Las horas que Timantti y Fran estuvieron juntos parecieron eternas pero lamentablemente tuvieron que despedirse.
- Oh, se está haciendo tarde, mi mamá debe estar preocupada por mí, dijo Timantti.
- ¿Quieres que te acompañe a tu casa?
- ¿No crees que es mucho abusar de tí?
- No digas eso, lo hago con mucho gusto, además, si gustas podemos conversar para conocernos más.
- De acuerdo.
Ya en la calle, Timantti y Fran reanudaron su charla.
- Cuéntame un poco sobre tí, Fran, por favor.
- Soy estudiante, voy a en tercero de primaria, tengo muy buenas calificaciones y cuando sea grande quiero ser como mi mamá.
- ¿A qué se dedica tu mamá?.
- Es maestra de baile
- ¿Y tu padre?
Fran guardó silencio durante algunos segundos, Timantti notó que algo no andaba bien.
- Preferiría no hablar de él
- Está bien, no insistiré más
- Gracias por acompañarme y por abrir tu corazón conmigo.
- Al contrario, gracias a tí.
Inesperadamente, Timantti se despidió de Fran con un beso en la mejilla mientras que Fran sonrió ligeramente e igualmente la besó en la mejilla.
- Bueno... hasta pronto, Timantti.
- Nos vemos luego, Fran.
Timantti se alejó con una sonrisa en su rostro, se podía notar que el amor llegó a su vida y todo era gracias a Fran.
Después de que Fran despidió de Timantti, quien desgraciadamente tuvo que regresar a su casa dónde lo esperaba su madre y su padre quien lo humillaba cada vez que él tocaba el tema sobre ser maestro de baile, su padre era estricto y algo agresivo con él y eso hacía sentir mal a Fran.
- ¡Ya llegué, mamá!
- ¡Vaya!, ¡por fin llega el señor de la casa!, dijo sarcásticamente el padre de Fran.
- ¿Se puede saber dónde estabas?, ¿acaso estabas haciendo cosas para jugar a la cocina como las niñas?
- ¡No te metas conmigo, imbécil!
Ante esa respuesta, el padre de Fran lo golpeó muy fuerte con la mano cerrada.
- A mí me respetas porque soy tu padre.
- Eres un pedazo de idiota, no mereces llamarte padre.
Su padre estalló en furia y se fue contra él a los golpes pero la madre de Fran se puso entre ellos para separarlos.
- ¡Ya déjalo!, ¡date cuenta que es tu hijo!
- Ese maricón no es mi hijo, si fuera mi hijo se dejaría de esas estupideces de ser maestro de baile, eso no le va a dejar nada, es una pérdida de tiempo.
Las palabras del padre de Fran hicieron que rompiera en llanto a causa de esa humillación.
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El Sueño de Timantti
PertualanganHola a todos, soy Ricardo y en esta ocasión les traigo una nueva historia muy diferente, mi nueva trama involucra el sentimiento más bonito que pueda existir como lo es el amor y el amor al fútbol, espero que les guste.