Not the only one » Dylmas. [AU].

"II" Su sofá. (Editado)

OMNISCIENTE.

Thomas esperaba (otra vez) en el sofá. Parecían inseparables.

Después de aquella noche al encontrarle chupetones a Dylan, decidió quedarse callado y fingir que no había pasado nada.

Flashback

«No es pintura...», pensó Thomas.

Se volvió a acomodar en la cama; se volteó para quedar viendo hacia la ventana. La luz de la luna entraba y era ciertamente visible, pues las persianas la tapaban lo suficiente.
Las lágrimas no tardaron en salir.

—No es pintura... —Dijo en voz baja; y con ello, cerrando los ojos, en esperanza de que fuera un mal sueño.

Horas después.

Dylan se levantó de la cama para arreglarse. Thomas seguía profundamente dormido.
Dylan volteó a ver a Thomas, se acercó y besó su sien.
Thomas es de sueño ligero, por lo tanto, abrió los ojos.

—Buenos días, luz de mis ojos. —Dijo Dylan, canturreando.

Thomas talló sus ojos. Soltó un bostezo y alzó sus brazos, estirándose. Luego de esa relajación muscular, habló.

—¿Luz de mis ojos? —Preguntó todavía adormilado.

—Sí. Cada vez que te veo, haces que se ilumine mi mirada. Tu radiante personalidad que desprendes, me derrite de puro amor. —Dijo Dylan, sonriendo como bobo mientras acariciaba los lindos mechones dorados de su chico.

Thomas sintió cómo se quebraba una parte de él.
¿Cómo era posible que le dijera algo así cuando, evidentemente, había estado con otra persona? Sí, había llegado a esa conclusión. Tenía las pruebas necesarias: Su manera de llegar a la casa, el olor de otra persona, la evidente mentira para ocultar en dónde estaba, los chupetones...
Era eso o se había ido a purificar el alma y se había vuelto una "musa" para un pintor; quien lo había llenado de pintura morada en forma de círculos hasta su abdomen bajo.

Thomas pensaba cada vez más en aquella acción detestable por parte de Dylan: Lo había engañado, ¿no es así? Tenía que serlo.

Dylan, al ver que su chico no respondía ante tal declaración, habló.

—¿Mi amor? ¿Está todo bien? —Inquirió, tocando el hombro del rubio, dándole un ligero apretón.

—¿Eh?, ¡Oh! Sí ... todo está muy bien —Respondió Thomas, saliendo de aquella hipnotización por parte de su mente—. Sólo me quedé pensando en los deberes de la universidad. —Mintió.

Dylan creyó la mentira (sin saber que lo era, claro).

—Oh, en ese caso... —
Repentinamente, Dylan, se abalanzó hacia Thomas y empezó a besarlo por toda la cara. Los pequeños picos que depositaba en la cara de Thomas, causaban cosquillas en la suave piel blanca del rubio; haciendo que empezar a reír.

Una vez que paró Dylan de consentir a su novio, decidió hablar; separándose para crear una distancia específica para hablar.