Capítulo 5

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Las horas que Timantti y Fran estuvieron juntos parecieron eternas pero lamentablemente tuvieron que despedirse.

- Oh, se está haciendo tarde, mi mamá debe estar preocupada por mí, dijo Timantti.

- ¿Quieres que te acompañe a tu casa?

- ¿No crees que es mucho abusar de tí?

- No digas eso, lo hago con mucho gusto, además, si gustas podemos conversar para conocernos más.

- De acuerdo.

Ya en la calle, Timantti y Fran reanudaron su charla.

- Cuéntame un poco sobre tí, Fran, por favor.

- Soy estudiante, voy a en tercero de primaria, tengo muy buenas calificaciones y cuando sea grande quiero ser como mi mamá.

- ¿A qué se dedica tu mamá?.

- Es maestra de baile

- ¿Y tu padre?

Fran guardó silencio durante algunos segundos, Timantti notó que algo no andaba bien.

- Preferiría no hablar de él

- Está bien, no insistiré más

- Gracias por acompañarme y por abrir tu corazón conmigo.

- Al contrario, gracias a tí.

Inesperadamente, Timantti se despidió de Fran con un beso en la mejilla mientras que Fran sonrió ligeramente e igualmente la besó en la mejilla.

- Bueno... hasta pronto, Timantti.

- Nos vemos luego, Fran.

Timantti se alejó con una sonrisa en su rostro, se podía notar que el amor llegó a su vida y todo era gracias a Fran.

Después de que Fran despidió de Timantti, quien desgraciadamente tuvo que regresar a su casa dónde lo esperaba su madre y su padre quien lo humillaba cada vez que él tocaba el tema sobre ser maestro de baile, su padre era estricto y algo agresivo con él y eso hacía sentir mal a Fran.

- ¡Ya llegué, mamá!

- ¡Vaya!, ¡por fin llega el señor de la casa!, dijo sarcásticamente el padre de Fran.

- ¿Se puede saber dónde estabas?, ¿acaso estabas haciendo cosas para jugar a la cocina como las niñas?

- ¡No te metas conmigo, imbécil!

Ante esa respuesta, el padre de Fran lo golpeó muy fuerte con la mano cerrada.

- A mí me respetas porque soy tu padre.

- Eres un pedazo de idiota, no mereces llamarte padre.

Su padre estalló en furia y se fue contra él a los golpes pero la madre de Fran se puso entre ellos para separarlos.

- ¡Ya déjalo!, ¡date cuenta que es tu hijo!

- Ese maricón no es mi hijo, si fuera mi hijo se dejaría de esas estupideces de ser maestro de baile, eso no le va a dejar nada, es una pérdida de tiempo.

Las palabras del padre de Fran hicieron que rompiera en llanto a causa de esa humillación.

El Sueño de TimanttiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora