Prólogo. (Editado)

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Thomas estaba sentado en el sofá, esperando que su novio llegara del trabajo. ¿Su nombre? Dylan.

Ellos eran novios desde hace cuatro años... cuatro largos y felices años de relación.
Digo, todas las parejas tienen sus altas y bajas, no todas siempre están en lo más alto de la montaña rusa. Sin embargo, Dylan y Thomas, tratan de que casi siempre estén en el punto más alto.

Thomas pensaba en ciertos deberes que debía de hacer de la universidad, cuando, de repente, la puerta principal, se abre, dejando ver a un castaño con lunares despeinado y con traje.

—Hola, Cariño. ¿Cómo te fue? —Preguntó Thomas, levantándose del sofá para dejarle un casto beso en los labios.

—Hola. Bien, ya sabes, como siempre.

—¿Por qué estás tan despeinado? —Las manos de Thomas se acercaron a su pelo, tratando de acomodarlo

—Oh, ya sabes, el viento. —Thomas alejó su mano del cabello del castaño. Se cruzó de brazos, interrogante.

—¿El viento está tan fuerte que  desabrocha tu cinturón, desata tu corbata y desacomoda tu camisa y saco? —Preguntó Thomas, alzando la ceja derecha.

—Ya sabes... ¿un tornado? —Respondió Dylan, obviamente mintiendo (y siendo cachado en su mentira).

La mente de Thomas se llenó de mil teorías de lo que pudo haber pasado. Dylan no es el hombre que se desabrocha todo para sentirse más cómodo, hasta que llega a casa. Su lema: "Elegante hasta la casa"; por lo cual, Dylan, jamás llegaría así a la casa, jamás.

El castaño tragó saliva, y empezó a caminar hacia el dormitorio.
Thomas, quién seguía pensando en lo que había pasado y su cabeza empezaba a llenarle de malas posibilidades, siguió los pasos del castaño. Quería sacarse de dudas. Tocó el hombro del ojimiel. Dylan, automáticamente, volteó a verlo.

—¿Sucede algo, amor?

—Olvidaste darme mi abrazo. —Respondió Thomas con media sonrisa.

Dylan sonrió de una manera aliviada. Se acercó a Thomas y lo abrazó tiernamente. Su brazos aprisionaron con delicadeza la cintura del rubio.
La cabeza de Thomas quedó hundida en el cuello de Dylan; inhaló profundamente para ver si había algo fuera de lo normal.
Un olor inundó las fosas nasales de Thomas.

Vainilla.

Se alejó de Dylan, éste le dedicó una sonrisa tierna y se encaminó al dormitorio.
Thomas se regresó al sofa, quedó en un estado del que no podía definir: ¿Se sentía devastado, confundió o decepcionado?, ¿Había un término intermedio entre esos tres? Quizá.

Para poder entender la reacción del rubio: Thomas ODIA el olor y sabor de la vainilla.

"Chocolate antes que vainilla", lo que siempre decía cuando le ofrecían el helado del que no fuera de su gusto.

Desde pequeño no tuvo buena experiencia con ese sabor y olor en particular, pues muchas cosas malas le habían pasado y ese aroma siempre estaba presente.
Su padre había tenido un accidente automovilístico. Se le fue comunicado por medio de su madre mientras comía helado de vainilla. Su madre fue detectada con cáncer (el cual fue encontrado a tiempo y fue "curado", pues el cáncer jamás se quita.) y se le dijo a él mientras estaban en la casa de su tía; la cual estaba impregnada de aquel olor.

Por lo tanto, él, no tiene ningún perfume ni ninguna otra cosa que se asocie con ese aroma.
En los perfumes, se encontraba atraído por el aroma a hombre, si se podía decir así. Vaya, las colonias masculinas.

Se sentó en el sofá y dirigió su vista hacia la nada. Técnicamente veía el televisor, pero no le prestaba atención; pues estaba totalmente sumergido en sus pensamientos. Pensaba con quién se había juntado Dylan, a tal grado de aromatizarle todo su cuello (y, probablemente, todo su traje). (Dylan tampoco le atraía el olor a frutas, concordaba con los gustos de Thomas).

Una pequeña voz se hizo presente en la mente del rubio: «Se pudo haber metido con alguien». Automáticamente, quitó ese pensamiento.

«¿Quién usaría un perfume con un olor tan desagradable?», pensó el chico.

Su cabeza volvió a llenarse de tantas teorías, hasta que, su mente, hizo clic.

«Yo conozco a alguien que le encanta ese sabor y ese aroma, pero no recuerdo quién».

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¡Hola! Quería hacer esta historia Para celebrar el cumpleaños de Thomas.

Not the only one » Dylmas. [AU].Donde viven las historias. Descúbrelo ahora