamás había sentido sentimientos reales hacia él se oía casi como una blasfemia. Su autocontrol se balanceaba peligrosamente en el vértice de la cordura y la demencia. Agradeció que fuera Derek quién estuviera frente suyo porque de ser alguien más probablemente le hubiera sacado los ojos ante semejante aberración.

El rubio parpadeó un par de veces intentando controlar sus emociones pero sus manos de repente sujetaban la tela de su camiseta. La balanza de la demencia ésta vez ganó la apuesta. —¡No vuelvas a decir algo como eso, jamás! —gritó él, enseñando todos sus dientes. Los labios fruncidos y su respiración agitada volvieron feroces sus facciones, no podía ir contra sus instintos. Se sentía herido, vulnerable. No sabía si era porque Derek había acertado y eso le molestaba o era que le amargaba la existencia que alguien se atreviera a cuestionar las memorias que con tanto recelo guardaba de él.

Minho se acercó a ellos cuando percibió la actitud desafiante de Newt. Desde su ventana, hacía un largo rato estaba vigilando lo que hacían. pero decidió intervenir cuando las acciones del rubio alertaron todos sus mecanismos de pelea. Él aún desconocía de la verdadera naturaleza de Newt, por lo tanto a sus ojos, su amigo era un poco más resistente que un mosquito comparado con Derek.

—Ey, ey, ey... ¿Qué está pasando aquí? —dijo él, intentando sonar conciliador. Newt apenas percibió su presencia reprimió todos sus instintos de golpear a Derek y lo soltó.

—Nada. ¿No deberías estar durmiendo? —preguntó tajante a su amigo.

—Sí, pero me siento muy sólo sin ti así que vine a buscarte, para que me hagas compañía. —bromeó Minho. El denso ambiente rápidamente se relajó con Newt, gracias a su tontería. Aunque la cosa con Derek empeoraba a cada segundo.

—Entonces vamos. Estoy muerto de sueño y cansado de éste. —dijo Newt despectivamente, señalándole con su pulgar.

El rubio pasó por delante de Minho –con evidente aire ofendido– esperando ser seguido por su amigo, éste avanzó un par de pasos rápidos hasta estar a su lado y abrazó su cintura con toda la intención de molestar a Derek, luego dio una mirada hacia atrás y lo observó gruñendo y murmurando cosas sin sentido, haciendo el típico gesto de cortarle la garganta. Minho muy maduramente le enseñó el dedo del medio y una sonrisa triunfal se implantó en su rostro. Se sentía en primer lugar dentro de una amaratónica carrera.

DIFERENTE (newtmas-minewt)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora